Una mirada a nuestros documentos: me he llevado sorpresas al buscar en ellos el tema del cuidado : en las Constituciones de 1982 sólo aparece una vez ( “cuidado razonable de su salud para poder servir mejor”(87), aunque yo añado por mi cuenta una, cambiando el verbo sostener por cuidar : “Noscuidamos mutuamente a lo largo de toda nuestra vida” (36). En las de 1815 aparece nada menos que 65 veces, casi siempre con el sentido de “poner atención en algo”. Subrayo tres textos que me han sacudido bastante: poner cuidado al despertarme de que lo primero sea levantar el corazón a Dios (78), en vez de dedicar un pensamiento furibundo al despertador. “Cuidar la moderación en el trabajo” y tratar de vivir ese equilibrio entre cuidado yabandono al que hace referencia el 167: a más cuidado de la Sociedad por nuestra salud, más abandono por nuestra parte para dejarnos cuidar . Termino recordando las siete veces que aparece el tema del cuidado , todas preciosas.
Una observación: “¡ Cuídate !” se ha convertido en la forma de despedida más frecuente. Al principio me parecía una manera de evitar el “A-Dios” de toda la vida, pero me estoy acostumbrando a recibirla como un recuerdo de ese “cuidado razonable para servir mejor…”
Una constatación : me gusta que me cuiden pero si siento que “se pasan” en los cuidados (recomendaciones, atenciones, consejos…), me asalta el deseo violento de que “me dejen en paz”. Tendré que trabajarme esto por si me llegan tiempos de dependencia.
Una perplejidad: ¿Cómo encontrar el punto justo entre el cuidado y aquello de san Juan de la Cruz : “ dejando mi cuidado entre las azucenas olvidado”? O lo de una de sus cartas: “Déjese y huélguese. ¿Quién es ella para tener cuidado de sí? ¡Buena se pararía!”. Seguro que las que conocimos a la madre Sánchez de Alba recordamos aquello de: “Hermanitas, no han venido ustedes al convento para demostrar lo que puede durar una monja bien cuidada…”. O sea que a esto del cuidado/des-cuido hay que aprender a cogerle el punto.
Una referencia evangélica: en la parábola del samaritano éste se despide así del posadero al que ha confiado al herido: “ Cuida de él…” . Creo que es una encomienda que hoy recibimos abarcando a toda la creación y nos sigue estando dirigida con muy intensa gravedad.
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