Sunday, June 22, 2014

DIOS RUNNER Por Pedro Juan Díaz


1.- Dios pasea habitualmente por nuestras calles. Y es una experiencia gozosa y maravillosa el poder darse cuenta de ello. Ya Jesús nos hizo conocer a un Dios que rondaba los caminos, las periferias, y que encontraba a las gentes más alejadas y castigadas por la vida y de ellas se hacía amigo y compañero de viaje. Y era mucha la gente que le seguía y le acompañaba en aquellas primeras “procesiones”. En esta fiesta del Corpus, Dios paseará de nuevo por nuestras calles. ¿Cómo se las encontrará? ¿Nos encontrará a nosotros? ¿En qué actitud?


2.- Este comportamiento de Jesús nos hace conocer a un Dios que es caminante. Quizá hoy lo llamaríamos “Dios-runner”, ya que está tan de moda eso de “hacer running”, lo que toda la vida se ha llamado salir a correr o a andar. Pero el ejemplo nos vale para caer en la cuenta de esta actitud de Dios que vemos en Jesús de salir por los caminos a encontrarse con la gente. Para andar el camino hemos de estar preparados. Nuestro corazón ha de “entrenarse” para poder reconocer a ese Dios caminante. Si no, es posible que pase por nuestro lado y ni le veamos. Por eso nos dejó el mejor de los isotónicos: “Yo soy el pan vivo… el que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él… y vivirá para siempre”. Sin él, seguramente nos deshidrataremos.



3.- Con el corazón preparado y los ojos bien abiertos comenzaremos a reconocer a Dios en gestos tan sencillos como los que me comentaba un amigo, Josan, que está de cooperante con una ONGD de la familia Claretiana en la República Democrática del Congo. Decía en una entrevista que le hicieron: “Lejos de realizar grandes hazañas, se podría decir que no hago nada. Hablo con alguien, le ofrezco mi sonrisa, le escucho, abrazo a un niño, le doy la mano. En un país en el que el afecto cercano y sincero es un bien escaso, me parece necesario volcarse en lo que pasa desapercibido. Tocar de cerca, escuchar, experimentar, aporta una perspectiva diferente. Y eso hago. Convivo con los invisibles del mundo, esos que no cuentan para casi nadie”. Me recordaba este testimonio a que la Biblia está llena de gestos y detalles de Jesús de este tipo: “le tocó”, “le miró con cariño”, “le besó”, “le dijo”… Son los gestos del amor.



4.- El gran signo del Amor de Dios para con nosotros es la Eucaristía. Él se quedó para siempre en el Pan y el Vino, que son su Cuerpo y su Sangre, sacramento de su entrega por amor, por cada uno de nosotros. De la misma manera se ha quedado el Señor también en los más pobres. Por eso la fiesta de la Eucaristía es también la fiesta del Amor a los pobres, la fiesta de Caritas. Hablar de Caritas hoy no es hablar solo de un grupo de voluntarios, sino que es hablar de algo que somos todos. Un cristiano no puede ser cristiano sin caridad. Una parroquia no puede ser parroquia de verdad sin amor entre las personas. Un mundo no puede vivir y desarrollarse sin unas relaciones fraternas entre las personas que lo habitan. Caritas somos todos, toda la parroquia, toda la Iglesia. “Porque si uno dice que ama a Dios, a quien no ve, y no ama a su hermano, a quien ve, miente”.



5.- Hablar de Caritas hoy no es hablar de un grupo que da alimentos a los pobres, sino de una comunidad cristiana que SE DA a los pobres, se entrega por ellos. Hablar de Caritas no es hablar de la ONG de la Iglesia, es hablar del CORAZÓN de la Iglesia. Y no podemos vivir sin corazón. Caritas es el AMOR DE DIOS con mayúsculas. La fiesta del Corpus nos invita a ser y sentirnos todos Caritas, a ser y vivir desde el amor en toda ocasión y momento. Así podremos reconocer a Dios que pasea por nuestras calles, que se sienta en nuestras reuniones, que comparte nuestras conversaciones, que nos acompaña en el camino, que nos llena el corazón y nos da fuerzas para amar con la misma intensidad con la que nos sentimos amados por Él.



6.- El Papa Francisco nos hace una propuesta en este sentido. Nos invita a mirar la realidad “con los ojos de Dios” y desde el lado de los pobres. Desde ahí, Caritas nos propone hoy “crear espacios de esperanza”. “No os dejéis robar la esperanza”, dice el Papa en su escrito sobre “la alegría del Evangelio”. Y eso se puede hacer cuidando ciertas actitudes, como por ejemplo:


-- Cuando respondemos con gestos sencillos y cotidianos de solidaridad ante las necesidades de los hermanos y cambiamos nuestros hábitos alimentarios evitando el desperdicio de alimentos.


-- Cuando reconocemos la función social de la propiedad, el destino universal de los bienes y defendemos los derechos de los más pobres aún a costa de renunciar los más favorecidos a algunos de sus derechos.


-- Cuando creamos una nueva mentalidad que nos lleva a pensar en términos de comunidad y a dar prioridad a la vida de todos sobre la apropiación indebida de los bienes por parte de algunos.


-- Cuando contribuimos a una economía al servicio del ser humano, no del dinero y el mercado, y rechazamos y denunciamos la economía de la exclusión y del descarte que mata.


-- Cuando apostamos por los más débiles, promovemos el desarrollo integral de los pobres y cooperamos para resolver las causas estructurales de la pobreza.



Estas cosas están a nuestro alcance. Quizá no dependan solo de nuestras propias fuerzas. Por eso estamos aquí, en la Eucaristía, ante “el pan vivo bajado del cielo”. Con Él seremos capaces de todo, incluso de “vivir sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir”

Betania

No comments: