La entrevista durante el vuelo de regreso de Manila. El Papa cuenta un episodio que sucedió en Buenos Aires, cuando trataron de sobornarlo a cambio de fondos para los pobres. Indicó el ejemplo de la ideología de género como «colonización de los pueblos», citando las campañas de las dictaduras para adoctrinar. Anuncia viajes a África y a América Latina y vuelve a hablar sobre el ejemplo del puñetazo. Se refirió a los bajos índices de natalidad y también dijo que ser católicos no significa hacer hijos «como conejos». Narró además su conmoción ante los gestos de los filipinos. Y aconsejo un libro: «El dueño del mundo» de Benson
ANDREA TORNIELLIENVIADO EN EL VUELO MANILA-ROMACon lágrimas en los ojos, describió los gestos de los filipinos, que en estos días lo sorprendieron. A quien le preguntó que qué quería decir cuando habló de «colonización ideológica» de la familia, respondió con un ejemplo concreto que vivió en Argentina, cuando le propusieron que la condición para contar con ciertos financiamientos para las escuelas era la introducción de libros de texto con la teoría de género. Durante el diálogo con los periodistas al volver de Manila a Roma, Francisco volvió a hablar sobre la libertad de expresión y sobre las provocaciones, indicando que la violencia es injusta, pero invitando a usar la virtud humana de la prudencia. Al responder sobre el tema de la corrupción, recordó un episodio que vivió en primera persona. Anunció viajes a América Latina y a África en los próximos meses. Habló sobre los anticonceptivos y sobre la paternidad responsable, denunciando el nuevo malthusianismo, que pretende el control de los nacimientos, pero sobre el número de hijos en las familias dijo: «Hay quienes creen que para ser buenos católicos debemos ser como conejos». Al final de la conferencia de prensa, que duró más de una hora, Francisco felicitó por su cumpleaños a la vaticanista mexicana de Televisa, Valentina Alazraki, a quien le dio un regalo. Además hubo pastel para que todos los periodistas festejaran.
Lo que aprendí de los filipinos
«Los gestos me conmovieron, no fueron gestos protocolarios, sino sentidos: gestos del corazón. Casi hacen llorar (el Papa tenía los ojos llenos de lágrimas, ndr.). La fe, el amor, la familia, el futuro, en ese gesto de los papás cuando levantaban a los niños para que el Papa los bendijera. Levantaban a los niños, un gesto que en otras partes no se ve. Es como si dijeran: ‘Este es mi tesoro, este es mi futuro, por esto vale la pena trabajar y sufrir’. Un gesto original, brotado del corazón. La segunda cosa que me sorprendió mucho: un entusiasmo no falso: la alegría, la felicidad, la capacidad de hacer fiesta. Incluso bajo el agua… Las mamás que cargaban a sus hijos enfermos… Muchos niños discapacitados, con discapacidades que pueden impresionar; no escondían a sus niños, los llevaban para que el papa los bendijera: «Este es mi niño, es así, pero es mío». Todas las mamás hacen esto, pero es la forma de hacerlo lo que me sorprendió… Un gesto de maternidad y de paternidad. Un pueblo que sabe sufrir, que es capaz de volver a levantarse y de seguir adelante.»
La pobreza en Manila y Colombo
«Los pobres son las víctimas de esta cultura del descarte. Hoy se descarta a las personas; me viene a la mente la imagen de las castas… En mi diócesis de Buenos Aires, estaba toda la zona nueva que se llama Portomadero, e inmediatamente después comenzaban las villas miseria. En la primera parte hay 26 restaurantes de lujo, de esta parte hay hambre. Una pegada a la otra. Nosotros tendremos la tendencia de acostumbrarnos a esto… Aquí estamos nosotros, allá están los descartados. Esta es la pobreza y la Iglesia debe dar cada vez más el ejemplo al rechazar cualquier mundanidad. Para nosotros los consagrados, los obispos, los sacerdotes, las monjas, los laicos el pecado más grave es la mundanidad. Es muy feo ver un consagrado, un hombre de Iglesia, una monja mundanos. Esta no es la vía de Jesús, la Iglesia de Jesús. Es una ONG que se llama Iglesia, es otra cosa. La Iglesia es Cristo muerto y resucitado por nuestra salvación, y el testimonio de los cristianos que siguen a Cristo. A veces nosotros los sacerdotes o laicos escandalizamos; es difícil la vía de Jesús. Es cierto, la Iglesia debe despojarse. En cuanto al terrorismo de estado, no he pensado, usted me hizo pensar que también este descarte puede ser terrorismo de estado. De verdad no son caricias: es como decir: ‘No, tú no, fuera…’. Aquí, en Roma, un vagabundo tenía dolor de estómago y cuando iba al hospital le daban una aspirina. Él fue a ver a un sacerdote, que lo vio, se conmovió y dijo: ‘Yo te llevo al hospital, pero cuando yo empiece a explicar lo que tienes, haz como que te desmayas’. Y así, se cayó, un artista, lo hizo bien… Tenía una peritonitis. Y este, si iba solo, lo iban a descartar y se iba a morir. Ese párroco era listo y ayudó bien, estaba lejos de la mundanidad. ¿Se puede pensar que esto es un terrorismo? Se puede pensar…»
