La Iglesia necesita un lavado de cara urgente
Ya se está pensando en la sustitución del
cardenal Rouco Varela
(Juan Pablo Somiedo).- La elección del Papa actual ha despertado enormes expectativas entre algunos sectores de la Iglesia, que esperan que implemente loscambios necesarios para que la institución entre con buen pie en el siglo XXI. El Papa Francisco, fue elegido por la mayoría de los cardenales del cónclave. Eligieron un programa y un perfil para llevarlo a cabo. Pero ¿por qué Jorge Bergoglio?
Principalmente por dos motivos. El primero es que los cardenales han comprendido que la Iglesia necesita un lavado de cara urgente, una purificación interna que fuera de la Iglesia pueda captarse clara y nítidamente. El segundo es que, de continuar por la misma senda, la Iglesia tendía con certeza en Europa a una iglesia de minorías en la que su peso social descendería notablemente y con ello su impacto e importancia social. Y esto supondría la imposibilidad de mantener la estructura actual. Bergoglio, aún no siendo el perfil progresista que se anuncia, tampoco forma parte del ala conservadora y ha permanecido alejado de los grupos de interés del Vaticano lo cual lo hace un buen candidato. El hecho de ser jesuita ha sido, por motivos que explicamos más abajo, un acicate.
En Roma por fin han comprendido que, pase lo que pase en África o Latinoamérica, no se pueden permitir el lujo de perder el viejo continente. Sólo quedaba la opción del cambio más o menos controlado. Y esta es precisamente la tarea del Papa Francisco. Hacer creíble a la Iglesia en la vieja Europa y el mundo occidental mediante una revolución controlada. Será un Papa latinoamericano de la joven iglesia, para tratar de salvar el fracaso de la vieja iglesia europea.
El primer paso para implementar esta estrategia no es otro que ir alejándose paulatinamente de los nuevos movimientos conservadores como el Opus Dei o los Kikos, centrados en el rigorismo moral y doctrinal, a favor de las tradicionales ordenes religiosas, más centradas en la problemática social, lo intelectual y la espiritualidad tradicional. Esto implica que esos movimientos vayan pasando a un segundo lugar y manteniendo un perfil bajo. Pero no va a ser fácil. Particularmente en España, donde esos movimientos tienen sus orígenes. El Papa Francisco lo sabe, pero también es consciente de que no cabe otra vía.
El segundo es establecer los mecanismos de control necesarios para supervisar tanto el nombramiento de nuevos obispos como la actuación de éstos en sus respectivas diócesis. La actuación de algunos prelados ha sido cuanto menos errónea y requiere establecer ciertas limitaciones en cuanto su capacidad para tomar ciertas decisiones como pueden ser los nombramientos de la curia o los rectores y formadores de los seminarios.
En el caso particular de España, ya se está pensando en la sustitución del Cardenal Rouco Varela, que se ha caracterizado por su apoyo a los nuevos movimientos conservadores que han empeorado sustancialmente la situación de la iglesia española. Durante la mayor crisis económica que ha conocido el país, aunque la labor de Cáritas esta siendo providencial y laudatoria, la Conferencia Episcopal no ha pasado de pronunciamientos teóricos que poca o nula resonancia han tenido en la opinión pública y que no han desembocado en un posicionamiento práctico. Por otro lado la cuestión del"sobrinísimo" promovido al obispado de Lugo y el escándalo de su sobrina en las páginas de una conocida revista han empeorado una imagen ya de por sí bastante enturbiada. De todas formas, habrá que esperar al próximo año, cuando termine su mandato en la Conferencia Episcopal Española.
Otra cuestión que puede figurar en un futuro no muy remoto en la sección primera de la Secretaría de Estado es la del arzobispo castrense Juan del Río. Asumió el cargo es una situación enormemente complicada, cuando los nuevos vientos del gobierno socialista de Zapatero amenazaban con llevarse por delante ese arzobispado. Se ha rodeado de una curia muy influenciada por el Opus Dei y, en su mayor parte, sin ningún mérito ni capacidad intelectual para gestionar un puesto de esas de esas características. Esto ha hecho que haya sido incapaz de dar el nuevo impulso tan necesario para el arzobispado castrense. A esto hay que añadir la situación dificultosa del propio clero castrense dentro de las FAS y las continuas quejas del clero castrense por las arbitrariedades de su arzobispo. Su paso al comité ejecutivo de la Conferencia Episcopal en Marzo de 2011 no ha sido sino otro de los muchos errores que se han cometido.
Muchos tememos que finalmente los gestos y las palabras del Papa no se vean reflejados en sus decisiones y actuaciones. No habría algo más perjudicial que el error de no hacer nada cuando se ha sembrado la semilla de la ilusión por la transformación y el cambio de la Iglesia. Sea como sea la Iglesia tendrá por delante una tarea sumamente complicada. Si mantiene su actual configuración y su inmovilismo doctrinal su influencia irá decreciendo y los escándalos seguirán apareciendo. Si, por el contrario, emprende cambios puede verse sujeta a potenciales fuerzas desestabilizadoras.
RD
No comments:
Post a Comment