El cardenal O’Malley silencia al cura austriaco 'desobediente'
"Censura dolorosa, por ser uno de los
ocho cardenales llamados a reformar
la Iglesia"
(Ingrid Colanicchia, Adista).- "El padreHelmut Schüller defiende posiciones contrarias a las enseñanzas de la Iglesia católica y, por lo tanto, no puede hablar en ninguna parroquia de la diócesis". Así ha motivado el arzobispo de Boston, cardenal Sean O'Malley, su decisión de negarle hablar el pasado 17 de julio al líder de los curas desobedientes austríacos en la parroquia de Santa Susana.
"Frecuentemente invitamos a personas con puntos de vista diferentes, a veces controvertidos -ha contado, en un email al National Catholic Reporter (24/6), el diácono de Santa Susana, Larry Bloom- pero ésta es la primera vez, en los once años que estoy aquí, que se ha prohibido hablar a alguien". "No nos lo esperábamos, ha añadido, pero no nos hemos amilanado y hemos encontrado una solución alternativa".
El encuentro, celebrado cerca, en otro lugar, forma parte de una de las etapas de que consta la gira que, desde el 15 de julio hasta el 7 de agosto, llevará al padre Schüller a visitar unas quince localidades estadounidenses. Las organizaciones que han invitado alfundador del movimiento austríaco "Pfarrer-Initiative (en 2011 llamó a la desobediencia proponiendo reformas estructurales de la Iglesia, apoyadas por el 70% de los curas austríacos) forman un nutrido grupo de entidades eclesiales progresista: Call to Action, Catholics en Alliance for the Common Good, Corpus, DignityUSA, FutureChurch, National Coalition of American Nuns, Nuevo Ways Ministry, Voice of the Faithful, Quixote Center, Women's Ordination Conference. Estas organizaciones califican de "trágica" e "irónica" al mismo tiempo la decisión del card. O'Malley.
Ante la dramática falta de sacerdotes en la diócesis de Boston, hacen saber mediante un comunicado de prensa, el pasado 24 de junio, que "en vez de boicotear al padre Schüller,el cardenal O'Malley tendría que animar a que se debatiera fondo en todos los sitios y comunidades el futuro de nuestra misión eclesial".
La decisión del cardenal es particularmente "dolorosa", prosiguen, si se tiene en cuenta que "ha sido adoptada por uno de los ocho cardenales llamados a reformar el gobierno de la Iglesia", por encargo directo del papa Francisco.
"Este intento de vetar el debate ocasiona un enorme daño al cuerpo de Cristo, el Pueblo de Dios, que, gracias al bautismo, se encuentra habilitado para participar en la edificación de la Iglesia".
RD
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