General de los maristas: "Esto es la Iglesia de Jesucristo y no la Iglesia del Papa"
"El siguiente paso sería caminar hacia un
liderazgo compartido y colegial"
(Jesús Bastante).- Emili Turú es Superior General de los Hermanos Maristas. Hemos podido vivir el Cónclave desde su Casa General en Roma. Un momento de"grandes esperanzas", en mitad de una situación en la que los religiosos se sienten llamados "a un rol de tensión con la Iglesia institución".
"Desgraciadamente la vida religiosa se ha clericalizado demasiado", opina Turú desde Roma, y comenta la gran sorpresa de las últimas semanas: "En un momento en que personas de la jerarquía estaban a punto de celebrar las exequias de la vida religiosa, sale elegido un papa precisamente religioso".
Sobre Francisco, opina que pertenece a la línea marcada por el Vaticano II: "La foto del entonces cardenal Bergoglio besando los pies de un niño en silla de ruedas o de unos infectados de sida, representa la Iglesia del delantal", afirma, y confiesa que alberga grandes esperanzas respecto a su pontificado.
Por último, también tiene un pensamiento hacia el ahora papa emérito: "Valoré muchísimo la renuncia de Benedicto XVIcomo una forma de no darse importancia".
Por último, también tiene un pensamiento hacia el ahora papa emérito: "Valoré muchísimo la renuncia de Benedicto XVIcomo una forma de no darse importancia".
¿Qué le ha parecido el nombramiento de Bergoglio?
Fue una sorpresa para todo el mundopero, a medida que lo voy pensando, me voy dando cuenta de lo que puede significar. En un momento en que personas de la jerarquía estaban a punto de celebrar las exequias de la vida religiosa, lo primero que pasó fue que el Papa, poquísimos días antes de renunciar al papado, dijo "no hagan caso para nada de esos profetas de calamidades"; y despuésel Colegio de los cardenales electores elige a un religioso. Por tanto, todo esto a mí me habla, de manera implícita, de la actualidad de la vida religiosa, y de las posibilidades de renovación evangélica que encierran esas formas históricas de vida religiosa. Por eso me parece una especie de acto de afirmación o apoyo muy importante.
¿Va a tener suma importancia este papa para la vida religiosa?
Sí, creo que sí, porque la conoce desde dentro, y por el apoyo que representa (por parte de la jerarquía misma) a sus potencialidades.
Primer papa jesuita y primer papa americano. ¿Será pionero Francisco en otras cosas?
Todo lo que he oído de él hasta ahora es muy positivo. Como religioso hermano, ha elegido también el nombre de un religioso hermano (pero de otra congregación, no de la suya). Eso dice mucho. Uno podría pensar que el hecho de que la jerarquía haya elegido a un jesuita se explica por la voluntad de domesticar la vida religiosa por absorción. En cambio, al haber tomado el nombre de Francisco, es como si hubiera dicho "no, no, de absorción nada". El mensaje es claramente el ideal fresco de un Evangelio sin glosa, de fraternidad universal, de diálogo con todas las religiones, pobreza, austeridad, sencillez, libertad... Un ideal radical.
¿Cree que actuará el Papa Francisco como puente entre las culturas de Europa y de América?
Creo que haber escogido a un Papa de América Latina es también un mensaje de lo que significa evangelizar. Los jesuitas llegaron a América con una evangelización muy respetuosa, construyendo reducciones con una clara separación del poder civil y el religioso, en una posición abierta y de diálogo... Por eso me parece que la elección de un jesuita latinoamericano dice mucho también de qué se entiende por Nueva Evangelización. Que no es cosa de arrollar a la gente, sino que es una actitud abierta y receptiva. Eso me parece interesante.
Y también me parece que es un signo de madurez de la Iglesia en Latinoamérica. Creo que después del Vaticano II muchos hemos aprendido nuevas lecturas del Evangelio y de la teología desde la experiencia de las comunidades cristianas de base, con un pueblo muy comprometido con la lectura de la Biblia y la transformación social. Por eso creo que es una forma de decir que ahí hay algo importante a lo que hay que hacer caso.
