| Hoy, 25 de marzo, la Iglesia conmemora LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR, recordando el día en que el Arcángel Gabriel anunciara a María, el nacimiento de Jesucristo nuestro salvador. Este milagroso encuentro entre lo divino y lo humano, tuvo lugar en "el sexto mes" y constituye el punto luminoso más alto que une el cielo y la tierra. María de Nazaret, fue una humilde doncella, en estado virginal, comprometida con un hombre justo de la casa de David llamado José. Gabriel, es uno de los tres arcángeles de Dios, junto con Rafael y Miguel. Este hecho señala el inicio efectivo de la redención humana por medio de la encarnación del verbo, y su celebración se remonta al siglo VI. Es una de las primeras fiestas marianas. En la edad media se tenía este día como inicio del año civil. | ||
| Meditación | ||
Era el sexto mes, me encontraba en Nazaret, mi ciudad natal. Mi estado era virginal y estaba comprometida con José, un hombre de la familia de David. Fue entonces, que el ángel del Señor llamado Gabriel, entró en mi casa y me saludó con estas extrañas palabras: "Alégrate María llena eres de gracia, porque el Señor esta contigo." Al escuchar esto, me quedé completamente turbada. ¿Qué significaba este saludo? El ángel, comprendiendo mi turbación, me dijo: "No temas María, porque has encontrado gracia delante de Dios. Dios te ha mirado con benevolencia. Y mira, vas a concebir y dar a luz un hijo al que llamarás Jesús. Será grande y será llamado el Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David su padre y reinará para siempre sobre la casa de Jacob y su reino no tendrá fin". Comprendí entonces el significado del saludo y de la presencia del ángel Gabriel. Pero su propuesta me turbó aún más. Yo, no estaba desposada con ningún hombre ni menos había tenido relaciones con nadie. Pero vinieron a mi mente pasajes de la Biblia que con frecuencia había meditado. Recordé cuando el profeta Isaías dice: "Una Virgen concebirá y dará a luz un hijo, que se llamará Emmanuel, esto es, Dios con nosotros. Aún confundida, pero llena de la presencia de Dios, dije al ángel: ¿cómo se hará esto posible? Y el ángel me respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y la potencia del altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el que nacerá de ti será Santo y llamado Hijo de Dios". De mi corazón brotó una sola respuesta: "He aquí la sierva del Señor, que se haga en mí lo que tu has dicho". Y en ese instante, la eternidad entró en el tiempo.
Radio Vaticano
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