Monday, January 09, 2012

La cirisis de la pederastia no ha acabado

A una década de la explosión de los casos de abuso que tuvieron como epicentro la ciudad de Boston, habla el arzobispo de la ciudad, el cardenal Sean O’Malley

GIACOMO GALEAZZI
CIUDAD DEL VATICANO

«La cirisis no ha acabado», advierte el cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston y visitador apostólico para Irlanda, dos realidades afectadas por el escándalo de los abusos sexuales en manos del clero. Religioso capuchino, el cardenal O’Malley es considerado un paladín de la lucha contra los abisos de Joseph Ratzinger. En Boston , en 2003, fue nombrado en lugar del cardenal Bernard Law, obligado a renunciar por haber menospreciado el problema de los sacerdotes pedereastas. «No hemos salido de la crisis todavía», advierte el purpurado anti-abusos al “National Catholic Reporter”, que reconstruye en un informe sobre el “Watergate católico” que ya desde 1992 O’Malley prestaba sus sefvicios como misionero en las Islas Vírgenes, cuando fue enviado a la diócesis de Fall River en Massachusetts, en donde se vio aobligado a medir sus fuerzas con un escándalo de abusos sexuales que involucraba al ex sacerdote Jamer Porter. Entre otras cosas, una experiencia que se convirtió una ocasión para que O’Malley se encontrara con las víctimas de abusos. Una década más tarde, O’Malley fue enviado a Palm Beach, Florida, en donde otra diócesis se encontraba en el caos después de que dos obispos hubuieran presentado sus renuncias tras haberse dado a conocer su condición de abusadores. «Sin embargo, todo esto parecía una pequeña ducha en relación con el tsunami que estaba esperando a O’Malley en Boston –subraya John L. Allen. Como se deduce de su “curriculum vitae”, O’Malley, que ahora tiene 67 años, es la referencia de la Iglesia estadounidense en la crisis de los abusos sexuales. Cuando el papa Benedicto XVI visitó los Estados Unidos en 2008, fue O’Malley el que arregló el primer encuentro entre las víctimas y el Pontífice. Cuando la Iglesia en Irlanda se encontró en la misma situación, Benedicto XVI envió a O’Malley a Dublín, para que condujera una investigación oficial».

O’Malley se sentó en su estudio del Centro Pastoral de Boston para conceder una larga entrevista a NCR sobre la crisis de los abusos. La conversación tuvo que ver con cuatro aspectos: Boston, el escenario nacional, el escenario internacional y el sacrificio personal de O’Malley. «El trauma y el sufrimiento son algo que nos marcarán durante mucho tiempo, tal vez para siempre. Decir que en Boston nos hayamos curado, o que hayamos superado la situación es incorrecto. Es algo con lo que tenemos que convivir –indica el purpurado. Cuando llegué la primera vez, había una rabia tal, un dolor, por parte de las víctimas, en las parroquias y entre los religiosos. En algunos barrios había casi desesperación. La gente quería saber cómo había reaccionado la Iglesia. Como si no fuera suficiente, también estábamos cayendo desde el punto de vista económico. El seminario se había vaciado. Había un enorme dolor y una rabia enorme».


Vatican Insider

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