Como nos dice el libro del Eclesiástico y nos lo recuerda el apóstol Pablo, la sabiduría de Dios nada tiene que ver con nuestra sabiduría, ni con nuestro modo de ver y entender nuestras vidas. Hermanos, presentemos a nuestro Padre Dios nuestro deseo sincero de vivir desde El, lanzados hacía los demás.
Padre, enséñanos a ser testigos de tu Amor.
• Nos presentamos, Padre, los que decimos seguir a tu Hijo Jesús, para que se nos conozca por nuestra actitud permanente de servicio, nuestra capacidad de acogida y nuestro trato delicado hacia los demás.
Padre, enséñanos a ser testigos de tu Amor.
• Te recordamos, Padre, todos los que dentro de la Iglesia tienen la tarea de despertar el deseo de Dios en el corazón de los demás, para que mediante sus palabras, gestos y testimonio sean presencia cercana y cálida de nuestro Padre Dios.
Padre, enséñanos a ser testigos de tu Amor.
• Traemos ante el altar, Padre, a los hombres y mujeres que viven con mucho sufrimiento su día a día, que encuentren en su entorno personas que les ayuden a caminar con esperanza y sentido.
Padre, enséñanos a ser testigos de tu Amor.
• Nos acordamos, Padre, de todos nuestros familiares y amigos que gozan ya de tu compañía eterna, que el testimonio de vida que nos ofrecieron nos anime a conocerte y buscarte cada día un poco más.
Padre, enséñanos a ser testigos de tu Amor.
Gracias, Padre, porque escuchas nuestra oración. Haz que sepamos vivir tal y como tú esperas de nosotros. Te lo pedimos a través de tu hijo Jesús.
Vicky Irigaray
Fe Adulta
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