Mañana en el Metting de Rímini el testimonio de uno de los sacerdotes villeros de Buenos Aires
ANDREA TORNIELLICIUDAD DEL VATICANO
«Hay una absoluta sintonía entre lo que era y hacía el cardenal Bergoglio como arzobispo de Buenos Aires y lo que es y hace ahora que se llama Francisco...». El padre “Pepe” di Paola acaba de llegar a Rímini y participará en la mesa redonda del Meeting mañana por la mañana, a las 11,15 en la Sala D5 de los padellones de la feria, al lado de Guzmán Carriquiry, secretario general de la Pontificia Comisión para América Latina, y del sacerdote Stefano Alberto.
“Con la «Lumen Fidei» a las periferias de la existencia” es el título del encuentro que el Meeting de Rímini ha querido dedicar al nuevo Papa. José María di Paola, padre “Pepe”, como lo conocen en Argentina, es sacerdote desde hace 30 años y buena parte de su servicio lo ha pasado en una “villa miseria” de Buenos Aires.
«En mi intervención –anticipó a Vatican Insider el “sacerdote villero”, que en los próximos días se reunirá con Francisco– trataré de hablar de cómo actuaba Bergoglio como arzobispo y de la continuidad que existe con su manera de ser Papa. Detrás de su actitud, de su relación con las personas, de su enfoque, no hay nada nuevo o diferente, mucho menos ninguna estrategia de marketing: hay una manera de vivir la Iglesia que nosotros conocimos durante los años en Buenos Aires».
«Siempre nos ha invitado a ir a las periferias geográficas y existenciales, pero no se limitaba a enviarnos a las villas, sino que nos acompañaba en esta experiencia. Acompañó a la gente y a los sacerdotes. Estuvo cerca de nosotros. Es por ello que los únicos que no están sorprendidos con Papa Francisco son los pobres de las villas o los jóvenes que fueron salvados de la droga, a los que Bergoglio estuvo cerca, mucho más de lo que estuvo con círculos intelecutales o académicos. Puedo atestiguar –explica padre “Pepe” – que el habitante de las villas sentía al arzobispo casi como “incorporado” a su vida cotidiana».
Uno de los aspectos que caracterizaban el episcopado de Bergoglio en la capital argentina y que sigue teniendo seguidores entre muchos de sus sacerdotes argentinos es la facilidad con la que administraba los sacramentos, a partir del bautismo. Sin largos recorridos de catequesis o de preparación, tratando, al contrario, de seguir a las personas y a las familias después del bautismo del hijo. «Bergoglio –afrima padre “Pepe” – siempre ha creído profundamente en la potencia de la gracia, en la gracia que es donada a través de los sacramentos. Y siempre ha creído más en la potencia de la gracia que en la importancia de la preparación adecuada previa de los recorridos educativos o catequéticos. La Iglesia debe favorecer y facilitar la fe de las personas».
«Yo puedo atestiguar –concluye el sacerdote– la belleza de muchas historias de chicos que se sintieron acogidos, que encontraron la fe, que salieron del túnel de la droga porque se sintieron amados por una Iglesia que supo acercarse a ellos».
Vatican Insider
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