La colonziación ideológica de la familia
«Pondré solo el ejemplo que yo he visto. Hace veinte años, en 1995, una ministra de educación pública había pedido un préstamo fuerte para construir escuelas para los pobres (en las zonas rurales, ndr.). Le concedieron el préstamo bajo la condición de que en las escuelas hubiera un buen libro para los niños de cierto nivel. Un libro escolar, preparado bien didácticamente, en el que se enseñaba la teoría de género. Esta mujer necesitaba el dinero y esa era la condición… Ella, lista, dijo que sí, y mandó hacer otro libro (el segundo con una orientación teórica diferente, y los dos textos fueron distribuidos juntos, ndr.). Esta es la colonización ideológica: entran a un pueblo sin tener nada que ver con ese pueblo, o solo con grupos de ese pueblo, pero no con el pueblo, y lo colonizan con una idea que quiere cambiar una mentalidad o una estructura. Durante el Sínodo, los obispos africanos se quejaban del hecho de que ciertos préstamos son concedidos bajo ciertas condiciones. Se aprovechan de las necesidades de un pueblo como oportunidad para entrar y hacerse fuertes con los niños. Pero no es ninguna novedad. Lo mismo hicieron las dictaduras del siglo pasado, entraron con sus doctrinas: piensen en la juventud hitleriana… El pueblo no debe perder su libertad, cada pueblo tiene su cultura, su historia. Cuando los imperios colonizadores imponen ideas, tratan de hacer que los pueblos pierdan su identidad… Cada pueblo debe conservar la propia identidad sin ser colonizado ideológicamente. Hay un libro, escrito en Londres en 1903, es ‘El dueño del mundo’, el autor es Benson: se los aconsejo, léanlo y entenderán bien lo que quiero decir.»
Apertura a la vida
«La apertura a la vida es condición para el sacramento del matrimonio. Pablo VI estudió esto: cómo hacer para ayudar, muchos casos, muchos problemas… muchos problemas que tocan el amor de la familia. Pero había algo más, el rechazo de Pablo VI (en la encíclica ‘Humanae vitae’, que decía no a la anticoncepción, ndr.) no se relacionaba solo con casos personales: les dijo a los confesores que fueran comprensivos y misericordiosos. Él veía el neo-malthusianismo universal que buscaban un control de los nacimientos por parte de las potencias: menos del uno por ciento de los nacimientos en Italia, lo mismo en España. Esto no significa que el cristiano deba tener hijos en serie. Regañé a una mujer que se encontraba en el octavo embarazo y había tenido siete cesáreas: ‘¿Quiere dejar huérfanos a sus hijos? No hay que tentar a Dios…’ Pero, quería decir que Pablo VI era un profeta.»
Sobre la anticoncepción
«Yo creo que el número de tres hijos por familia, según lo que dicen los técnicos, es el número importante para mantener a la población. La palabra clava para responder es la paternidad responsable, y cada persona, en el diálogo con su pastor, busca cómo llevar a cabo esa paternidad… Perdonen, pero hay algunos que creen que para ser buenos católicos debemos ser como conejos, ¿no? Paternidad responsable: por esto en la Iglesia hay grupos matrimoniales; los expertos en estas cuestiones, y hay pastores. Yo conozco muchas vías lícitas, que han ayudado en esto. Y otra cosa: para la gente más pobre, el hijo es un tesoro; es cierto que hay que ser prudentes, pero el hijo es un tesoro. Paternidad responsable, pero también considerar la generosidad de ese papá o de esa mamá que ve en el hijo o en la hija un tesoro.»
«Yo creo que el número de tres hijos por familia, según lo que dicen los técnicos, es el número importante para mantener a la población. La palabra clava para responder es la paternidad responsable, y cada persona, en el diálogo con su pastor, busca cómo llevar a cabo esa paternidad… Perdonen, pero hay algunos que creen que para ser buenos católicos debemos ser como conejos, ¿no? Paternidad responsable: por esto en la Iglesia hay grupos matrimoniales; los expertos en estas cuestiones, y hay pastores. Yo conozco muchas vías lícitas, que han ayudado en esto. Y otra cosa: para la gente más pobre, el hijo es un tesoro; es cierto que hay que ser prudentes, pero el hijo es un tesoro. Paternidad responsable, pero también considerar la generosidad de ese papá o de esa mamá que ve en el hijo o en la hija un tesoro.»
