La parábola de la cizaña nos muestra la enseñanza de Jesús de Nazaret sobre la Paciencia y la Misericordia de Dios. Él espera pacientemente a que dejemos de ser brotes de cizaña para transformarnos en buen trigo. Por eso espera al día final de la siega para separar la cizaña del trigo. Pensemos en ello y dispongamos a convertirnos, y esta vez de verdad, sin dejar, en nuestro interior, ninguna puerta cerrada al Señor.
Betania
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