Benedicto XVI acompaña a Bergoglio en el primer consistorio de su pontificado
(Jesús Bastante).- Fue una muestra más de comunión, de hermanamiento, de una Iglesia que sigue adelante y que se abraza. Como esta mañana se abrazaron Francisco y Benedicto XVI en la basílica de San Pedro, durante el primer consistorio de Bergoglio que elevó al cardenalato a 19 nuevos purpurados, entre ellos el españolFernando Sebastián. "La Iglesia también necesita que seamos hombres de paz y construyamos la paz. Hacer la paz. Ser artesanos de la paz", pidió el Papa a los cardenales.
Por primera vez desde que abandonó el solio pontificio, Benedicto XVI regresó a la basílica de San Pedro en público. Tuvo un lugar destacado en la celebración, y el propio Francisco se salió de la procesión para abrazar a su antecesor, y departir con él breves instantes. Después, en el saludo de los nuevos cardenales, Pietro Parolin recordó la presencia de Ratzinger. Una sonora ovación resonó en la mayor basílica de la Cristiandad. Un momento histórico.
Junto a la emoción y la alegría, la austeridadtambién se hizo presente en una basílica coloreada como en pocas ocasiones. Se vieron pocas cruces doradas, porcos ornamentos en la ya de por sí recargada vestimenta cardenalicia.
Sólo faltó Loris Capovilla, que a sus 98 años se quedó en Bérgamo, pero fue recordado por el secretario de Estado. Pietro Parolin agradeció al Papa la "confianza manifestada hacia nosotros. Una confianza que responderemos con fidelidad y perseverancia a la llamada a la púrpura, hasta dar la sangre por la fe, la paz, la tranquilidad del pueblo de Dios y la libertad de la Iglesia".
Tras las gracias, la disponibilidad. "Aquí estamos para seguir adelante con valor, para edificar la Iglesia en la sangre del Señor y confesar la única gloria, y así la Iglesia irá adelante", en un "estado permanente de misión".
En su homilía, que sirvió como "hoja de ruta" para a labor de los futuros cardenales, Francisco recordó cómo Jesús caminaba junto a sus discípulos. "Hoy, Jesús camina delante de nosotros. Siempre está por delante de nosotros, nos precede y nos abre el camino. Y esta es nuestra confianza y nuestra alegría, ser discípulos suyos, estar con él. Caminar tras él. Seguirle".
"Caminar, construir y confesar". Estas fueron las tres acciones que Francisco pidió a los cardenales para seguir a Jesús, para parecerse al maestro. "Jesús caminaba e instruye a los suyos a lo largo del camino. Jesús no ha venido a enseñar una filosofía, una ideología, sino un camino para recorrerlo con él. Y esa senda se aprende caminando".
"Sí, queridos hermanos, esta es nuestra alegría: caminar con Jesús. Esto no es fácil, ni es cómodo. Porque el camino que Jesús escogió es la vía de la cruz", proclamó el Papa, quien recordó cómo los apóstoles se sintieron "sorprendidos y asustados" cuando Jesús les anunció su Pasión, Muerte y Resurrección.
"A diferencia de los discíuplos de entonces, sabesmos que Jesús ha vencido, y no tenemos que tener miedo de Jesús". "Nosotros somos humanos, pecadores, y estamos dispuestos a la tentación de pensar según piensan los hombres, pero no como piensa Dios". En este punto, les alertó contra "la rivalidad, la envidia y los bandos". "Y así esta palabra que nos dirige el Señor es muy saludable: proyecta luz en nuestra conciencia y nos ayuda a ponernos en plena sintonía con Jesús, y hacerlo juntos".
Siguiendo con el ejemplo de Jesús, el Papa recordó que "durante el camino, Jesús se da cuenta de que necesita hablar a los Doce, se para y los llama". "Dejemos que el Señor nos llame así. Dejémonos convocar por él, escuchémosle con la alegía de acoger juntos su palabra, de dejarnos enseñar por ella y por el Espíritu Santo. Para que cada vez más seamos un solo corazón".
