Wednesday, July 01, 2009

El sexo de los clérigos y el ‘Año sacerdotal’. E. Bande Rodríguez

Ya casi no hay memoria de tiempos en los que la Iglesia Católica haya sufrido desafíos tan ásperos como los de los últimos años.

Martes 30 de junio de 2009.


Es cierto que lo que hoy sucede no tiene la profundidad de un cisma. No es un problema teológico ni dogmático, sino moral. Tampoco tiene el fervor revisionista en la interpretación de los evangelios que desembocó en la ideología de la liberación.


Se trata de violaciones de una obligación que no es materia dogmática pero sí de continua perturbación: ‘el sexo de los clérigos’. Los problemas de la multitud de los sacerdotes nunca fueron dogmáticos o de creencias, sino morales fruto de una tendencia deformada. Los problemas delicados que hoy alejan a muchos del seno de la Iglesia son los delitos de pedofilia.


En diciembre del año 2002 provocaron renuncias de quienes ocultaron a Roma problemas de este tipo. El caso de la descendencia del arzobispo Fernández Lugo, caso que reabrió el debate sobre el celibato sacerdotal, dado que no siempre los curas tuvieron prohibido casarse. La Iglesia oficial hace que no se entera y mira para otro lado.


Ya en 1990 el presidente del Episcopado argentino, cardenal Raúl Primatesta, escribió: ‘Veo con pena que en general tengan ustedes una visión bastante alienada y timorata. No saben lo que piensa y siente la gente de hoy: la iglesia es el pueblo de Dios y ustedes lo saben pero en el fondo siguen pensando que la iglesia son ustedes’. Si bien Jesús optó por el celibato, no lo impuso a sus apóstoles, entre los que había casados y solteros: el celibato es un don, un carisma, no un mandamiento divino y nada impide sentir la vocación sacerdotal si se está privado de este carisma. Durante los primeros diez siglos, los clerigos no tenían prohibido el matrimonio.
San Pedro y otros seis papas vivieron el matrimonio, y dicen que papas fueron hijos de otros papas o de miembros cualificados de la Iglesia. En el año 1076, Gregorio VII impuso el celibato.


El celibato es un carisma pero también un modo y un medio para evitar que los bienes de los sacerdotes fueran heredados por sus hijos.


En 1123, el Concilio de Letrán decretó la invalidez del matrimonio de los clérigos. Por eso hoy, en este ‘Año Sacer dotal’ inaugurado por Benedicto XVI el 19 de junio del 2009, tenemos que preguntarnos: ¿cuál es el sentido del celibato? Se teme que el placer distraiga de la oración y de la relación con Dios. Es cierto que tenemos que reavivar el carisma que hay en nosotros y ser fieles a Cristo, fidelidad sacerdotal, pero no olvidemos que el celibato obligatorio suele desanimar algunas vocaciones y provoca defecciones en el clero.


Pablo VI alentó los clamores de modernización del Concilio Vaticano II.. Analizó las objeciones en la Encíclica ‘Sacerdotalis Celibatus’ de 1967 y allí se preguntó si no sería el momento de abolir el vínculo que en la Iglesia tiene el sacerdocio con el celibato.


Esto confieso públicamente que no lo escribo para justificar mis fallos en estas y en otras materias, sino para contribuir a que la Iglesia actual se ponga en el camino del futuro que tiene que ser un camino de carismas libremente elegidos y vividos con plena fidelidad a las normas de la Iglesia, que deben de estar de acuerdo con los tiempos.


Por ello en el ‘Año Sacerdotal’ que termina de inaugurar Benedicto XVI, la ‘Iglesia Oficial’ debe repensar muchos de sus planteamientos, sobre todo la crisis moral que hoy afecta al clero en Estados Unidos e Irlanda... y aleja a muchos fieles de la iglesia.


MOCEOP

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