Besamanos al Papa Francisco

Sonriente, afable, cercano

Polémica por algunos de lso invitados a 

la ceremonia de entronización

Largo besamanos de más de dos horas. El Papa Francisco, después de la misa inaugural de su pontificado, quiso saludar personalmente a muchos de sus invitados. Desde los Reyes de Bélgica, a Cristina Fernández, pasando por el presidente chileno Piñera o el portugués Aníbal Cavaco. Con todos conversó, se sonrió, agasajó afablemente y para todos tuvo unas palabras de cariño y aliento.

Un centenar de jefes de Estado y de Gobierno han asistido en la Plaza de San Pedro a la ceremonia de entronización del Papa Francisco. Entre los asistentes, sorpresas y alguna presencia 'no deseada'. Es el caso del presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, acusado de numerosas violaciones de derechos humanos y que tiene prohibido pisar el territorio de la Unión Europea desde 2002, aunque no el Vaticano.

Mugabe, de 89 años, está acusado por la comunidad internacional de encabezar una sangrienta dictadura, pero se considera muy católico (estudió con los jesuitas, la orden del Papa Francisco) y "no quería perderse el acontecimiento", tal y como el propio mandatario expuso antes de partir hacia el Vaticano. El presidente de Zimbabue ya viajó al Vaticano para los funerales de Juan Pablo II en 2005 y su posterior beatificación en 2011.

En la plaza vaticana también se encuentra el presidente de Paraguay, Federico Franco. Cabe recordar que el país fue suspendido de diversos organismos regionales (como el Mercosur) por cuestionársele acciones políticas poco claras en la expulsión del exmandatario Fernando Lugo, consideradas por políticos y analistas como un "golpe de Estado". A la ceremonia ha asistido también el vicepresidente del Senado indio, P.J. Kurien, acusado de participar en 1996 en una violación en grupo, aunque fue absuelto años después.

Otra de las visitas que provocan sorpresa es la del Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomeo I. Es considerada por los vaticanistas como una "novedad histórica" dado que se trata de un signo positivo en las relaciones ecuménicas entre ambas confesiones. Desde el cisma de 1054, que dividió a los católicos y ortodoxos, nunca se había dado que un Patriarca estuviera presente en la ceremonia de inicio de un Pontificado.

Junto a él están el 'número' dos de la Iglesia de Inglaterra, el arzobispo de York John Sentamu; Mohamed Youssef Hajar, secretario general de la Organización Islámica de América Latina, que representa a los musulmanes; el Patriarca de los armenios, Bedros XIX Tarmouni, el Patriarca greco-católico, Gregorio III Loham, y el rabino de Roma, Riccardo di Segni, quien confirmó su presencia después de que el Papa en el primer día de su Pontificado tendiese una mano a la comunidad judía. (RD/Agencias)

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