“Soy tonto, pero no puedo evitarlo. Su ausencia me hace llorar”, decías años después de su muerte. Pensabas que la ibas a olvidar, pero la cómoda, el florero hasta los cacharros de cocina te la recordaban.
“¿Qué puedo hacer -me dijiste- para dejar de sufrir?”
Nada. Las emociones no tienen remedio, pueden más que nosotros. No te es posible escapar a su influjo. Pero puedes ir más allá de ellas.
Abre las puertas y ventanas de tu casa, ábrete tú.
Fuera hay más gente, miles, millones de emociones dispares. Detrás de este, más países. Y arriba, las inaccesibles estrellas. ¿A qué se reducen mis tribulaciones? Cuando te observas desde fuera, desde un satélite incluso tu gran mundo es pequeño.
Pedro Miguel Lamet SJ
Del blog "El alegre cansancio"
21
No comments:
Post a Comment