Tuesday, December 02, 2014

Las lentes del cardenal, del sociólogo, de los periodistas por Sandro Magister


Todas dirigidas hacia Francisco. Para comprender quién es y hacia dónde quiere ir. En la Iglesia, en todos los niveles, las críticas al Papa no se callan más y se expresan abiertamente. Entre los purpurados, el más explícito es Francis George

ROMA, 26 de noviembre de 2014 – El borrascoso sínodo de octubre sobre la familia, el nombramiento del nuevo arzobispo de Chicago y la degradación del cardenal Raymond L. Burke han marcado un punto de inflexión en el pontificado del papa Francisco.

Las molestias, las dudas, los juicios críticos salen cada vez más a la luz del sol y cada día se tornan más explícitos y motivados.

En todos los niveles del "pueblo de Dios". Entre los cardenales, los sociólogos de la religión y entre los periodistas especializados en temas vaticanos.

Los que siguen son tres testimonios del nuevo clima.

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1. EL CARDENAL



Francis George no es un cardenal cualquiera. Arzobispo de Chicago hasta hace pocas semanas y presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos desde el 2007 al 2010, es el que comenzó y condujo el nuevo curso de la Iglesia Católica estadounidense durante el pontificado de Benedicto XVI, en perfecta sintonía con él.

Al instalar como su sucesor en Chicago a un obispo de perfil opuesto, Blase J. Cupich, el papa Francisco ha expresado una inequívoca señal de desacuerdo con la línea de la Conferencia Episcopal.

Pero a su vez ésta ha confirmado que no quiere abandonar el recorrido emprendido.

Efectivamente, al elegir a los propios cuatro representantes en la segunda ronda del sínodo sobre la familia, concentró los votos, más que en Joseph Kurt y Daniel DiNardo, presidente y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, sobre Charles Chaput, arzobispo de Filadelfia, y sobre José Gómez, arzobispo de Los Ángeles, es decir, precisamente sobre dos principales exponentes de la corriente ratzingeriana.

Cupich resultó el primero de los no elegidos, seguido de cerca por otro ratzingeriano de los más aguerridos, Salvatore Cordileone, arzobispo de San Francisco.

Es en este contexto que el cardenal George concedió a mitad de noviembre una amplia entrevista al vaticanista John Allen, del "Boston Globe", en la que explicitó como nunca antes sus reservas sobre el papa Francisco.

A continuación ofrecemos los pasajes claves.


"HA SUSCITADO EXPECTATIVAS QUE NO PUEDE SATISFACER"

por Francis George



Puedo comprender la ansiedad de algunas personas. A primera vista no cierra, te puede parecer que Francisco pone en discusión la enseñanza doctrinal consolidada. Pero si se mira de nuevo, sobre todo cuando escuchas sus homilías, se ve que no es así. Con muchísima frecuencia, cuando él dice ciertas cosas, su intención es entrar en el contexto pastoral de alguno que se encuentra inmerso, por así decir, en una trampa. Quizás él expresa esta simpatía suya en una forma que induce a la gente a preguntarse si él sostiene todavía la doctrina. No tengo ningún motivo para creer que no lo hace. […]

Se plantea entonces la pregunta: ¿por qué Francisco no aclara estas cosas él mismo? ¿Por qué es necesario que los apologetas soporten el peso de tener que poner una y otra vez la cara? ¿Se toman en cuenta las consecuencias de algunas de sus afirmaciones, o también de algunas de sus acciones? ¿Se toman en cuenta las repercusiones? Quizás no. No sé si él es consciente de todas las consecuencias de esas palabras y de esos gestos que suscitan tales dudas en la mente de las personas.

Ésta es una de las cosas que me gustaría tener la posibilidad de preguntarle, si pudiera estar allí frente a él: "¿Se da cuenta de lo que ha sucedido sólo con esa frase '¿quién soy yo para juzgar?', cómo ha sido usada y abusada?". Es una frase que ha sido realmente utilizada en forma abusiva, porque él estaba hablando de la situación de alguien que ya había pedido piedad y la absolución, de alguien que era muy conocido por él. Es algo totalmente diferente a hablar de alguien que pretende que se lo apruebe, pero sin pedir perdón. Se ha abusado constantemente de esa frase.

