Y nadie condenó a la mujer acusada de adulterio. El silencio de Jesús, absorto escribiendo en la arena del suelo, desconcertó a los que buscaban una trampa que acusara al Maestro. Sólo expresó que quien no tuviera pecado que tirara la primera piedra y nadie lanzó nada. Se fueron marchando todos los acusadores, comenzando por los más viejos. En fin, hemos llegado al Quinto Domingo de Cuaresma, el último antes del Domingo de Ramos que es ya el próximo. Y así comenzaremos la Semana Santa.
Betania
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