Sunday, June 22, 2014

LECTURAS PARA EL DÍA DE HOY



PRIMERA LECTURA
Deuteronomio: 8, 2-3. 14-16
Te di un alimento que ni tú ni tus padres conocían. La primera lectura, sacada del Libro de Deuteronomio, nos lleva al desierto, porque el desierto ayuda a vivir con intensidad, ayuda a vivir el momento presente, ayuda a dar sentido a nuestra sed, nos recuerda nuestras carencias y nos encamina a la interminable sorpresa que da la búsqueda de un sustento gratuito capaz de saciar nuestra hambre de lo auténtico.
En aquel tiempo, habló Moisés al pueblo y le dijo: "Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto, para afligirte, para ponerte a prueba y conocer si ibas a guardar sus mandamientos o no. Él te afligió, haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que ni tú ni tus padres conocían, para enseñarte que no sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios. No sea que te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto y de la esclavitud; que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, lleno de serpientes y alacranes; que en una tierra árida hizo brotar para ti agua de la roca más dura, y que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres".

Palabra de  Dios

SALMO
SALMO RESPONSORIAL
SALMO 147
El salmo 147 del salterio judío corresponde a dos del salterio cristiano, tras la Vulgata: el 146 y el 147. Nosotros hoy recitamos “nuestro” 147 que se inicia en el versículo 12 del 147 judío. El texto exalta al Señor, Dios, al Salvador de Israel. Qué manifestó todo su poder en la creación y su amor y ternura al favorecer a los pobres y a los humildes. Ese poder y amor, para nosotros, está representado en el gran milagro que es la permanencia de Cristo en el Sacramento del Pan y el Vino santos.

R.- GLORIFICA AL SEÑOR, JERUSALÉN

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.-


Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra, y
su palabra corre veloz. R.-


Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así, ni
les dio a conocer sus mandatos. R.



SEGUNDA LECTURA
1 Corintios: 10, 16-17
El pan es uno y los que comemos de ese pan formamos un solo cuerpo. Y el punto de unión de la primera lectura con la segunda, que procede de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios es éste: "El Cáliz de nuestra acción de gracias". Porque comer el mismo pan y beber el mismo vino en la Eucaristía compromete a una sólida comunión, no sólo superficial durante la liturgia, sino auténtica en nuestra propia vida.
Hermanos: El cáliz de la bendición con el que damos gracias, ¿no nos une a Cristo por medio de su sangre? Y el pan que partimos, ¿no nos une a Cristo por medio de su cuerpo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque todos comemos del mismo pan.
Palabra de Dios

EVANGELIO
San Juan: 6, 51-58
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.En el Evangelio que oiremos ahora procede del Capítulo Sexto del Apóstol San Juan: Jesús se proclama sin rodeos que es el Pan Vivo bajado del cielo y es lo que produce en nosotros la vida eterna. Por eso la Eucaristía es la celebración de la vida, y así la comunidad cristiana que se congrega para celebrarla se acerca a un Dios próximo y lleno de amor y recibe la seguridad de sentirse amada, perdonada, purificada y feliz.
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida".
Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?"
Jesús les dijo: "Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por Él, así también el que me come vivirá por mí.
Éste es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre".
Palabra del Señor


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