Ha suscitado expectativas en torno a él que no puede satisfacer en absoluto. Esto es lo que me preocupa. En un cierto punto, los que lo han pintado como un actor secundario en sus escenarios sobre los cambios en la Iglesia descubrirán que él no es lo que creen. Descubrirán que no va en esa dirección. Y quizás entonces se convertirá en el blanco no sólo de una desilusión, sino también de una oposición que podría ser dañina para la eficacia de su magisterio. […]

Personalmente, encuentro interesante que este Papa cite esa novela titulada "Señor del mundo". Es algo que querría preguntarle: "¿Cómo hace para poner juntos lo que usted hace con lo que usted dice que es la interpretación hermenéutica de su ministerio, es decir, esta visión escatológica según la cual el Anticristo está en medio de nosotros? ¿Es esto lo que usted cree?". Me gustaría hacer esta pregunta al Santo Padre. En un cierto sentido, esto podría explicar quizás por qué él parece tener tanta prisa. […] ¿Qué cree el Papa respecto al fin de los tiempos? […]

Yo no lo conocía bien antes de su elección. Supe de él a través de los obispos brasileños, quienes lo conocían más, y les he hecho muchas preguntas a ellos. […] No pude encontrarme con él desde el momento que fue elegido. […] No conozco lo suficiente al papa Francisco. Ciertamente lo respeto como Papa, pero me falta todavía comprender qué es lo que intenta hacer.

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El texto íntegro de la entrevista al cardenal George

> Chicago's exiting Cardinal: "The Church..."

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2. EL SOCIÓLOGO


Luca Diotallevi enseña sociología en la Universidad de los Estudios "Roma Tre". Pero desde hace años es también el sociólogo de referencia de la Conferencia Episcopal Italiana. Ha sido relator en el congreso eclesial nacional de Verona, en el año 2006, con el papa Joseph Ratzinger y con el cardenal Camillo Ruini, y es vicepresidente del Comité Científico y organizador de las Semanas Sociales de los católicos italianos.

El pasado 12 de noviembre ofreció un informe en la asamblea general de la Conferencia Episcopal, reunida en Asís, sobre el tema: "Las transformaciones en curso en el clero católico. Una contribución sociológica en referencia al caso italiano".

Ahora bien, en la parte final de su informe, el profesor Diotallevi reclamó la atención de los obispos sobre la mutación en curso en el catolicismo, no sólo italiano, hacia una forma de religión "de baja intensidad".

Es decir, una religión que "gana en visibilidad y pierde en relevancia".

Entre los obispos presentes, hay quien ha visto una referencia implícita al "éxito" del papa Francisco.

En esta misma asamblea los obispos italianos rechazaron sonoramente, al elegir a uno de los sus tres vicepresidentes, al candidato predilecto del Papa, el arzobispo y teólogo Bruno Forte, secretario especial por nombramiento pontificio de los dos sínodos sobre la familia. Forte recogió 60 votos contra los 140 que se dirigieron al elegido, Mario Meini, el obispo de Fiesole.

Aquí, a continuación, presentamos un pasaje del informe de Diotallevi.


HACIA UN CATOLICISMO "DE BAJA INTENSIDAD"

por Luca Diotallevi



Lo que está en curso no es un momento de declinación de la religión y de laicización, por el contrario, es un momento de "auge religioso".

La fase presente del boom religioso se construye sobre la crisis de ese cristianismo confesional que se afirmó a partir del siglo XVII como elemento de respaldo al primado de la política sobre la sociedad, en forma de Estado.

Algunas corrientes de la variante católica romana del cristianismo resultan en el papel menos comprometidas por esta crisis y pueden interpretarla como rica en oportunidades. Sin embargo, si entre los candidatos para guiar este boom religioso está el catolicismo romano, entre éstos está presente también la "low intensity religion", la religión de baja intensidad.

La gran ventaja de esta opción consiste en el hecho que concede al consumidor religioso una capacidad casi infinita de elección y de recombinación entre bienes y servicios puestos en el mercado por los más diferentes actores de la oferta religiosa.

La religión de baja intensidad ofrece también grandes oportunidades a las autoridades religiosas. Si éstas saben rebajar las propias pretensiones normativas, se les garantiza a ellas un gran futuro y un protagonismo discreto como emprendedores religiosos.

En esta competencia los nuevos actores de la oferta religiosa – desde los pentecostales y carismáticos hasta la New Age – tienen buenas cartas para jugar: una extrema flexibilidad y una gran indulgencia respecto a la expresividad.

Pero también los actores religiosos tradicionales tienen apreciables recursos a disposición: un "brand" consolidado, una enorme reserva de símbolos y ritos, un gran conocimiento de los mercados locales. Por cierto, con la condición de liberarse de los “viejos” escrúpulos de la ortodoxia y de la ortopraxis; con la condición que acepten tener menos relevancia para tener mayor visibilidad.

