El “sacerdote rebelde” austriaco fue invitado a hablar en 15 diócesis del país. Hay mucho interés, aunque algunas de las diócesis han tratado de detenerlo
ALESSANDRO SPECIALECITTÀ DEL VATICANO
Una gira de tres semanas por os Estados Unidos, con 15 etapas desde Nueva York hasta Los Ángeles, desde Seattle hasta Detroit. No, no se trata de una estrella del rock, sino del padre Helmut Schüller, el líder de la Pfarrer Initiative (la Iniciativa de los párrocos austriacos), que ha sacudido con sus peticiones de reformas profundas la Iglesia en los países germánicos, y no solo, si se toma en cuenta el eco que está teniendo su visita en los Estados Unidos.
Las primeras etapas del “tour” de Schüller, en Nueva York, Boston y Philadelphia, se llenaron y hubo cientos de personas que escuchaban su conferencia afuera de la sede en donde la pronunció.
El ciclo de conferencias, titulado “The Catholic Tipping Point: Conversations”, fue organizado por una decena de organizaciones católicas “progresistas y liberales”, como FutureChurch, Call to Action, DignityUSA y Voice of the Faithful.
Pero, entre los patrocinadores más eficaces del austricao sacerdote “rebelde” (como ha sido apodado Schüller por los medios de comunicación europeos) están, paradójicamente, los arzobispos de Boston y Philadelphia, en donde las parroquias católicas prohibieron el encuentro.
Según la oficina del cardenal Séan O’Malley, «la política de la arquidiócesis de Boston es de no permitir hablar en las parroquias católicas o en eventos eclesiales individuos que promuevan posiciones opuestas a la doctrina de la Iglesia». Así, al último momento, el encuentro del pasado 17 de julio se llevó a cabo no en la parroquia de Santa Susana, sino en una Iglesia unitariana. «Lo triste –comentó Schüller durante el encuentro en Nueva York– no es que me hayan prohibido hablar. Lo triste es que les hayan prohibido escuchar». En 2006, Schüller (ex-vicario general del arzobispo de Viena, el cardenal Christoph Schönborn, y ex-presidente de la Cáritas Austria) fundó la “Pfarrer Initiative” para buscar una respuesta a la crisis del “oficio” de sacerdote provocada por la disminución de las vocaciones.
En 2011, la Iniciativa, siguiendo el impulso de los escándalos de abusos en contra de menores en el seno de la Iglesia, lanzó un Llamado a la desobediencia para pedir reformas profundas, desde el fin del celibato obligatorio hasta la acogida de los divorciados que se han vuelto a casar y de los homosexuales, pasando por un papel mucho más activo por parte de las mujeres en la Iglesia y un cambio en los procedimientos para la elección de los obispos. El llamado reunió en pocos meses el apoyo de más de 450 sacerdotes y diáconos, alrededor de una décima parte del clero austriaco, y suscitó iniciativas parecidas en el resto de Europa y en los Estados Unidos.
Según lo que indicó el “National Catholic Reporter”, el 16 de julio, en la Judson Memorial Church de la Washington Square en Nueva York, Schüller explicó que la Iniciativa nació del amor por la Iglesia y de una idea de obediencia “gradual”, antes que nada a Dios, después a la consciencia y para concluir a las órdenes de la Iglesia. «Es problemático obedecer a “líderes” que no son responsables en el uso de su poder», añadió.
La Iniciativa nació como reacción frente a las cada vez mayores dificultades para garantizar a todos los católicos la eucaristía, situación que se está complicando muhco más con la fusión o clausura de parroquias que derivan de la disminución de las vocaciones. Según Schüller, la eucaristía es «el centro espiritual de nuestras comunidades», el «pan del cielo, y debemos recibirlo juntos».
Además, hay que considerar que los párrocos se han visto expuestos a ritmos frenéticos debido a la multiplicación de encargos en el territorio del que se deben ocupar. No hay nada peor para un sacerdote, que escuchar a decir a sus parroquianos: “Ya sé, padre, que no tiene mucho tiempo”. Si un sacerdote se ve obligado a dar la impresión de que no puede estar presente con su comunidad, añadió, «es el fin de su ministerio».
En Nueva York, el sacerdote austriaco dialogó sobre la ordenación femenina con una mujer “sacerdote” estadounidense, aunque subrayó la distancia de la Iniciativa de este movimiento. Según Schüller, de hecho, se debe insistir en que hay que dar un mayor papel y mayores derechos a los laicos: «No deberíamos hablar de laicos, sino de “ciudadanos de la Iglesia”. La palabra laico hace pensar en personas sin competencias ni experiencia». «La visión cristiana de los seres humanos –añadió– es que tienen derechos y responsabilidades, y una dignidad especial que hay que respetar. Por ello, tienen derecho de participar en la toma de decisiones en la Iglesia».
Sin embargo, Schüller y su movimiento están viendo con mucho interés y confianza a Papa Francisco. «Nos da esperanza, de verdad, porque sus primeros gestos son muy interesantes, su orientación hacia un papado cada vez más simple», dijo en Boston
Vatican insider
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