Hoy, 30 de abril, la iglesia recuerda a LA BEATA MARÍA DE LA ENCARNACIÓN - MARÍA GUYART, nombre de familia - quien muriera santamente en un día como hoy del año 1672 en Québec, Canadá. Nacida en Tours, Francia en 1599, fue religiosa ursulina y fundadora del Monasterio de las Ursulinas en Québec. Mujer de acción y mística, es llamada la Madre de la Iglesia Canadiense. En el año 1980, el Papa Juan Pablo II la declaró Beata.Unidos pues a las iglesias de Francia y Canadá brindemos nuestro caluroso aplauso a la Beata María de La Encarnación Guyart.
Meditación
QUERIDA BEATA MARIA DE LA ENCARNACIÓN: tu admirable historia comienza cuando eras una joven esposa y madre que fue sometida a una dura prueba: con solo 20 años de edad, quedaste viuda, sola con tu hijo y tu anciano padre. La empresa textil que heredaste estaba al borde del fracaso. Ante esta difícil situación pensaste en volverte a casar. Pero un acontecimiento inesperado cambió tu vida: un día mientras participabas a la misa, tuviste una visión de la sangre de Cristo. Desde ese momento Jesús se convirtió en el centro de tu vida. Pensaste entonces en consagrarte completamente a Él, y así decidiste entrar en la congregación de las Ursulinas. Allí te dieron el nombre de María de la Encarnación. Tu cuerpo estaba en el monasterio pero tu espíritu volaba lejos, a las misiones. Empezaste así a mantener correspondencia con los padres jesuitas del Canadá y con Madame de la Peltrie, una viuda que tenía el deseo de fundar en Québec un convento para la educación de las niñas. Convencida de que este era tu destino partiste hacia las misiones en la "Nueva Francia", en Canadá. Desembarcaste junto con tus compañeras en Québec que entonces era un pequeño poblado de 300 habitantes, la mayoría cazadores y comerciantes. Hiciste construir un convento y mientras tanto fueron llegando otras religiosas a ayudarte. Escribiste las reglas y constituciones y aprendiste sin salir del convento, los dialectos indígenas. Tu objetivo era educar en la fe a los hijos de los colonos y de los nativos. A ellos ofreciste alimento, educación y asistencia. Afrontaste esta gran tarea con valentía y gran sentido practico, enfrentando con coraje todas las dificultades de un ambiente distinto y hostil, llevando una vida sencilla, iluminada por el evangelio.
Radio Vaticano
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