"La Iglesia necesita vuestra colaboración, y vuestra comunión, conmigo y entre vosotros. La Iglesia necesita vuestro valor, para anunciar el Evangelio en toda ocasión, oportuna e inoportunamente y dar testimonio de nuestra verdad".
A la vez, instó a la oración por tantos cristianos y no cristianos que pasan "momentos de dolor y sufrimiento" en tantas partes del mundo. "Queremos expresar nuestra cercanía espiritual a todos los cristianos que sufen discriminación y persecución. Debemos luchar contra cualquier discriminación, y rezar por ellos, para que sean fuertes en la fe".
Una oración que "se se debe hacer extensible a todos los hombres y muejres que padecen injusticias a causa de sus convicciones religiosas". "La Iglesia también necesita que seamos hombres de paz y construyamos la paz. Hacer la paz. Ser artesanos de la paz". Por ello "imploramos la paz y la reconciliación para los puebos que en estos tiempos sufren la violencia, la exclusión y la guerra".
Tras la homilía, se produjo el momento más emotivo y ceremonial de la celebración. El abrazo y la imposición de la birreta y el anillo cardenalicios, así como la designación de su parroquia en Roma. A monseñor Sebastián, el penúltimo en arrodillarse ante el Papa, le correspondió la basílica de Santa Angela de Médici. Especialmente emotivo fue el saludo con su sucesor en Buenos Aires, Mario Poli. O el momento en que descendió para imponer el birrete a un cardenal de La Antilla, que estaba en silla de ruedas.
Texto completo de la homilía del Santo Padre Francisco:
«Y Jesús iba delante de ellos...» (Mc 10, 32)También en este momento Jesús camina delante de nosotros. Él siempre está delante de nosotros. Él nos precede y nos abre el camino... Y ésta es nuestra confianza y nuestra alegría: ser discípulos suyos, estar con él, caminar detrás de él, seguirlo...Cuando con los cardenales hemos concelebrado juntos la primera Misa en la Capilla Sixtina, «caminar» ha sido la primera palabra que el Señor nos ha propuesto: caminar, y después construir y confesar.Hoy vuelve esta palabra, pero como un acto, como una acción de Jesús que continúa: «Jesús caminaba...». Nos llama la atención esto en los evangelios: Jesús camina mucho e instruye a los suyos a lo largo del camino. Esto es importante. Jesús no ha venido a enseñar una filosofía, una ideología..., sino un «camino», una senda para recorrerla con él, y la senda se aprende haciéndola, caminando. Sí, queridos hermanos, esta es nuestra alegría: caminar con Jesús.Y esto no es fácil, no es cómodo, porque la senda que Jesús elije es el camino de la cruz. Mientras van de camino, él habla a sus discípulos de lo que le sucederá en Jerusalén: anuncia su pasión, muerte y resurrección. Y ellos se quedan «sorprendidos» y «asustados». Sorprendidos, ciertamente, porque para ellos subir a Jerusalén significaba participar en el triunfo del Mesías, en su victoria, como se ve luego en la petición de Santiago y Juan; y asustados por lo que Jesús habría tenido que sufrir, y que también ellos corrían el riesgo de padecer.A diferencia de los discípulos de entonces, nosotros sabemos que Jesús ha vencido, y no deberíamos tener miedo de la cruz, aún más, en la Cruz tenemos nuestra esperanza. No obstante, también nosotros somos humanos, pecadores, y estamos expuestos a la tentación de pensar según el modo de los hombres y no de Dios.Y cuando se piensa de modo mundano, ¿cuál es la consecuencia? Dice el Evangelio: «Los otros diez se indignaron contra Santiago y Juan» (v. 41). Ellos se indignaron. Si prevalece la mentalidad del mundo, surgen las rivalidades, las envidias, los bandos...Así pues, esta palabra que hoy nos dirige el Señor es muy saludable. Nos purifica interiormente, ilumina nuestra conciencia y nos ayuda a ponernos en plena sintonía con Jesús, y a hacerlo juntos, en el momento en que el Colegio de Cardenales se incrementa con el ingreso de nuevos miembros.