También en el interior del catolicismo muchos actores religiosos han adoptado y están adoptando las formas de una religión de baja intensidad.

No es casualidad que en este clima el sacramento del matrimonio se convierta en un problema para la Iglesia Católica. Este sacramento es literalmente inconcebible en una perspectiva de religión de baja intensidad, la cual reserva una atención grande, pero genérica, al bienestar de la familia.

Considerar atentamente los rasgos del boom religioso actualmente en acto es indispensable para comprender el significado de procesos y de crisis como los que interesan al clero católico. En gran parte, estos procesos y estas crisis son expresión del intento de asimilar el catolicismo a una religión de baja intensidad.

Y mucha lucidez sirve también para abstenerse de recurrir a soluciones hoy bajo la luz de los reflectores, como las que querrían que la ordenación presbiteral no esté más limitada a los varones célibes. Las tradiciones cristianas que ordenan hombres casados y a veces también a mujeres, y que en consecuencia disponen proporcionalmente de mayor cantidad de clero, se encuentran exactamente frente a los mismos problemas y con frecuencia en forma decididamente más aguda.

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El texto íntegro de la exposición del profesor Diotallevi saldrá publicado en el próximo número de la "Rivista del Clero".

Y un análisis suyo más elaborado del fenómeno de la religión de baja intensidad está en este volumen de varios autores, editado por la Facultad Teológica de Milán:

"Una fede per tutti? Forma cristiana e forma secolare", Glossa, Milano, 2014.

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3. LOS PERIODISTAS



Aldo Maria Valli es el número uno de los vaticanistas que trabaja en la RAI, la televisión italiana del Estado. Y Rodolfo Lorenzoni trabaja también en la RAI, durante un cierto período en la RAI-Vaticano.

Ambos son fervientes católicos, pero no piensan de la misma manera. Valli se siente muy en sintonía con el papa Francisco, mientras que Lorenzoni es más crítico.

Ambos han decidido confrontar sus posiciones en un libro que lleva como título "Viva il papa? La Chiesa, la fede, i cattolici. Un dialogo a viso aperto"[¿Viva el Papa? La Iglesia, la fe, los católicos. Un diálogo abierto].

En el aluvión de libros y de opúsculos apologéticos que acompañan el pontificado de Francisco, este libro de Valli y Lorenzoni se distingue por su objetividad.

Aquí a continuación reproducimos un pasaje, en el que los dos vaticanistas atribuyen buena parte de la incomprensión que pesa sobre el Papa al retrato que dan los medios de comunicación.

Pero ambos están de acuerdo en reconocer en el mismo Francisco también el origen de esta incomprensión.

Lorenzoni lo dice claramente: "Francamente, todavía no entiendo quién es este hombre y hacia dónde intenta llevar a la Iglesia de Cristo".

Pero también Valli tiene sus dudas: "Sinceramente, no sé si esta estrategia de Francisco está dando frutos".

Les damos a ellos la palabra.


¿PERO QUIÉN ES FRANCISCO?

por Aldo Maria Valli y Rodolfo Lorenzoni



VALLI

A pesar de quien lo presenta en su provecho como “progresista”, el papa Francisco no pierde ocasión para hablar de la muerte, del más allá, del infierno y del paraíso. Y lo hace abiertamente. ¿Te parece que estas expresiones de Francisco han sido muy publicitadas? A mí no. Se puede entender esto. El fenómeno Francisco va bien en tanto es funcional al subjetivismo desenfrenado. Cuando por el contrario, va contra la corriente, se dispara la censura.

Quizás queríamos precisamente un jesuita sudamericano para que los novísimos, las realidades últimas, fuesen arrancadas del desván en el que habían sido relegadas. En efecto, durante demasiado tiempo en Europa la Iglesia casi se ha avergonzado. Pero queda en pie la pregunta: ¿cuán conocido es este Francisco escatológico, este Papa que habla abiertamente del infierno como exclusión del abrazo de Dios y no teme para nada recomendar la purificación como condición para acceder al paraíso?

La respuesta es fácil: es conocido poco o nada, porque hay quienes tienen interés en hacernos conocer un solo Francisco, el aparentemente más "à la page", el políticamente correcto.


