Sunday, January 18, 2015

El “baby-cardenal” y el Papa “terremoto”


En el discurso de bienvenida que leyó Tagle en la Catedral de Manila se puede ver la fuente de las «afinidades electivas» entre el Papa argentino y el purpurado filipino

GIANNI VALENTE

La fe es el «tesoro» gracias al cual el pueblo filipino se levanta cada vez tras las tragedias que lo golpean. Y, en virtud de este tesoro, los filipinos reconocen a Papa Francisco no como una “estrella” intermitente de la caprichosa corriente mediática global, sino como el Sucesor de Pedro, la «roca» sobre la que «Cristo construye su Iglesia». Bastaron pocas frases y pocos minutos para que el cardenal Luis Antonio Tagle dejara ver, sin posturas preconfiguradas o consignas, la sintonía que tiene con el actual obispo de Roma.


En su saludo de bienvenida, leído con mucha emoción y conmoción al final de la misa celebrada esta mañana por el Papa en la Catedral de Manila, en compañía de los obispos, sacerdotes y religiosos de la Iglesia local, el cardenal con “cara de niño” no utilizó ninguno de los trabalenguas “bergoglianos” más usados en el idiolecto eclesiástico de los últimos tiempos. Habló como obispo sumergido en la vida y en la fe de su pueblo. Usando como hilo conductor de su breve intervención justamente el caso concreto de la Iglesia en el que se estaba celebrando la Misa.


La Catedral de Manila, sugirió Tagle, «puede ser considerada como un símbolo del pueblo filipino». En su no tan larga historia ha sido destruida muchas veces por incendios, terremotos y bombardeos, como el que la hizo saltar en pedazos en 1945, durante la batalla de liberación de los japoneses. La Catedral, indicó Tagle, «ha sido demolida muchas veces, pero se niega a desaparecer. Renace con valentía de sus ruinas, como el pueblo filipino», sacudido por sufrimientos y tragedias, pero también caracterizado por nuevos comienzos inimaginables. Para explicar el «secreto» de estos nuevos inicios, Tagle citó una frase del jesuita-patriota Horacio de la Costa, conocido por su participación en la campaña de liberación de los japoneses. Los filipinos, repetía el jesuita que falleció en 1977, «tienen dos tesoros: la música y la fe. Nuestras melodías hacen que se eleve nuestro espíritu por encima de la tragedia de la vida. Nuestra fe nos eleva siempre después de los incendios, de los terremotos, de las tragedias y de las guerras».



Ahora, mientras (una vez más) muchísimos filipinos están empezando a levantarse de los efectos de calamidades y conflictos, la visita del Papa, sugirió Tagle, llega para provocar saludables sacudidas en la Iglesia y en la sociedad del archipiélago. «Usted», dijo el cardenal, dirigiéndose a Bergoglio, «trae el fuego, no para destruir, sino para purificar. Usted trae el terremoto, no para devastar, sino para despertar». Después añadió las fórmulas evangélicas que desde siempre definen al Obispo de Roma en la Iglesia Católica: «Tú eres Pedro, la piedra sobre la cual Cristo construye su Iglesia. Tú eres Pedro, que viene para confirmar a tus hermanos y a tus hermanas en la fe». Con la visita del sucesor de Pedro, concluyó el cardenal filipino, «nosotros sabemos que Jesús renovará y reconstruirá Su Iglesia en Filipinas».


Es Cristo quien construye Su Iglesia sobre la roca de Pedro. Es Cristo, y no el Papa o los obispos, quien la repara y la renueva en el camino de la historia. Papa Francisco lo repite sin cesar. Y también Luis Antonio Tagle comunica esta certeza en su cotidiano trabajo de pastor de la metrópolis en la que nació. Esta común percepción es la fuente que alimenta la sintonía que existe entre el obispo de Roma y el cardenal filipino. Una proximidad auténtica, que la visita papal pone en evidencia. Pero que continuará viva y fecunda también cuando el Papa haya vuelto a Roma.

Vatican Insider

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