«Llamándolos Jesús a sí...» (Mc 10, 42). He aquí el otro gesto del Señor. Durante el camino, se da cuenta de que necesita hablar a los Doce, se detiene y los llama a sí. Hermanos, dejemos que el Señor Jesús nos llame a sí. Dejémonos con-vocar por él. Y escuchémosle con la alegría de acoger juntos su palabra, de dejarnos enseñar por ella y por el Espíritu Santo, para ser cada vez más un solo corazón y una sola alma alrededor de él.Y mientras estamos así, convocados, «llamados a sí» por nuestro único Maestro, también yo les digo lo que la Iglesia necesita: tiene necesidad de ustedes, de su colaboración y, por encima de todo, de su comunión, conmigo y entre ustedes. La Iglesia necesita su valor para anunciar el Evangelio en toda ocasión, oportuna e inoportunamente, y para dar testimonio de la verdad. La Iglesia necesita sus oraciones, - ¡no lo olvidemos! - para el buen camino del rebaño de Cristo, la oración que, con el anuncio de la Palabra, es el primer deber del Obispo. La Iglesia necesita su compasión sobre todo en estos momentos de dolor y sufrimiento en tantos países del mundo. Expresemos juntos nuestra cercanía espiritual a las comunidades eclesiales y a todos los cristianos que sufren discriminación y persecución. ¡Debemos luchar contra toda discriminación! La Iglesia necesita que recemos por ellos, para que sean fuertes en la fe y sepan reaccionar con el bien ante el mal. Y esta oración nuestra se extiende a todos los hombres y mujeres que padecen injusticia a causa de sus convicciones religiosas.La Iglesia también necesita de nosotros para que seamos hombres de paz y construyamos la paz con nuestras obras, nuestros deseos, nuestras oraciones: ¡hacer la paz! ¡Artesanos de la paz! por ello imploramos la paz y la reconciliación para los pueblos que en estos tiempos sufren la prueba de la violencia, de la exclusión y de la guerra.Gracias, queridos hermanos. ¡Gracias! Caminemos juntos tras el Señor, y en medio del Pueblo fiel - del santo Pueblo fiel de Dios - dejémonos convocar cada vez más por él a la Santa Madre Iglesia. ¡Gracias!
Los nuevos cardenales son:
- Arzobispo Pietro Parolin, Secretario de Estado.-Arzobispo Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo de los Obispos- Arzobispo Gerhard Ludwig Müller, emérito de Regensburg (Alemania) Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.- Arzobispo Beniamino Stella, Prefecto de la Congregación para el Clero.- Arzobispo Vincent Nichols, de Westminster (Gran Bretaña).- Arzobispo Leopoldo José Brenes Solórzano, de Managua (Nicaragua).- Arzobispo Gérald Cyprien Lacroix, de Québec (Canadá).- Arzobispo Jean-Pierre Kutwa, de Abidjan (Costa de Marfil).- Arzobispo Orani João Tempesta, O. Cist., de Río de Janeiro (Brasil).- Arzobispo Gualtiero Bassetti, de Perugia-Città della Pieve (Italia).- Arzobispo Mario Aurelio Poli, de Buenos Aires (Argentina).- Arzobispo Andrew Yeom Soo jung, de Seúl (Corea).- Arzobispo Ricardo Ezzati Andrello, S.D.B., de Santiago del Chile (Chile).- Arzobispo Philippe Nakellentuba Ouédraogo, de Ouagadougou (Burkina Faso).- Arzobispo Orlando B. Quevedo, O.M.I., de Cotabato (Filipinas)- Arzobispo Chibly Langlois, de Les Cayes (Haití).Los tres Arzobispos eméritos son:- Arzobispo Loris Francesco Capovilla, Ex Prelado del Santuario de Loreto (Italia) y ex secretario personal del beato Juan XXIII.- Arzobispo Fernando Sebastián Aguilar, C.M.F., emérito de Pamplona (España)- Arzobispo Kelvin Edward Felix, emérito de Castries (Santa Lucía).
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