Sunday, January 01, 2012

Rezando con los refugiados de Colombia

Caracas, 1 de enero de 2012 – Cuando llegaron a Venezuela, Ana* y José* estaban perdidos. Notaban que las costumbres eran similares a las de su tierra, pero existían marcadas diferencias.

Unos amigos les ofrecieron trabajo durante varios meses y pronto se dieron cuenta que podían recibir protección y apoyo. Ana y José solicitaron el estatus de refugiado ante la Comisión Nacional para los Refugiados (CNR), solicitud que fue denegada.

"Ellos dijeron que no era suficiente porque el conflicto era generalizado en Colombia", comenta José. ¿Acaso no es temor fundado huir de este tipo de violencia?: "Tantos peligros a la vez: las bombas, los tiros, el reclutamiento de los hijos, los paramilitares y el mismo gobierno persiguiéndole a uno".

La CNR asume en sus respuestas negativas que los hechos a los que hace referencia el solicitante se encuentran enmarcados en la figura de Violencia Generalizada, figura que no se consagra dentro de las causales del artículo 5 de la Ley Orgánica de Refugiados y Refugiadas, Asilados y Asiladas (LORRAA). Por eso, cualquier caso que tenga esta característica tendrá una respuesta negativa, sin ser evaluado con toda la profundidad que ameritan este tipo de situaciones.

"El país está en guerra. Si a un campesino se lo llevan a la cárcel, uno se asusta; si a nuestros hijos se los lleva la guerrilla, uno se asusta. Una cosa sola no es fuerte pero cuatro y cinco juntas son muy fuertes", explica José. Las personas están realmente asustadas ante el clima de violencia generalizada que se vive en Colombia, y por esto buscan protección en el país vecino.

Reflexiones para la oración
Lo vivido por Ana y José es una muestra de las miles de historias de colombianos y colombianas que han tenido que cruzar la frontera internacional para conseguir protección. Protección que implica el comienzo de un largo y difícil camino para encontrar paz y dignidad. La falta de conocimiento sobre los derechos de los refugiados limita las posibilidades para que sean reconocidos como tales por parte del Estado receptor.

Estas personas continúan luchando en el nuevo país, trabajando y tratando de reconstruir sus proyectos de vida. El riesgo es que se agoten todas las vías administrativas y sean detenidos o deportados a su país, donde no existen las garantías necesarias para su retorno.

Como dice Ana: "Si, si... ellos creen que uno se asustó porque escuchó dos tiros al aire y ya, y por eso se vino... Una cosa es contarlo y otra vivir en carne propia una cosa de esas tan horribles".

Oremos para que estas familias tengan fortaleza y para que los Estados adopten las disposiciones necesarias que garanticen un mundo más inclusivo donde los refugiados puedan vivir con dignidad.

Minerva Vitti, encargada de comunicación del JRS LAC

*Los nombres han sido cambiados por razones de seguridad.

Únase a nosotros en la reflexión:



Lectura sugerida para la Oración
Mateo 2:13-15

La huida a Egipto

Después de marchar los Magos, el Ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al niño para matarlo". José se levantó; aquella misma noche tomó al niño y a su madre, y partió hacia Egipto, permaneciendo allí hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que había anunciado el Señor por boca del profeta: Llamé de Egipto a mi hijo.

JRS

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