Libertad de expresión y reacciones frente a los insultos
«En teoría, podemos decir que una reacción violenta frente a una ofensa, a una provocación, no se debe hacer, no es buena. Podemos decir lo que el Evangelio dice, debemos poner la otra mejilla. En teoría, podemos decir que nosotros comprendemos la libertad de expresión. En teoría estamos de acuerdo. Pero somos humanos y existe la prudencia, que es una virtud humana de la convivencia humana. Yo no puedo provocar, insultar a una persona constantemente, porque corro el riesgo de hacerla enojar, corro el riesgo de recibir una reacción injusta. Pero es humano. Digo que la libertad de expresión debe tomar en cuenta la realidad humana, y por esto debe ser prudente; una forma de decir que debe de ser educada. La prudencia es la virtud humana que regula nuestras relaciones. Una reacción violenta es mala siempre. Pero detengámonos un poco, porque somos humanos, corremos el riesgo de provocar a los demás. Por esto, la libertad debe ir acompañada por la prudencia.»
Próximos viajes a África, América Latina y Estados Unidos
«África: el plan es ir a la República Centroafricana y a Uganda. Creo que será hacia fines del año. Tiene un poco de retraso este viaje, porque estuvo el problema del Ébola. Es una gran responsabilidad hacer grandes reuniones por el riesgo del contagio. Pero en estos dos países, no hay problema. Estados Unidos: las tres ciudades son Filadelfia, para el encuentro con las Familias, Nueva York, para la visita a la ONU, y Washington. Ir a California para la canonización de Junípero Serra me gustaría, pero creo que va a ser un problema de tiempo, se necesitan dos días más. Yo creo que voy a hacer la canonización en Washington; es una figura nacional. Entrar a los Estados Unidos por la frontera de México sería una cosa hermosa, como signo de hermandad, paro ir a México sin visitar a la Virgen (de Guadalupe, ndr.) sería un drama… Creo que van a ser estas tres las ciudades estadounidenses. Los países latinoamericanos previstos para este año son: Ecuador, Bolivia y Paraguar. El año que viene, si Dios quiere, iré a Chile, Argentina y Uruguay.»
La corrupción política…
«La corrupción hoy en el mundo está a la orden del día, y la actitud corrupta anida fácilmente en las instituciones, porque una institución tiene muchos roles, jefes y vicejefes… la corrupción es quitar al pueblo. La persona corrupta que hace negocios corruptos o gobierna corruptamente o que va a asociarse con otros para hacer un negocio corrupto, roba al pueblo. Las víctimas son los que viven en la pobreza… La corrupción no está encerrada en sí misma: va y mata. Hoy la corrupción es un problema mundial. En 2001 le pregunté al jefe del gabinete del presidente de ese momento: ‘Dígame, de la ayuda que ustedes envían al interior del país (tanto contenedores como la ayuda alimentaria y los vestidos), ¿cuánta llega a su destino?’. Inmediatamente este hombre, que era limpio, me dijo: ‘El 35%’. Era 2001, en mi patria.»
Y la corrupción en la Iglesia…
«Cuando hablo de Iglesia, me gusta hablar de bautizados, de fieles, y todos somos pecadores. Pero cuando hablamos de corrupción, hablamos de personas corruptas o de instituciones de la Iglesia que caen en la corrupción. Y hay casos, sí. Recuerdo una vez, en 1994, apenas nombrado obispo en el barrio de Flores, vinieron a verme dos funcionarios de un ministerio. Y me dijeron: ‘Usted tiene muchas necesidades con estos pobres… Nosotros podemos ayudar; si quiere, le podemos dar 400 mil pesos (eran 400 mil dólares)…’. Yo los escuchaba, porque cuando la oferta es tan grande hasta al santo tienta. Y luego me dijeron: ‘Para hacer esta donación, nosotros hacemos el depósito y luego usted nos da la mitad del dinero a nosotros’. En ese momento yo pensé qué hacer: o los insulto o les doy una patada en donde no pega el sol, o me hago el tonto. Me hice el tonto. Les respondí: ‘Pero, ¿saben que nosotros en el vicariato no tenemos cuenta? Tiene usted que depositarle al arzobispado, con el recibo’. Y se fueron. Pensé: ‘Si estos dos aterrizaron directamente si pedir pista (y este es un mal pensamiento) es porque algún otro había dicho que sí…’. Recordemos esto: ¡pecadores sí, corruptos nunca! Debemos pedir perdón por esos católicos, esos cristianos que escandalizan por sus corruptelas. Pero hay muchos santos y santos pecadores, no corruptos. Veamos a la Iglesia santa.»
Las mujeres en la Iglesia
«Cuando digo que es importante que las mujeres sean más consideradas en la Iglesia no es solo para darles una función, la secretaría de un dicasterio… no, sino para que nos digan cómo sienten y ven la realidad, porque ven desde una riqueza diferente, más grande.»
Vatican insider/RD
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