Y también me parece que es un signo de madurez de la Iglesia en Latinoamérica. Creo que después del Vaticano II muchos hemos aprendido nuevas lecturas del Evangelio y de la teología desde la experiencia de las comunidades cristianas de base, con un pueblo muy comprometido con la lectura de la Biblia y la transformación social. Por eso creo que es una forma de decir que ahí hay algo importante a lo que hay que hacer caso.
En este 50 aniversario del Concilio Vaticano II la Iglesia atraviesa un momento en que se está preguntando a dónde ir. ¿Cómo contempláis esa realidad desde Roma?
Creo que el Concilio ya ha dado muchos frutos, aunque no hayan sido todos los que probablemente se podía esperar. Un amigo monje de Montserrat, desde su visión de la historia de la teología, me decía que, para aplicar un Concilio, hacían falta por lo menos 100 años. Así que se va a necesitar un poco de paciencia histórica, porque una institución tan global y tan diversa pesa mucho. Uno se da cuenta de que cualquier cambio en una institución requiere un esfuerzo enorme, tiempo y paciencia. Los cambios que ya se han dado en algunos campos son espectaculares. Yo creo que continuarán, que esto no hay quién lo pare. Y esta designación es una muestra de ello, porque el Papa es claramente una persona de la línea marcada por el Vaticano II.
¿Sigue teniendo la Iglesia capacidad de sorprender?
Sí. Hoy iba leyendo los periódicos, y muchos decían justamente eso: que es una institución milenaria que todavía tiene la capacidad de reaccionar ante las urgencias y los desafíos. Eso es sorprendente. Suceden cosas que superan las previsiones.
¿Cuáles son esos desafíos?
Bueno, creo que hay retos vinculados a la evangelización y a las diversas maneras de entenderla. Habrá que ponerse a hablar y aclararse, de cara al futuro. Luego, creo que también hay retos vinculados a la evolución social, por ejemplo, el papel de la mujer en la Iglesia. Está claro que hay un clamor popular de que aquí habría que hacer algo. Y creo que incluso hay muchos obispos que también lo están sintiendo.
Hay cosas que van llegando de la base, y me parece que el Papa tendría que hacer como Juan XXIII. No es que Juan XXIII fuera un innovador. No inventó nada. Simplemente aglutinó todas las fuerzas que venían de la base, abrió las ventanas y la puerta y todo eso floreció.
¿Y cree que existe ese movimiento entre las bases en este momento?
Creo que sí. Y Francisco se parece a Juan XXIII en la espontaneidad, el sentido del humor, la naturalidad...
¿Cómo os encontráis los maristas dentro de la Iglesia actualmente?
Nosotros somos religiosos hermanos, por tanto, no formamos parte de la estructura jerárquica. Nos corresponde otro rol, en nuestro caso mucho más claro que el de los religiosos clérigos, que de alguna manera sí entran a formar parte de la estructura de la Iglesia. Creo que eso nos da una libertad y una visión que nos permite ir a las fronteras. La escuela, por ejemplo, creo que hoy se está convirtiendo en un atrio de los gentiles, porque allí hay posibilidad de posicionarse, pero no de la manera explícita que le corresponde a una parroquia, donde ya se hace evangelización propiamente dicha. Hay fronteras de tipo cultural, geográfico, interreligioso... donde nos sentimos cómodos. Diría que no sentimos llamados a un rol de tipo profético, que me parece que es un rol importante, una llamada fuerte, de tensión con la Iglesia institución.
¿Se entiende, desde la Iglesia institución, esa posición de frontera?
No siempre se entiende, de entrada, el hecho de que seamos religiosos hermanos.
¿El hecho de no dar el paso al sacerdocio en un momento de crisis vocacional, quiere decir?
