Sunday, December 07, 2014

¡QUÉ CAMINOS! por Javier Leoz


¿Se hace camino al andar? Remitiéndonos a la famosa sentencia de Machado contemplamos un mundo que, cada camino que indica o construye, es tal vez camino de trayecto corto. Las propuestas que la sociedad nos hace es un “gasta tu vida gastando”. ¿No debiera ser “vive tu vida desgastándote”?


1.- Hoy entra en escena un personaje singular: Juan Bautista. Su forma de vestir, su alimentación (un tanto peculiar) y, sobre todo, por su forma de ser no dejaba indiferente a nadie. Era vox populi que era profeta singular. Su cuerpo no era el centro de su atención pero, la esperanza del Pueblo de Israel, era su locura. Sonaba su voz como una trompeta que rompía de arriba abajo el silencio interesado sobre el Mesías y emplazaba a la conversión; a mirar de otra forma la venida del Salvador; a regresar de los palacios de la injusticia, del todo vale o de la comodidad. Este pregonero del desierto, previamente había corregido y sacrificado su propio camino con una existencia nítida, radical y vociferaba a disponer unos caminos dignos por los que, el Señor, pudiera entrar. Muchos de los que añoraban a Jesús –al igual que nosotros mismos- elegían las avenidas más cómodas, y no precisamente las más santas, para hacerse los encontradizos con El. Dios venía por un camino y…el pueblo iba por otro. En dirección contraria. Ese fue el pecado de muchos de ellos: no se encontraron con el Salvador porque “sus antenas” no estaban bien orientadas hacia la dirección por donde venía.


2.- ¿Cómo vestimos nosotros? ¿Con la piel de la oración o con el oropel de la frialdad hacia Dios? ¿Con qué nos alimentamos? ¿Con la Palabra y la Eucaristía o, por el contrario, con todo aquello que es agradable al paladar del ojo, de la boca, del tener o del placer? ¿En qué dirección avanzamos? ¿Hacia la Navidad, Misterio de Amor, o hacia la vanidad del disfrutar, gastar y derrochar?

Juan, en este segundo domingo de adviento, nos pone contra las cuerdas. ¿Qué camino estamos construyendo para la llegada del Salvador? ¿Nos preocupamos de despejar la calzada de nuestra vida de aquellos escollos (envidias, orgullo, soberbia, malos modos, egoísmo….) que convierten nuestra fe en algo irrelevante o simbólico?


3.- En estos próximos días (aunque en algunos lugares ya lo han llevado a cabo semanas atrás por intereses meramente comerciales) se adornan las calles y plazas como antesala de la Navidad. ¿Cómo vamos adornar nuestra vida? ¿Hasta dónde estamos dispuestos a iluminar el interior de cada uno de nosotros para que, el Señor, cuando nazca pueda entrar con todas las de la ley al fondo de nuestras vidas y nacer de verdad? ¿De qué nos vamos a rodear? ¿De regalos que ya ni nos llaman la atención o del gran regalo que es Cristo humillado en Belén?


4.- Navidad; no nos dejemos arrastrar por lo que desvirtúa y mancilla la belleza y la grandeza de esos días. Desde ahora, y con una profunda revisión de nuestra vida cristiana nos comprometamos, de la mano de Juan, en encauzar lo que está torcido, iluminar lo que está oscuro, retornar de senderos equivocados, agarrarnos al poder y fuerza de la oración o pedirle al Señor que nos ayude a convertirnos a Él arropados por esa otra versión del mundo, de las personas, de los acontecimientos, del amor y de la paz que nos trae y nos da el Evangelio.

Equivocarse de caminos no es malo…siempre y cuando regresemos a tiempo de ellos. ¡Adelante con el Señor!


5.- EN EL DESIERTO DEL MUNDO

Donde la locura vuela más  deprisa que la sensatez,
allá donde la pobreza ya no  llama la atención
y se convierte en estandarte  de un mundo infeliz
quiero, Señor, preparar tu  camino.
En la soledad del que busca  y no encuentra compañía
en la desesperanza de  familias
que han perdido el horizonte  de la alegría
en los egoísmos y soberbias
que me impiden verte cara a  cara…

Quiero, Señor, preparar tu  camino.
Luchando, por rebajar todas  esas colinas de autosuficiencia
Avanzando, para llenar lo  que la sociedad
caprichosa e insolidaria,  mezquina y sin sentido
pretende dejar, lo más  sagrado, vacío y sin contenido

Quiero, de verdad Señor,  preparar tu camino
Despejar nuestras mentes  embarulladas por lo efímero
y colmarlas con tu presencia,  con tu Nacimiento
Denunciar falsedades o  verdades a medias
y, con la trompeta de tu  nuevo día,
pregonar a este mundo que  todavía es posible la esperanza.
que Tú, Señor, estás por  llegar
pero que, los caminos por  donde avanzamos,
no son los auténticos para  poderte alcanzar.
Tú Señor, puedes cambiar el  ritmo de la historia
si somos capaces de dejar  aquello que nos atenaza,
duerme, amordaza, esclaviza  y nos impide caminar
Contigo, Señor. Para Ti,  Señor. Por Ti, Señor.

Quiero preparar mis caminos:  que sean los tuyos
Quiero andar por tus  caminos: sal a mi encuentro
Quiero dejar los viejos:  renuévame con tu gracia
¡Ven, Señor! ¡Apresura tu  llegada!
¡¡Contigo, para siempre, por  tus caminos!!


Betania

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