Preeminencia del camarlengo, Bertone, y del decano, Sodano
A partir del día 28 comienza la "sede vacante" y el cónclave se celebrá entre 15 y 20 días después
La ausencia del Papa no conlleva el desgobierno en la Iglesia católica. Durante la «sede vacante» nadie ejercerá el poder espiritual del Santo Padre ni sus poderes administrativos, pero desde el momento en que Benedicto XVI abandone el Ministerio Petrino -el 28 de febrero- tres cuerpos administrarán la vida del cristianismo católico en todo el mundo.
En Roma, el Colegio cardenalicio mantendrá una reunión diaria en el que se adoptarán distintas decisiones relativas al gobierno de la Iglesia. La gestión de la reunión quedará a cargo del camarlengo -Tarcisio Bertone- y de tres cardenales electores escogidos por sorteo para turnos de tres días. El camarlengo es la versión vaticana del «kamerling» o ayudante de cámara de los reyes francos, que guarda los bienes durante la transición.
En el seno de la Curia romana sólo se mantiene en el cargo el vicesecretario de Estado -o «sustituto»-, el responsable de Asuntos Exteriores, los nuncios y los secretarios de los dicasterios -que gestionaran los asuntos de trámite-. Por otra parte los obispos de todo el mundo -la Curia diocesana- continuarán gobernando sus diócesis.
El cónclave
En el cónclave para la elección del Papa, que se celebrará probablemente entre quince y veinte días después del 28 de febrero, fecha de la renuncia de Benedicto XVI, participarán 120 cardenales del Colegio Cardenalicio vaticano. El cónclave se reúne habitualmente en la Capilla Sixtina dentro del complejo vaticano y empieza unos quince días después de producirse la vacante, aunque el Colegio Cardenalicio puede establecer otra fecha, que no debe exceder los veinte días. Ello supondría que el cónclave podría celebrarse a mediados de marzo. [Constitución Apostólica «Universi Dominici Gregis»]
Los prelados se alojan en el edificio denominado «Domus Sanctae Marthae» o residencia Santa Marta, mandado construir por Juan Pablo II en el interior de la Ciudad del Vaticano. Aunque los cardenales son trasladados de Santa Marta al Palacio Apostólico en autobús, su aislamiento es total y para ellos rigen las estrictas normas del secreto. Tienen prohibido mantener conversaciones telefónicas o correspondencia con el exterior, y los teléfonos celulares y la televisión están vetados en estos días.
Después de cada elección se queman las papeletas
En 2007 Benedicto XVI modificó las reglas para la elección de su sucesor, en concreto el sistema de mayorías que establece el texto de 1996 para la elección de Papa, pero dejó vigente todo lo demás. Así, para elegir al sucesor de Benedicto XVI será necesario obtener la mayoría de los dos tercios de los votos de los cardenales electores en todos los escrutinios .
En lo referente al nombre de los candidatos, debe figurar en la papeleta escrito con una caligrafía distinta a la particular de cada cardenal, y está prohibido a los electores desvelar a cualquier otra persona noticias sobre las votaciones, antes, durante y después de la designación del nuevo Papa. Después de cada elección se queman las papeletas. La tradición indica que los cardenales provoquen con paja seca o húmeda que el humo sea negro si no se ha elegido papa, o blanco si la votación ha dado como resultado la elección del nuevo pontífice: es la conocida «fumata negra o fumata blanca».
Una vez que el elegido «acepta su elección canónica» como Sumo Pontífice, el primero de los diáconos -cardenal Protodiácono- anuncia desde el balcón de la Basílica vaticana la elección del nuevo Papa con la tradicional fórmula: «Nuntio vobis gaudium mágnum: Habemus Papam!» y este último imparte la bendición «Urbi et Orbi».
Nuevo Papa para marzo
El Vaticano espera que el cónclave de cardenales, que todavía no ha sido convocado, elija al sucesor de Benedicto XVI en marzo, afirmó hoy el portavoz, Federico Lombardi. Lombardi señaló también que el Papa es muy consciente del paso que ha dado y que no han influido temas como los escándalos de curas pederastas.
(RD/Agencias)
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