Saturday, July 19, 2008

JMJ SYDNEY 2008-Desde el cenáculo de Sídney (18) por Jesús de las Heras Muela


EMBAJADOR DE PAZ Y DE UNIDAD

El Papa se encuentra con representantes de otras Confesiones religiosas y con representantes de otras Iglesias y comunidades cristianas
Australia es país multiconfesional, donde además se tiene en gran consideración la libertad religiosa. No siempre fue así, especialmente a partir de 1788 cuando en Sídney se estableció la primera colonia penal procedente de Gran Bretaña y se impuso el confesionalismo religioso anglicano. Hoy día son los católicos, con más del 27% de la población, la minoría religiosa mayoritaria.
La catedral de Santa María de Sídney, centro de operaciones de esta visita papal, acogía en la mañana del viernes 18 de julio sendos encuentros con denominador común interreligioso. En la cripta de la catedral se desarrollaba el encuentro con los hermanos cristianos no católicos –del que hablaré en la próxima crónica-, y en la sala capitular, con medio centenar de representantes de otras religiones, encabezados por el rabino de la comunidad judía.

“He venido a Australia como embajador de paz”

-- “Queridos amigos, he venido a Australia como embajador de paz. Por esto, estoy contento de encontrarme con vosotros que compartís este mismo anhelo y el deseo conjunto de ayudar al mundo a conseguir la paz”.

Se trata de una paz que va siempre unida a la búsqueda y al servicio de la verdad. Pero ¿qué más dijo el Papa, cuál fue la sustancia de su mensaje con los líderes australianos de otras religiones? Que la religión es buena y necesaria, que la religión contribuye a la paz, que religión sirve al desarrollo de los pueblos y de las personas y al cuidado de la entera creación –en una nueva alusión a la cuestión ecológica-, que la religión educa a los jóvenes en los verdaderos valores y que, por ello, son precisas las armoniosas correlaciones entre religión y vida pública y entre razón y fe –en este sentido, habló también el jueves el primer ministro australiano- y que jamás la religión debe ser elemento de división y de enfrentamiento, sino de unidad y de concordia.

-- “La religión ofrece la paz, pero, más importante todavía, suscita en el espíritu humano la sed de la verdad y el hambre de la virtud”.

-- “La universalidad de la experiencia humana, que trasciende todo confín geográfico y todo límite cultural, hace posible a los seguidores de las religiones comprometerse en el diálogo por afrontar el misterio de los gozos y de los sufrimientos de la vida”.

-- “Las religiones representan un intento de comprensión del cosmos entero como proveniente y procedente de un principio y fin. Los cristianos creen que Dios ha revelado este principio y origen en Jesús, a quien la Biblia define como Alfa y Omega”.
Ecclesia Digital

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