1.- Todo en principio es difícil. Todo tiene un tiempo de gestación dolorosa. Los estudios, un nuevo trabajo, los comienzos de un negocio hasta que se encarrila, cuesta y duele. Todo lo que es éxito y vida nace de una mezcla de dolor y muerte. Hasta la boda de dos jóvenes llenos de ilusión conlleva la separación de los padres, la acomodación a una nueva vida compartida que no es fácil. El nacimiento de una maravilla de niño es precedido de nueve meses de molestia de la madre.
La misma naturaleza irracional se desarrolla por caminos de muerte a vida. La flor vestida colores exige la muerte de la semilla. ¿Y os habéis imaginado alguna vez los dolores de parto de la tierra hasta formar los valles y montes del Guadarrama, de Gredos y de los Pirineos?
2.- No son más fáciles los caminos de Dios. Cuando el Señor quiere hacer de Abrahán un gran pueblo lo primero que le dice es “sal, arráncate de la casa de tu padre y de tu patria. Un arrancón doloroso fue el comienzo de su grandeza como pueblo elegido de Dios.
Y Jesús que días antes de la Transfiguración les ha anunciado a sus discípulos el mismo principio de muerte y vida, diciéndoles que Él mismo llegará a la Resurrección a través de la pasión y muerte, se ve en la precisión de desvelar un poco, ente los discípulos, cuál será su final glorioso.
El monte, la nube, el resplandor, la voz, todo son símbolos veterotestamentarios de la presencia del Dios veraz que viene a confirmar la veracidad de la afirmación de Jesús, que por su muerte llegará a la resurrección y a la vida. Un principio difícil y un fin glorioso.
3.- Y los apóstoles, muy humanos, como nosotros, que prefieren el éxito, la gloria, el final del camino sin andar el camino, responden por boca de Padre: “Qué bien se está aquí, hagamos tres tiendas...” Quedémonos en lo alto del monte, para que bajar a continuar el camino difícil. Quedémonos quietos aquí...
Sin darse cuenta de que sin hacer el camino no hay final del camino. El que se queda quieto no llega a la vida, el que se queda parado anquilosa sus miembros, paraliza su cuerpo y en lugar de llegar a la vida se atrae a la muerte
Hasta los terroristas saben esto y utilizan la teoría de la bicicleta. Promueven atentados sin sentido para mantener a su gente en acción, porque el que no pedalea se cae de la bicicleta.
4.- Y mientras nosotros decimos: “quedémonos aquí porque aquí se está muy bien”, el Señor le dice a Abrahán “sal de la casa de tu padre y de tu patria, desestabiliza tu vida y yo te bendeciré. Y a los apóstoles les dice “Levantaos, bajemos del monte, porque soy yo él se encuentra a gusto en el ruido de la calle, en los hogares de los hombres, en tu casa.
Y quizás es por esto por lo que queremos hacerle tres tiendas al Señor en el Monte, porque nos da miedo tenerle más cerca y menos en mi casa.
Los judíos relegaron al Señor al templo de Jerusalén. Y ellos iban a verle una vez al año, para que Él no se molestase y para que Dios no les molestase.
Nosotros somos más generosos, hemos relegado al Señor al templo, pero le venimos a ver todas las semanas y que tampoco se moleste Él en venir a nuestra casa.
-- ¿Qué tiene que ver el Señor con la televisión o los videos que se ven en mi casa?
-- ¿Qué tiene que ver el Señor con las ya enconadas desavenencias entre marido y mujer?
-- ¿Qué tiene que ver con la total incomprensión entre padre e hijos?
-- ¿Qué tiene que ver con nuestras cuentas corrientes?
-- ¿Qué tiene que ver con una mesa demasiado bien puesta o con armarios repletos de cosas demasiado lujosas?
Nos da miedo que el resplandor del Señor en nuestra casa nos haga a nosotros mismos ver demasiado claro, que el tenor de nuestra vida no es conforme a sus enseñanzas.
¡Quédate en el monte Señor, que nosotros vendremos a verte todas las semanas...!
Betania
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