Sí. Todavía hay mucha gente que pregunta que por qué, o gente que entiende que el Superior General tiene que ser un padre (y me llaman padre). Cuesta entenderlo. Desgraciadamente, creo que la vida religiosa se ha clericalizado demasiado. Lo que debiera ser normal (que es no ser clérigos) hoy en día es la excepción prácticamente. En un encuentro que tuvimos los superiores generales con Benedicto XVI, le dije, en un segundo, que yo venía representando la vida religiosa de hermanos. Y él sí que me dijo lo importante que es. Pero no todos están tan convencidos.
¿Qué cree que supuso la renuncia de Benedicto XVI? ¿Qué papel cree que pueda tener el papa emérito de cara al futuro?
Para mí el gesto de su renuncia fue muy bonito. Lo valoré muchísimo como un gesto de libertad, y también como una forma de distanciarse del rol, de no darse importancia, de no identificarse tanto que parece que uno ya está asociado al cargo hasta la muerte. En ese sentido me pareció genial. Fue una manera de recordar que el ministerio papal es un servicio como cualquier otro dentro de la Iglesia y que, por tanto, en el momento en que no se tienen las capacidades suficientes para hacerlo, debe uno retirarse. Me pareció un acto de responsabilidad, y una invitación a que la gente asuma la suya propia. Por otro lado, también lo entendí como una desmitificación, porque, quieras que no, siempre hay una cierta veneración de las personas que ocupan un lugar público. Así, fue una forma de no creérselo, de recordar que esto es la Iglesia de Jesucristo y no la Iglesia del Papa.
¿Podrían pensar algunos que, en una institución con tanto misticismo y tanto misterio, podría suponer un peligro que el Papa de pronto se humanice, desacralizando la silla de Pedro?
Algunos pensarán eso, pero otros todo lo contrario. La clave es adaptarse a lo que entendemos hoy por un líder. El Papa es probablemente el único líder global del mundo de hoy. Por eso me parece que él tenía la oportunidad de decir qué tipo de liderazgo entendemos desde el Evangelio. Esa foto que ha salido en los periódicos del entonces cardenal Bergoglio besando los pies de un niño en silla de ruedas o de unos infectados de sida, representa la Iglesia del delantal. Una Iglesia servidora, que se arrodilla. Y éste es el tipo de liderazgo del que habla Jesucristo. Por tanto, creo que todo lo que sea distanciarse de la imagen de jefe de estado poderoso y divinizado, está muy bien. Y el siguiente paso sería caminar hacia un liderazgo compartido y colegial. Y puede ser que este Papa lo haga, porque ya empezó hablando de sí mismo como obispo de Roma.
¿Espera, entonces, muchas sorpresas más?
La verdad es que sí. Ojalá que vengan. Yo creo que Francisco ha despertado mucha esperanza en la gente. Siguiendo Facebook y Twitter, me llamó la atención cómo la gente normal y corriente ha sabido leer los signos, lo que dijo y lo que no dijo, lo que llevaba encima y lo que no llevaba, su actitud... Todo eso ha generado mucha esperanza, más allá de las expectativas.
TITULARES
RD-En un momento en que personas de la jerarquía estaban a punto de celebrar las exequias de la vida religiosa, sale elegido un papa precisamente religioso
-Me parece que la elección de un jesuita latinoamericano dice mucho también de qué se entiende por Nueva Evangelización.
-El Papa Francisco es claramente una persona de la línea marcada por el Vaticano II
-No es que Juan XXIII fuera un innovador, no inventó nada; simplemente aglutinó todas las fuerzas que venían de la base
-Los maristas nos sentimos llamados a un rol de tensión con la Iglesia institución
-Desgraciadamente la vida religiosa se ha clericalizado demasiado
-Valoré muchísimo la renuncia de Bendicto XVI como una forma de no darse importancia
-La foto del entonces cardenal Bergoglio besando los pies de un niño en silla de ruedas o de unos infectados de sida, representa la Iglesia del delantal
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