Los Magos eran hombres abiertos a una llamada
Hay niños que no tendrán ni unas zapatillas para no andar descalzos entre la basura
Unos magos de Oriente, porque no hay constancia de que fueran Reyes, ni siquiera que fueran tres, aunque así lo creemos por la simbología de los tres presentes: oro, incienso y mirra. Pero fuese como fuese, lo importante es que eran hombres de Dios, hombres abiertos a una llamada a la que siguen. Poniéndose en camino y escuchando su corazón llegan a Jerusalén donde preguntan: ¿dónde está el Rey de los judíos? Vigilantes han visto salir su estrella, la han seguido y ahí están para adorarle…
Esa estrella que ellos fueron capaces de seguir, y no tuvieron la exclusiva, salió e iluminó a todos los que estaban dispuestos a verla y seguirla. Lo hizo en su momento pero también lo sigue haciendo en el presente.
El problema que nos encontramos actualmente es que esa gran fiesta, la cual les lleva a encontrarse con un Dios sencillo y manifestado especialmente en los más humildes y pequeños, se ha convertido en nuestros días, en una fiesta folklórica, sin entender muy bien su significado, con una interpretación totalmente burguesa, asociando la Epifania al comercio y al dios dinero, donde los niños solo entienden de pedir y pedir hasta la saciedad a pesar del momento económico en el cual nos vemos inmersos, pero parece ser que eso es lo que impera en una sociedad donde se han perdido muchos de los valores, aunque afortunadamente, tampoco podemos generalizar.
Seamos capaces de enseñar a nuestros pequeños otra lectura de la vida y de este acontecimiento en concreto que hoy nos une, para que por lo menos sean conscientes y descubran que hay niños que no tendrán ni unas zapatillas para no andar descalzos entre la basura (su lugar de trabajo y vida).
No perdamos la estela de la estrella que nos guía. Que ella transforme nuestros corazones siendo capaces de vivir en la inseguridad, a la que tanto nos cuesta adaptarnos. Ahí tenemos el testimonio de unos misioneros que dejaron todo por lo que habían visto y oído….
Esa estrella que ellos fueron capaces de seguir, y no tuvieron la exclusiva, salió e iluminó a todos los que estaban dispuestos a verla y seguirla. Lo hizo en su momento pero también lo sigue haciendo en el presente.
El problema que nos encontramos actualmente es que esa gran fiesta, la cual les lleva a encontrarse con un Dios sencillo y manifestado especialmente en los más humildes y pequeños, se ha convertido en nuestros días, en una fiesta folklórica, sin entender muy bien su significado, con una interpretación totalmente burguesa, asociando la Epifania al comercio y al dios dinero, donde los niños solo entienden de pedir y pedir hasta la saciedad a pesar del momento económico en el cual nos vemos inmersos, pero parece ser que eso es lo que impera en una sociedad donde se han perdido muchos de los valores, aunque afortunadamente, tampoco podemos generalizar.
Seamos capaces de enseñar a nuestros pequeños otra lectura de la vida y de este acontecimiento en concreto que hoy nos une, para que por lo menos sean conscientes y descubran que hay niños que no tendrán ni unas zapatillas para no andar descalzos entre la basura (su lugar de trabajo y vida).
No perdamos la estela de la estrella que nos guía. Que ella transforme nuestros corazones siendo capaces de vivir en la inseguridad, a la que tanto nos cuesta adaptarnos. Ahí tenemos el testimonio de unos misioneros que dejaron todo por lo que habían visto y oído….
Ana Bou
Un minuto para el encuentro
RD
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