DOMINGO
II DOMINGO DE CUARESMA
PRIMERA LECTURA
Génesis: 12, 1-4
Vocación de Abraham, padre del pueblo de Dios.En la primera lectura, del libro del Génesis, el Señor pide a Abrahán que lo deje todo para iniciar una misión enorme: crear el pueblo de Dios. A todos nosotros, alguna vez, Dios también nos pide que demos prioridad al camino que Él nos sugiere y que, así, abandonemos lo superfluo, lo que nada vale para mejor servirle a Él y a los hermanos. Hemos de tenerlo en cuenta.
En aquellos días, dijo el Señor a Abram: "Deja tu país, a tu parentela y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te mostraré. Haré nacer de ti un gran pueblo y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre y tú mismo serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. En ti serán bendecidos todos los pueblos de la tierra". Abram partió, como se lo había ordenado el Señor.
Palabra de Dios
SALMO
Del salmo 32Para los judíos de tiempos de Jesús este salmo 32 era un himno para agradecer a Dios que vele permanente por sus criaturas. Y expresaba, además, el deseo de amar a Dios por encima de todo y enseñar a quienes no le conocen a amarle también. Es un programa perfectamente válido para nosotros.
R/. Señor, ten misericordia de nosotros.
Sincera es la palabra del Señor
y todas sus acciones son leales.
Él ama la justicia y el derecho,
la tierra llena está de sus bondades. R/.
y todas sus acciones son leales.
Él ama la justicia y el derecho,
la tierra llena está de sus bondades. R/.
Cuida el Señor de aquellos que lo temen
y en su bondad confían;
los salva de la muerte
y en épocas de hambre les da vida. R/.
y en su bondad confían;
los salva de la muerte
y en épocas de hambre les da vida. R/.
En el Señor está nuestra esperanza,
pues Él es nuestra ayuda y nuestro amparo.
Muéstrate bondadoso con nosotros,
puesto que en ti, Señor, hemos confiado. R/.
pues Él es nuestra ayuda y nuestro amparo.
Muéstrate bondadoso con nosotros,
puesto que en ti, Señor, hemos confiado. R/.
SEGUNDA LECTURA
2 Pablo a Timoteo: 1, 8-10
Dios nos llama y nos ilumina.Pablo en su carta a Timoteo—que es nuestra segunda lectura-- anuncia que Jesús sacó a la luz la vida inmortal por medio del Evangelio. Es una de sus conclusiones, tras aconsejar a Timoteo que observe y siga la doctrina del Salvador. Esa luz y esa vida inmortal nos están presentes la luminosidad de la Transfiguración
Querido hermano: Comparte conmigo los sufrimientos por la predicación del Evangelio, sostenido por la fuerza de Dios. Pues Dios es quien nos ha salvado y nos ha llamado a que le consagremos nuestra vida, no porque lo merecieran nuestras buenas obras, sino porque así lo dispuso él gratuitamente.
Este don, que Dios nos ha concedido por medio de Cristo Jesús desde toda la eternidad, ahora se ha manifestado con la venida del mismo Cristo Jesús, nuestro Salvador, que destruyó la muerte y ha hecho brillar la luz de la vida y de la inmortalidad, por medio del Evangelio.
Palabra de Dios
EVANGELIO
San Mateo: 17, 1-9
Su rostro se puso resplandeciente como el sol.El relato de San Mateo sobre la Transfiguración, en el evangelio que vamos a escuchar, es sencillamente emocionante. Desde el relato de la escena, plena de luz y de aires de eternidad, hasta la ingenuidad de Pedro que pretende continuar allí para siempre. Jesús quiso mostrar a sus discípulos la Gloria, antes de iniciar el camino hacia su muerte redentora.
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de éste, y los hizo subir a solas con Él a un monte elevado. Ahí se transfiguró en su presencia: su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve. De pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías, conversando con Jesús. Entonces Pedro le dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bueno sería quedarnos aquí! Si quieres, haremos aquí tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
Cuando aún estaba hablando, una nube luminosa los cubrió y de ella salió una voz que decía: "Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo puestas mis complacencias; escúchenlo". Al oír esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor. Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: "Levántense y no teman". Alzando entonces los ojos, ya no vieron a nadie más que a Jesús.
Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: "No le cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos".
Palabra del señor
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