A los religiosos no les gusta el compromiso del Ministerio de Salud y querrían que un empleador católico no estuviera obligado a permitir entre sus empleados el seguro por anticonceptivos
ALESSANDRO SPECIALECIUDAD DEL VATICANO
Los reflectores sobre el caso se apagaron con la reelección de Obama en la Casa Blanca en noviembre del año pasado y con el final de la campaña electoral permanente en la que vivían los Estados Unidos. Pero el enfrentamiento entre el gobierno y los obispos estadounidenses sobre la reforma sanitaria del presidente demócrata no ha terminado.
El pasado 28 de junio, el Department of Health and Human Services, el Ministerio de Salud del país, publicó la versión definitiva de las normas sobre las exenciones a las que tienen derecho las organizaciones y los institutos religiosos en el marco de la reforma. Las normas sobre la obligación de garantizar curas anticonceptivas a los empleados (y el pago sobre estos medicamentos) ha sido el centro de un encendido debate que ha durado bastantes años. La cuestión, de una aparente menor importancia, llevó a diferentes diócesis y otras organizaciones católicas a tratar de llevar al tribunal a la Casa Blanca por violaciones del derecho a la libertad religiosa, la «primera de las libertades», la más querida y defendida por los estadounidenses.
Las nuevas reglas, fruto de meses de compromisos y debate, fueron rechazadas por los obispos del país.«No parecen cancelar la necesidad de seguir defendiendo nuestros derechos en el Congreso y en los tribunales», declaró el presidente de la Conferencia episcopal, el cardenal arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan.
«Estamos preocupados como pastores por la libertad de la Iglesia en su conjunto –no solo por el arco completo de sus formas institucionales, sino también por los creyentes en su cotidianidad», explicó Dolan. Los obispos critican sobre todo la definición restringida de las organizaciones religiosas que gozarán la exención de las nuevas obligaciones previstas por la reforma y el hecho de que no esté prevista ninguna excepción para las «personas que tratan de gestir sus empresas según sus principios religiosos». Es decir, los obispos querrían que un empleador católico pudiera decidir si garantizar a sus empleados un seguro que cubra los gastos por anticonceptivos.
Sin embargo, el principal “empleador” católico del país, la Catholic Health Association (Cha, que engloba 200 hospitales y clínicas de inspiración católica, y representa el mayor grupo sin ánimo de lucro en el sector sanitario) no comparte las preocupaciones de los obispos.
«El ministerio de la salud ha llegado a un compromiso que permitirá que nuestras asociaciones sigan ofreciendo seguros sanitarios a nuestros empleados como hemos hecho siempre», se lee en un memorándum enviado por el presidente de la Cha, sor Carol Keehan, que fue publicado en la revista National Catholic Reporter.
Según la asociación de los hospitales católicos, gracias a las nuevas reglas «nuestros miembros tienen a disposición un compromiso que no los obligará a contratar, ofrecer o pagar un seguro que cubra la anticoncepción».
Sor Keehan, de cualrquier manera, subrayó que la postura de su asociación no pretende oponerse a la de los obispos: «Ninguna ruptura, simplemente, ellos tienen un abanico de cuestiones muy, muy amplio que afrontar; nosotros, en cambio, tenemos problemas muy específicos».
Vatican Insider
No comments:
Post a Comment