LORENZONI

En efecto, es curioso que los medios masivos de comunicación y Francisco hayan contraído nupcias apenas Bergoglio salió a la galería de la Plaza San Pedro pronunciando su “buenas tardes”. Aparte del hecho que yo había esperado sentir de él “el Señor esté con ustedes”, en el momento mismo en el que escuché ese saludo intuí inmediatamente la mala pasada. Es decir, tuve el presagio de los malentendidos, las omisiones, las contorsiones, los conformismos, las superficialidades con las que incesantemente nos habrían de someter los medios de comunicación para exaltar un cierto tipo de Papa a costa de otro. También para darnos la "estatuilla" más que la sustancia.

Y efectivamente, llegaron puntualmente los títulos fáciles a toda página, los eslógans lanzados y repetidos en cada página web, los insistentes pedidos por parte de jefes de redacción y directores para privilegiar la frase o el gesto con efecto, los que se fijan en los ojos y en la mente del espectador y les impiden cambiar de canal.

Debo decir que la operación tuvo éxito. Pero se trataría de ir más a fondo en el análisis, ante todo bajo el perfil científico de la teoría de la comunicación de masas, de la sociología y de la técnica de la información.

Pero además, y diré sobre todo, me gustaría conocerlo verdaderamente a Francisco. Porque como periodista y como católico, como persona que intenta seguir con atención a la Iglesia y al Papa, francamente todavía no he comprendido quién es este hombre y hacia dónde intenta llevar a la Iglesia de Cristo.


VALLI

Tú planteas una pregunta crucial: ¿quién es realmente Francisco? A pesar de las miles de páginas escritas sobre él, quizás no lo sabemos todavía. Pero Jorge Mario Bergoglio, especialmente a través de algunas entrevistas, ha diseminado aquí y allá indicios que pueden ayudarnos a dar una respuesta.

Durante el vuelo de regreso de Brasil, en julio del 2013, cuando una periodista lo urgió, haciéndole notar que ciertos temas, como el aborto y las uniones homosexuales, suscitan mucho interés entre los jóvenes y en consecuencia habría que haberlos afrontado, Francisco dijo: "Sí, pero no era necesario hablar de eso, sino de las cosas positivas que abren camino a los chicos. Además los jóvenes saben perfectamente cuál es la postura de la Iglesia".

Es decir, lo de Francisco no es tanto un cambio de contenido cuanto de método. En vez de centrarse en las normas, prefiere proponer, en forma positiva, la belleza de la aventura cristiana. En vez de poner en primer lugar la "didaché", la enseñanza doctrinal, ha elegido privilegiar el "kerygma", el evangelio en sentido literal: la buena noticia.

El aspecto doctrinal no está totalmente ausente, pero ha sido desplazado. En lugar de estar centrado sobre los que Benedicto XVI definió como los valores no negociables – vida, familia, educación – se apoya en la "corrupción", expresión con la que Francisco entiende no sólo el ponerse al servicio del dinero como ídolo, sino también, mejor dicho, antes que nada, el no reconocer el señorío de Dios y la necesidad de recurrir a su misericordia.

Karl Rahner dijo alguna vez que el cristiano del mañana será místico o no será. Francisco se ha insertado en esa línea. Bien consciente del hecho que nuestra sociedad no es más cristiana, considera que los hombres y las mujeres de nuestro tiempo pueden volver a la fe solamente en virtud de un encuentro personal con Jesús. Un encuentro que muchas veces acontece en el momento de la enfermedad, de la soledad, de la pobreza y que no se juega tanto en el plano de las ideas, sino en el de los sentimientos, no en el cerebro sino en el corazón.

Bajo este aspecto, el pontificado de Francisco tiene más de una afinidad con los movimientos evangélicos tan difundidos en América latina.

Ahora bien, sinceramente no sé si esta estrategia de Francisco está dando frutos. ¿Las plazas llenas y las multitudes que aclaman han de significar que el Papa ha logrado su objetivo, o bien son fenómenos inducidos por una cierta exaltación colectiva? Quizás una cosa y la otra van juntas.

Para ser ofrecido con eficacia, el Evangelio necesita instrumentos, y en el caso de Francisco el primer instrumento es él mismo. Lo es también con sus buenos días, con sus buenas tardes y con su buen almuerzo, con sus discursos breves pero ricos en imágenes que quedan grabados, con su sabiduría popular que sabe un poco de otros tiempos pero que logra interesar.

Habrá que ver hacia dónde llevará a la Iglesia.

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El libro:

A.M. Valli, R. Lorenzoni, "Viva il papa? La Chiesa, la fede, i cattolici. Un dialogo a viso aperto", Cantagalli, Siena, 2014.

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Traducción en español de José Arturo Quarracino, Buenos Aires, Argentina.


RD

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