Thursday, March 14, 2013

Y el Espíritu sopló por Sor Lucìa Caram O.P.



Día lleno de emociones y de renovada esperanza, a pesar de la lluvia persistente que no hacía prever en los ánimos grandes alegrías tras el humo de la chimenea vaticana.


Se habló tanto, se hicieron tantas cábalas, que hasta nos hicieron creer que todo tenía una lógica meramente humana, y que era posible cualquier manipulación en medio de una desacreditada política vaticana.

Si salía hoy sería Scola o un americano... Si no salía mañana, podía tardar para conseguir consenso…. En todo caso, todo lo que se decía y los preferidos ocupaban la atención mundial y las conjeturas impedían vislumbrar que podíamos quedar gratamente sorprendidos.

Y esta tarde, la fiesta y la emoción nos embargó, y nos sorprendió gratamente: un Papa, venido de lejos, cuyo nombre es Francisco, con un pectoral de madera, que pide humildemente que oren por él, que recuerda con cariño a Benedicto XVI, y que de repente nos trae bocanadas de aire fresco.

Francisco, el Cardenal Bergoglio, un hombre moderado, pero de un corazón enorme y acogedor. Transpira Evangelio, y no tiene reparos en ser y parecer humilde.

Muchos recuerdan su etapa como provincial en la difícil dictadura militar. Una página negra de la historia Argentina, en la que no fue fácil el papel que tuvo la Iglesia con la junta militar, y en la que muchos se equivocaron. Sé que sufrió enormemente y que tuvo tiempo de rectificar, y lo hizo. La Compañía de Jesús vivía horas muy complicadas, y la teología de la liberación era mirada con desconfianza… ¡No lo tuvo fácil! Y en su vida veo muchas semblanzas con Monseñor Romero, un obispo que no tuvo recelo en decir “que los pobres lo habían evangelizado”, y que pasó de “controlar” la ortodoxia a servir al Pueblo de Dios.
Su actitud conciliadora, su opción por los pobres y su vida austera, su sobriedad, su capacidad de escucha, y su humildad, operaron en él un cambio que cristalizó en un compromiso coherente con el Evangelio. El Padre Bergoglio, no es un hombre de grandes discursos dogmáticos ni de elucubraciones abstractas.

Es un padre y pastor, que no dudo abrirá las puertas y las ventanas como el Papa Roncali, Juan XXIII, para que entre el aire fresco que renueve a la Iglesia.

Es moderado, habrá que darle tiempo, pero vislumbro la primacía de una Iglesia profética y carismática, servidora, por encima de una Iglesia principesca y alejada de la gente.

No tendrá miedo –o lo vencerá- de tomar decisiones y hacer limpieza. En Argentina Cristina Férnández y su difunto marido, tuvieron que oír sus quejas y sus denuncias ante la corrupción y la estafa e injusticias a los más pobres, porque el cardenal Bergoglio no se callaba.

De su mano, la Iglesia de Quarrachino, se transformó y se hizo servidora y se implicó en la lucha por la justicia y la paz.

Hace unos días, un obispo argentino, me comentaba que Bergoglio sabe escuchar, sabe acompañar a los curas, y valora enormemente la labor de los laicos y de las mujeres en la Iglesia.

Un jesuita vestido de blanco –como los dominicos-, que intuyo reconciliará a los religioso con la Iglesia, porque en estos últimos años, la vida religiosa no fue suficientemente valorada ni tenida en estima por la Iglesia más oficial.

Tenemos motivos para la esperanza. El Espíritu todo lo hace nuevo, tenemos un Papa Argentino, venido de lejos, portador de la esperanza de unas Iglesias jóvenes, que no dudo ayudarán a vigorizar a la Iglesia de la vieja Europa, a la que cada vez le cuesta más sintonizar con los anhelos y esperanzas de la gente.

Los que esperan un Papa de condenas, de curias, de grandes pompas y rúbricas, que se vayan despidiendo: El retorno al Evangelio es imparable.

He dicho que es moderado. Habrá que darle tiempo para algunos cambios, pero lo que estoy segura es que no los esquivará, y que en el Vaticano se aplicará a fondo, porque el Padre Bergoglio, no pactará con la mediocridad.

Ah, un Papa futbolero, admirador de Leo Messi, y que también vibra con el “blaugrana”, aunque sea de San Lorenzo: se apasiona con el deporte y sabe que trabajar en equipo, es saludable y también ayuda a la comunión.

Salud, Francisco, servidor del Evangelio, piedra de comunión y unidad

Sor Lucía Caram O.P
Sintonìa cordial
RD


1 comment:

Anonymous said...

esta monja de clausura no se recluye en tiempo de cuaresma? por qe no sale a la calle a trabajar y se deja de ser subsidiada por la curia?