¿UNA RELIGIÓN DE CLUB DEPORTIVO?
Por José María Maruri, SJ
1. - No hace mucho tuve la grata sorpresa de tener que parar el coche en un camino regional para dejar atravesar la carretera a un rebaño de ovejas. Esto ya no es tan frecuente como hace 50 años, cuando en Madrid, en la misma calle de Alcalá y en el Paseo de la Castellana eran caminos señalados –cañadas reales—para la emigración de estos simpáticos y malolientes rebaños. Cabezas pegadas a los cuerpos, unas de otras, todas muy apiñadas. Y tras la que se rezaga, o se desvía, sale el perro juguetón, que con cariñoso mordisco, la mete en vereda.
Ser borrego, ir en manada, llevarlos como borregos, tienen un mal significado. Ser un aborregado es ser una persona gris, sin opiniones, ni personalidad..., persona que solo busca el pesebre. Por eso esta parábola en que Jesús es pastor y nosotros las ovejas, puede crear en nosotros un rechazo.
2. - ¿Pretende San Juan que todo cristiano sea en la Iglesia un borrego al que se le permita todo lo más balido de aceptación de todo lo que le impongan? Todo lo contrario. San Juan es el que más señala el enfrentamiento de Jesús con la religión institucionalizada, y al tiempo el que más hace resaltar la nueva jerarquía y la nueva institución. Y esta parábola es decirnos: “Ojo no volvamos a caer en lo que Jesús reprobó”
En la Iglesia sólo Jesús es el verdadero Pastor:
(a) Solo Él conoce a cada uno de nosotros como conocemos a un amigo a un amigo que llama por teléfono por el timbre de voz.
(b) Sólo Jesús ha dado su vida por cada uno de nosotros: “me amó y se entregó a la muerte por mí”.
(c) Sólo Jesús nos comunica su propia vida que se convertirá en nosotros en vida eterna.
Todo al que Jesús haya admitido de esta manera como oveja de su rebaño, sea de la tribu, nación o lengua que sea, sea “judío o gentil”, sea de la religión que sea, ese es cristiano y tiene en sí la vida eterna. Y solo ese es cristiano el que es así admitido por Jesús y conoce a ese Jesús.
3. - Nuestra religión puede haberse convertido en una religión de club deportivo:
(a) Inscritos en el libro de bautismos los viernes.
(b) Cumplidores del reglamento oyendo misa los domingos y no comiendo carne los viernes.
(c) Pagando nuestra cuota de vez en cuando.
“Yo conozco a mis ovejas y ellas escuchan mi voz y me siguen”. Si no hemos llegado a ese íntimo convencimiento, esta íntima experiencia de amor con Jesús, dudemos de nuestro cristianismo.
4. - Como ya no vale ser israelita para pertenecer al pueblo de Dios, tampoco nos vale a nosotros toda una historia de catolicismo, ni nuestras obras de arte, ni nuestros templos, ni creernos en posesión de la verdad. Nada de esto nos hace cristianos.
Muy al contrario, si ese peso de tradición nos acaba convenciendo de que pertenecemos a las 99 ovejas que están muy seguras dentro del redil, que somos el número de los justos, que no necesitan conversión, Jesús nos va a decir que como nosotros estamos ya tan contentitos de nosotros mismos, que Él se va fuera del redil a buscar a esas otras ovejas que no se creen justas, que no están defendidas por redil ninguno, porque en el cielo Dios se alegra más por una de esas perdidas que se convierten que por esas 99 que se creen no tener necesidad de la misericordia del Señor.
No es el Derecho Canónico el que nos hace cristianos es la ley del corazón. Esa ley por la que reconocemos a un Dios que es amor, y que nos hace amar a todos los que ese Dios ama.
Betania
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