Thursday, February 27, 2014

Gustavo Gutiérrez: "Los mismos pobres tienen que ser los agentes de su liberación"


El padre de la Teología de la Liberación, ovacionado en el Vaticano


"Si uno dice que hay conflicto, uno no es marxista, sino que mira la realidad""


Es el padre de la Teología de la Liberación, condenada durante décadas y ahora rehabilitada en la persona y en la vida del Papa Francisco con quien, según diversas fuentes, se encontró este martes Gustavo Gutiérrez, antes de la presentación del libro "Pobre y para los pobres. La misión de la Iglesia", escrito por el prefecto Müller con la aportación del teólogo peruano y prólogo de Bergoglio. El sacerdote fue el gran protagonista, recibiendo una sonora ovación.
Tras la misma, Gutiérrez conversó de modo informal con algunos periodistas, precisando que "los teólogos de la liberación no fueron marxistas", aunque sí reconoció que hubo "gente comprometida y que tenían una base teológica". "Los mismos pobres tienen que ser los agentes de su liberación", incidió el teólogo, quien quiso dejar claro que ni Juan Pablo II ni Benedicto XVI condenaron jamás su teología, sino que solicitaron una "contextualización".
Interrogado por Zenit sobre quienes eran los que desviaban la teología de la liberación dándole una matriz marxista, el sacerdote peruano respondió: "No Boff, no Sobrino, no Juan Luis Segundo, no Ronaldo Muñoz, o sea, diría que los teólogos no" y añadió que "claro, hubo gente muy comprometida antes y que tenían una base teológica, pero no eran los que hacían teología".
Añadió que "muchos de ellos era gente muy generosa, lo que no significa tener razón". Y añadió que "un seguimiento político hubo en algunos países". Y cuando se dice dimensión política precisó que se entiende "una dimensión política extraviada, incorrecta y hay siempre gente así".
El padre Gutiérrez consideró además, que hoy existe un clima más favorable, "sí, porque se saben mejor algunas cosas, en teología las ciencias sociales antes no aparecían nunca. Hace más de cuarenta años cuando nació la teología de la liberación estas estuvieron presentes y no solamente la filosofía. Hoy en día los estudios bíblicos están llenos de sociología y nadie dice nada, porque se acostumbraron", dijo.
Respondiendo a una periodista indicó que "el clima y el contexto ha cambiado mucho, los temas de la teología de la liberación están más presentes", como "pobreza, justicia". En particular dijo, "la idea que los mismos pobres tienen que ser los agentes de su liberación, y este fue un punto que estuvo desde el inicio de la teología de la liberación".
Si pudiera volver hace cuarenta años atrás, ¿haría las mismas cosas o cambiaría algo? "Nunca lo he pensado -respondió Gutierrez, porque las cosas que uno vive no dependen solamente de uno, creo que no haría lo mismo, porque ésto significaría que el ambiente habría sido el mismo". Y sobre lo hecho concluyó: "Nunca lo he lamentado".
Interrogado por Angela Ambroggetti, de Korazym, sobre Juan Pablo II y Ratzinger, y cuál tuvo más problemas con la teología de la liberación, el sacerdote peruano calificó el encuentro en Roma con Ratzinger hace siete años atrás, en el 2007, como "muy bueno".
Añadió que "Ratzinger era más teólogo, comprendía más y eso ha sido muy importante. Yo honestamente puedo decir que su comprensión caminaba porque sabía de que se trata, desde el inicio" porque sabía "que no era la idea del marxismo".
"Nunca me preguntó nada sobre marxismo -dijo el padre Gutierrez- porque sabía que no tiene nada de eso. Basta tener un poco de cultura para saber que si uno dice que hay conflicto, uno no es marxista, sino que mira la realidad". Y añadió que el diálogo con el cardenal que estaba a cargo en esos años de la Doctrina de la Fe "era de esa categoría".
"Con Juan Pablo II --dijo el teólogo peruano-- fue distinto, lo vi una sola vez en mi vida, y fue muy bromista, me dijo que pensaba que yo era más alto (el padre Gutierrez es de estatura pequeña) y al final me puso la mano en el hombro y me dijo 'siga, siga'. Aunque no sé que me quiso decir con eso...".
"Con Ratzinger --prosiguió el padre de la teología de la liberación-- el diálogo comenzó siendo él cardenal, tengo una experiencia positiva. Luego termina eso con una carta que envía a mis superiores indicando que el diálogo ha terminado de manera satisfactoria", y quiso precisar que "además era diálogo y no un proceso".
¿Es este un momento particular en la Iglesia? "Como momento hay que reconocer que no lo habíamos tenido. Solamente los diarios trataban sobre estos temas, depende también de qué medios. Pero un momento de Iglesia como es hoy, eso no lo habíamos conocido". Con un papa, dijo, "que critica el pensamiento único y todo eso".
Cuando le indicaron "que usted fue muy útil para que Müller conozca la situación de la pobreza en Perú", y le interrogaron "pero quizás también Müller le ayudó a limpiar la teología de la liberación". El padre Gutierez dijo: "Limpiar no, pero muy útil sí, porque la ha puesto en un contexto, ha convertido eso, porque la teología de la liberación tiene un fundamento de espiritualidad muy grande desde el comienzo". Y precisó que "eso lo debo al teólogo Dominique Chenot, eso lo recibí en mi formación inicial y eso me ha marcado mucho. Porque estoy convencido que la teología nace en la vida diaria de la Iglesia".
Concluyó indicando que hoy tiene relaciones epistolares y personales con otros padres de la teología de la liberación y que ellos han tomado temas diversos, por ejemplo Leonardo Boff que entró talmente de lleno en el tema de la ecología, que ya no hace ni falta que él entre.
Al concluir recordó que él fue párroco por 25 años y se siente tal, y que "a la vejez viruelas" puesto que está enseñando Perú y en dos lugares en el exterior.

