¡Qué difícil es no cobrar!
Dinero,
puestos,
recompensas,
regalos,
alabanzas,
admiración...
A veces, comisiones,
favores,
sobres...
Y otras,
impuestos,
tasas,
fotos para el recuerdo...
Se cobra casi siempre.
Las primeras veces
pasamos la factura con disimulo.
Después, cuando ya nos hemos avezado
y consolidado, que llega sin pensarlo,
hasta nos vanagloriamos de ello.
Y llega el despropósito:
los grandes emporios,
el ser exclusivos,
el prestigio,
la competencia,
el creernos dueños de casi todo...
Lo gratuito no tiene prestigio
y lo pequeño no cuenta con futuro.
Lo hemos comercializado todo...
Pero Tú, Jesús, ni cobrabas
ni acumulabas
ni eras avaricioso;
y avisaste del peligro.
Florentino Ulibarri
Dinero,
puestos,
recompensas,
regalos,
alabanzas,
admiración...
A veces, comisiones,
favores,
sobres...
Y otras,
impuestos,
tasas,
fotos para el recuerdo...
Se cobra casi siempre.
Las primeras veces
pasamos la factura con disimulo.
Después, cuando ya nos hemos avezado
y consolidado, que llega sin pensarlo,
hasta nos vanagloriamos de ello.
Y llega el despropósito:
los grandes emporios,
el ser exclusivos,
el prestigio,
la competencia,
el creernos dueños de casi todo...
Lo gratuito no tiene prestigio
y lo pequeño no cuenta con futuro.
Lo hemos comercializado todo...
Pero Tú, Jesús, ni cobrabas
ni acumulabas
ni eras avaricioso;
y avisaste del peligro.
Florentino Ulibarri
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