Monday, October 06, 2014

La intervención de una pareja en el Sínodo: cómo acoger a los hijos homosexuales



Los australianos Ron y Mavis Pirola cuentan que en las familias se vive cotidianamente la tensión entre «la afirmación de la verdad» y la expresión de «compasión y misericordia». Cuentan la historia de sus amigos y de su hijo, que quiere llevar a su compañero a festejar la Navidad a casa: «Es nuestro hijo»

ANDREA TORNIELLICIUDAD DEL VATICANO
En el Aula nueva del Sínodo, en donde desde hoy por la mañana se discute sobre la familia, resonó esta tarde la voz de dos cónyuges australianos, Ron y Mavis Pirola, codirectores del Consejo Católico de Australia para el Matrimonio y la Familia. Fue evidente desde sus primeras palabras que la experiencia de las personas reales cambia la mirada, el enfoque con el que apreciar los problemas y los desafíos que la familia debe vivir concretamente, y con el que pasan a un segundo plano ciertas disquisiciones doctrinales.


Los cónyuges contaron que «poco a poco, nos dimos cuenta de que la única característica que distingue nuestra relación sacramental con respecto a cualquier otra buena relación centrada en Cristo es la intimidad sexual y que el matrimonio es un sacramento sexual que encuentra su máxima expresión en una relación sexual». «Nosotros creemos –añadieron– que hasta que las parejas casadas no lleguen a venerar la unión sexual como parte esencial de su espiritualidad será extremadamente difícil apreciar la belleza de esas enseñanzas como las de la encíclica “Humanae Vitae”. Necesitamos nuevas formas y lenguajes fácilmente reconocibles para tocar los corazones de las personas».


La «Iglesia doméstica» que representa la familia, continuaron los esposos, puede «ofrecer mucho a la Iglesia en su tarea evangelizadora. Por ejemplo, la Iglesia afronta constantemente la tensión de sostener la verdad incluso expresando compasión y misericordia. Las familias deben afrontar esta tensión en todo momento». La pareja australiana puso como ejemplo un caso que se relaciona con la homosexualidad. «Unos amigos nuestros estaban planeando su reunión familiar para Navidad, cuando su hijo gay les dijo que quería invitar a su compañero. Ellos creían profundamente en las enseñanzas de la Iglesia y sabían que a sus nietos les habría gustado ver que acogían a su hijo y a su compañero en la familia. Su respuesta podría ser resumida en tres palabras: “Es nuestro hijo”». Este, explicaron Ron y Mavis Pirola, es un «modelo de evangelización para las parroquias, puesto que responden a situaciones semejantes». El Papel de la Iglesia es el de «hacer conocer al mundo el amor de Dios».


«Una amiga nuestra, divorciada, dice que a veces no se siente plenamente acogida en su parroquia –continuaron. Para el resto de su parroquia ella debería ser un modelo de valentía y compromiso frente a las adversidades. De personas como ella aprendemos a reconocer que todos llevamos heridas internas en nuestra vida. Ser conscientes de nuestras heridas ayuda enormemente a reducir nuestra tendencia a juzgar a los demás, una actitud que representa un obstáculo para la evangelización».

Vatican Insider

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