Friday, January 10, 2014

Poesía y "Evangelii Gaudium" 6. EL REGALO DE JESÚS A SU PUEBLO


En nuestro intento por complementar poesía y exhortación papal, no fue difícil detenernos en el primer bloque de propuestas: La alegría del Evangelio” (1–19). Nuestra caprichosa investigación saltará ahora del principio al final:María, la Madre de la evangelización” (284–288). Le dedicaremos dos entregas. En la de hoy, “El regalo de Jesús a su pueblo”, contemplaremos la escena fundacional de Jn 19, 26–27, en la que Jesús agonizante confía su Madre al apóstol que había reposado la cabeza en su pecho unos días antes, al apóstol y a nosotros, a todos, “porque no quiere que caminemos sin una madre”.
¿Y cómo es nuestra Madre María? Creativa, tierna, confiada al Padre, atenta a las necesidades de los demás, sufridora, misionera..., derramando “incesantemente la cercanía del amor de Dios...”

NO QUIERE QUE CAMINEMOS SIN UNA MADRE
ESCRIBE EL PAPA FRANCISCO: (285) "En la cruz, cuando Cristo sufría en su carne el dramático encuentro entre el pecado del mundo y la misericordia divina, pudo ver a sus pies la consoladora presencia de la Madre y del amigo. En ese crucial instante, antes de dar por consumada la obra que el Padre le había encargado, Jesús le dijo a María: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego le dijo al amigo amado: «Ahí tienes a tu madre» (Jn 19,26-27).
Estas palabras de Jesús al borde de la muerte no expresan primeramente una preocupación piadosa hacia su madre, sino que son más bien una fórmula de revelación que manifiesta el misterio de una especial misión salvífica. Jesús nos dejaba a su madre como madre nuestra. Sólo después de hacer esto Jesús pudo sentir que «todo está cumplido» (Jn 19,28). Al pie de la cruz, en la hora suprema de la nueva creación, Cristo nos lleva a María. Él nos lleva a ella, porque no quiere que caminemos sin una madre, y el pueblo lee en esa imagen materna todos los misterios del Evangelio".
En la bella imagen de crucificado que nos acompaña, nos fijamos en Jesús y su Madre. Y evocamos, con Rafael Alfaro en “Y me llamó mujer la testamentaria escena de la entrega de Juan a su Madre (ahí tienes a tu hijo) y de su Madre a Juan (ahí tienes a tu Madre). Aquello no fue como la boda de Caná: aquí corría la sangre, no el vino. Pero se vivió también una fecunda historia de amor entre la Madre y el hijo apóstol, entre la Madre y la humanidad (“Madre de todos”). Tantos, tantos hijos como estrellas contemplaba Abrahamen el cielo: así de numerosa será tu descendencia...
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Y ME LLAMÓ "MUJER"
Y me llamó mujer. Y abrí los ojos.
Abrí la puerta gris del horizonte,
pero no era Caná de Galilea.
Allí estaba de pie, al pie de la cruz.
Allí escuché su voz que me llamaba
mujer... Y el agua no era vino, que era
sangre. Y llegó la hora del supremo
parto. Y miré a mis hijos. Y erais todos
hijos míos. ¡Qué bodas más hermosas
las de Caná, las del Calvario! ¡Qué
fecundidad! ¡Qué multiplicación
de ternura, de vino, de algo así
como una historia interminable
de contar...!
bblancoPero yo conozco el nombre
de todas las estrellas. Y las cuento.
De verdad que las cuento
todas las noches antes de dormir.

 CIERRO LOS OJOS Y TE PIENSO A TI
ESCRIBE EL PAPA FRANCISCO: (286) "María es la que sabetransformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura. Ella es la esclavita del Padre que se estremece en la alabanza. Ella es la amiga siempre atenta para que no falte el vino en nuestras vidas. Ella es la del corazón abierto por la espada, que comprende todas las penas. Como madre de todos, es signo de esperanza para los pueblos que sufren dolores de parto hasta que brote la justicia. Ella es la misionera que se acerca a nosotros para acompañarnos por la vida, abriendo los corazones a la fe con su cariño materno. Como una verdadera madre, ella camina con nosotros, lucha con nosotros, y derrama incesantemente la cercanía del amor de Dios."
Ha escrito Jesús Mauleón un sugerente poema litánico desde su amor a la Madre de Jesús, a la Madre de todos. Nos invita repetidas veces a cerrar los ojos y, desde la alcoba interior, piropear a la Dama de la dulzura y la piedad. Estrella, mar, belleza, cielo, luz, casa... la va requebrando. No es diosa María, pero la vivimos tanentronizada en el sagrado misterio trinitario...: Hija del Padre, Madre del Hijo, Esposa del Espíritu Santo...
Leíamos en el poema de Alfaro el reto que la tiene que suponermaternizar a tantos, tantos hijos. Aquí también nos anima Jesús Mauleón a acudir a su amparo en nuestros desvalimientos: “Eres tan madre que te multiplicas / y ofreces tu regazo / a tantos desterrados hijos de Eva... Ea pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y muéstranos a Jesús...
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CUANDO QUIERO PENSAR
EN ALGO HERMOSO 

(a la Virgen María)
Cuando quiero pensar en algo hermoso,
cierro los ojos y te pienso a ti.
Cuando quiero escalar un cielo humano,
alzo los ojos y te miro a ti.
Para tocar una posible estrella,
desde el amor alzo mi mano a ti.
Y si busco un calor y una dulzura,
cierro los ojos y te sueño a ti.
Tú eres la madre del amor, refugio
para el que cada día
tiembla de humanidad y desamparo.
Al Todopoderoso
sostienes en tus brazos, Madre y Reina.
Eres tan madre que te multiplicas
y ofreces tu regazo
a tantos desterrados hijos de Eva.
Tan reina eres
que el mismo Dios te ha puesto un trono.
Cuando quiero pensar en un perfume,
cierro los ojos y te aspiro a ti.
Cuando quiero sentir un roce de alas,
abro mis labios y te rezo a ti.
Para poder gozar un mar cercano
como a una playa me abandono a ti.
Y si le busco techo a mi intemperie,
casa materna
y puerta abierta yo te tengo a ti.
Tú eres la estrella, el mar, las alas, la dulzura.
Tú la belleza, el cielo, tú la luz, la casa.
Tú la madre de Dios, pura y humilde.
Tú la esperanza, oh madre de la vida.
Cuando quiero pensar en algo hermoso,
cierro los ojos y te pienso a ti.

 POESÍA Y "EVANGELII GAUDIUM" 
La alegría del Evangelio 

NICOLÁS DE LA CARRERA
Nido de Poesía
RD

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