Monday, January 19, 2015

Francisco, los jóvenes y las nuevas tecnologías en Filipinas


El Papa toca el tema de la relación entre ls jóvenes y las nuevas tecnologías en un país en el que la edad promedio es de 23 años y en el que los adolescentes podrían sufrir de dependencia tecnológica

PAOLO AFFATATO

No hay que ser «jóvenes-museo», llenos de información recopilada en internet, sino «jóvenes sabios». Resonó fuerte el llamado del Papa a los jóvenes filipinos, en un país en el que la edad promedio es de 23 años, y en donde los jóvenes menores de 30 años representan más del 30% de los 100 millones que viven en él.


No es ninguna casualidad que, durante el encuentro con la juventud en la Universidad de Santo Tomás en Manila, uno de los estudiantes haya descrito al Papa la influencia del mundo de la red y de los teléfonos inteligentes en la vida de los jóvenes. Los filipinos de hoy son presentados como personas que dependen de los teléfonos y de las nuevas tecnologías. Más del 60% de los habitantes de Filipinas posee un teléfono inteligente y la nación, con más de mil millones de sms enviados cada día, es reconocida como la «capital mundial de los sms». Estudios recientes han demostrado que el uso masivo de estos mensajes de texto fue determinante incluso en la revolución popular no violenta de 2001, que llevó a millones de personas a las calles para convencer al presidente Estrada de que abandonara el poder.


En particular, los jóvenes «nativos digitales» son «tan apasionados y se aferran tanto a las nuevas tecnologías como para llegar al límite de la dependencia», indicó Joel Baylon, Presidente de la Comisión para los jóvenes de la Conferencia Episcopal de Filipinas. Teléfonos, sms, internet, redes sociales, blogs, chats «son parte integral de la cultura juvenil en las Filipinas y los nuevos medios de comunicación han asumido notable relevancia social, política y cultural, pero también en el campo de la religión de la fe», explicó. Por ello, provocatoriamente, la Iglesia ha pedido a los jóvenes católicos de Filipinas, en ocasión de la Cuaresma, que ayunaran de internet, de los teléfonos y de los sms. Hay que decir que en el país las nuevas tecnologías son usadas también para la evangelización: existen muchos servicios de sms que envían meditaciones religiosas, palabras del Evangelio y oraciones. Se ocupa de ello la Comisión episcopal para las Comunicaciones sociales. Y los obispos han invitado en varias ocasiones a los jóvenes a convertirse en «cyber-misioneros», sobre todo entre los demás jóvenes.


El universo juvenil tiene una presencia determinante en el continente asiático, a menudo definido como el continente de los jóvenes. Según los datos del Us Census Bureau, hay tres mil millones de personas menores de 25 años, y el 60% vive en Asia. En conjunto, casi la mitad de la población asiática (más de 4 mil millones de personas) tiene menos de 25 años. Los jóvenes de muchísimos países asiáticos (India, Vietnam, Malasia, Filipinas y otros) demuestran vitalidad y fuerza organizativa fuera de lo común, y muchas veces esto se demuestra a nivel religioso, como se pudo apreciar en grandes encuentros como la Jornada Mundial de las Juventud. Los jóvenes asiáticos (y Filipinas son un clarísimo ejemplo) parecen estar decididos a convertirse en protagonistas de su futuro, aprovechando de la mejor manera posible las potencialidades de las nuevas tecnologías. Los «nuevos medios» han demostrado ser enormemente eficaces como instrumentos para determinar la vida de un país. Son los medios con los que los jóvenes vuelven a ser verdaderamente «significativos», pues pueden encontrar espacios para expresar ideas y reivindicar valores como la justicia, la paz y la transparencia.


Consciente de esto, la Iglesia católica muestra una profunda atención por Asia y por su inmensa realidad juvenil. Lo que el Papa recordó hoy a los jóvenes filipinos es que solo «Cristo llena, ilumina y calienta los corazones»: la sabiduría de Jesús da esa «plenitud de vida» que, como afirma la «Evangelii gaudium», puede llenar de felicidad a los jóvenes para llevar a Jesús «a cada calle, a cada plaza, a cada rincón de la tierra asiática».


Si la población juvenil católica en las Filipinas asiste regularmente a la misa dominical y a las actividades de las parroquias y asociaciones (el 63%; dato que contrasta con los de los países europeos de antigua tradición cristiana), también es cierto que los jóvenes filipinos corren el riesgo de estar «conectados con sus celulares, pero desconectados de la realidad», como indicó un reciente estudio de la Comisión episcopal para los jóvenes. Por ello, las formas para involucrar y anunciar el Evangelio a los jóvenes se ocupan necesariamente del aspecto humano de las relaciones. Y justamente por ello son principalmente jóvenes los voluntarios involucrados, con enorme éxito, en el proyecto nacional «Gawad Kalinga» («Cuidar») de la Iglesia filipina: un programa de ayuda, cercanía y para compartir con las familias pobres, que pretende enseñarlas a ser autosuficientes.

Vatican Insider

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