RD/Ep).-El doctor en Astrofísica, licenciado en Filosofía y Teología y sacerdote jesuita, Manuel María, afirmó hoy que la Sábana Santa de Turín "es una pieza única en la arqueología que no tiene una explicación inmediata de cómo se formó ya que no tenemos otra pieza para compararla". María realizó estas aseveraciones en su ponencia 'Valoración de las nuevas teorías sobre la formación de la imagen sindónica y sus posibles implicaciones', dentro del curso "Aportaciones científicas al estudio de la Sábana Santa de Turín y del Santo Sudario en Oviedo en el Siglo XXI", coordinado por Julio Marvizón dentro del marco de los Cursos de Verano de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) que se celebran en Carmona.
El jesuita hizo un repaso a todas las hipótesis 'de ciencia ficción' que habían surgido a lo largo del siglo XX con la famosa pieza de lino que supuestamente lleva impregnada la imagen de Jesucristo. Antes de realizar un análisis exhaustivo de las diversas teorías, recalcó que "el famoso lino no lleva colorantes líquidos, sólidos o fluorescencias".
Descartó la idea de que la Sábana Santa fuese alterada artificialmente "por cualquier pintor o primitivo fotógrafo del siglo XV", ya que, según María, "o están locos los que afirman esto o tienen la intención de echar abajo las investigaciones científicas, o bien vinieron los extraterrestres y realizaron una obra magnífica".
Respecto a los procesos naturales, dijo que "si se hubiese impregnado completamente al cuerpo, al retirar la sábana de la cara se ensancharía al expandirla", además de incidir en que "la imagen muestra zonas con muchos detalles, algo que se podría explicar siguiendo un proceso biológico en el que compuestos orgánicos podrían reaccionar con algún vapor cadavérico".
Especialmente incisivo estuvo con las corrientes "más propias del cine que de la física". Echó por tierra los planteamientos que decían que el cuerpo de Jesucristo tuvo un proceso de radiación en el momento de la Resurrección, de explosión radioactiva o de cuerpo transparente, ya que si se hubieran producido algún tipo de explosión "no se explica que ni el Santo Sepulcro se destruyese ni la misma ciudad de Jerusalén, puesto que la energía liberada podría ser equivalente a una bomba de hidrógeno".
Para Marías, tras décadas de estudios del Santo Lienzo, el quid de la cuestión descansa sobre tres teorías combinadas: "la Resurrección de Cristo es un "modo nuevo de existir en otro espacio-tiempo diferente al que vivimos, por lo que no actúan sobre él ninguna fuerza gravitatoria para impregnar el lienzo"; la liberación de una mínima energía en ese paso natural tras la muerte en la que "la sábana va cayendo sobre el cuerpo, factor que podría explicar el porque de tantos detalles en una sábana que estuvo en permanente contacto con el cuerpo de Cristo; y la negación de cualquier teoría que habla sobre la desintegración del cuerpo "algo teológicamente inconcebible".
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