El silencio
Frente a las experiencias extremas de la vida, tendemos a responder en la misma forma – en silencio.
El silencio es un vacío devastador: cuando perdemos algo o alguien muy querido, y no podemos expresar nuestro dolor en palabras. El silencio también es una plenitud que se rebalsa: alegría o gratitud o asombro, cuando las palabras se quedan cortas para expresar lo que sentimos. El vacío y la plenitud son parientes cercanos…
En el centro del invierno boreal, o del verano austral, se encuentra el momento en que la plenitud de la eternidad – la vida de la Persona de Dios – se hace visible en forma humana. Dios encuentra su expresión en la gruta de un seno vacío. La plenitud necesita del vacío para manifestarse – y todo esto sucede en el silencio de la noche, mientras todo el mundo duerme…
Margaret Silf
Espacio Sagrado
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