Acto de entrega del Doctorado Honoris Causa al Padre Gustavo Gutierre<


Müller y la Teología de la Liberación “normalizada”


El más reciente libro del prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que incluye el prólogo del Papa Francisco y textos del “padre” de la Teología de la Liberación, Gustavo Gutiérrez

ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZCIUDAD DEL VATICANO

“Pobre y para los pobres”. La palabras del Papa son también el título del más reciente libro de Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Un texto que parece ser el paso definitivo hacia una Teología de la Liberación “normalizada”. El volumen, que cuenta con el prólogo de Francisco, se presentó en un auditorio del Vaticano, a unos pasos de la Plaza de San Pedro, y con un relator sorpresa: Gustavo Gutiérrez.

Müller es el principal artífice de esta “normalización” a una corriente de pensamiento que todavía desata encendidos debates en América Latina. Él es, desde hace décadas, amigo personal de Gutiérrez, “padre” de esa teología. Tras la presentación del libro el flamante cardenal alemán explicó a los periodistas por qué la apoya sin dudar.

¿Por qué generó polémica en su momento la Teología de la Liberación?

Cuando se está desarrollando una teología existen circunstancias del contexto y se presentan preguntas que deben aclararse. La Teología de la Liberación comenzó con la “Gaudium et Spes”, que contiene una nueva definición de las relaciones entre la Iglesia y el mundo. La Teología de la Liberación era una gran aplicación de este documento de la Iglesia a la situación de América Latina.

¿Entonces cuál era el problema? ¿Por qué no funcionaba?

Sí, funcionaba. Las dos instrucciones (de la Congregación para la Doctrina de la Fe publicadas en los años 90) no rechazaron la Teología de la Liberación. Esa etapa de la historia estaba muy presente el comunismo soviético y existían tantas presiones de esa ideología. Cuando nosotros hablamos de los pobres lo hacemos de una manera muy distinta a los comunistas. No soñamos un paraíso terreno. Ellos reclamaron siempre a la Iglesia que el cristianismo habla sólo del cielo, pero nosotros no podemos decir que hablaremos sólo de la tierra. El hombre es un ser que vive en este mundo, pero tiene al mismo tiempo una vocación universal, eterna, divina. Debemos integrar la responsabilidad aquí por la sociedad, la justicia social, la paz, el sostener siempre la dignidad humana, con la visión trascendente.

Esta es la tarea de la Iglesia de hoy, de introducirse en la agenda de la sociedad moderna y, al mismo tiempo, decir que el fin último es Dios. Es malo cuando se olvida este último fin del hombre. No podemos argumentar contra la dignidad humana porque no sólo los ricos, los poderosos, no deben suprimir los pobres, explotar a los enfermos menos poderosos, sólo con la referencia a Dios podemos hablar de la igualdad, la equidad de los hombres.

¿Entonces la Teología de la Liberación está ya purificada de cualquier influencia negativa?

Purificada no, se ha aclarado. También en otras etapas de la historia de la Iglesia existían discusiones sobre los nuevos desafíos. Nosotros somos hombres, debemos discutir, encaramos el diálogo y a veces hasta peleamos de una manera fraterna. Pero no se pueden hacer guerras, uno contra el otro. Siempre debe ser una discusión seria, porque existen diversas perspectivas de un tema pero todos bebemos de la fuente de la doctrina de la Iglesia. La teología es necesaria para el desarrollo, para la actualización de la doctrina de la Iglesia que como tal es siempre la misma.

¿Su libro pretende ser un ejercicio definitivo de explicación, de “normalización”?

Si, los libros tienen también la tarea de superar algunos prejuicios o la falta de información. Muchos prejuicios vienen de una falta de comunicación, cuando la gente habla muy superficialmente o con palabras muy ligeras, prejuiciosas. Esto es necesario también para el estudio, el conocimiento y para buscar un buen juicio.

¿Cómo ha sido su relación con Gustavo Gutiérrez?

Cuando yo comencé como teólogo él ya había terminado. Ha sido una relación mutua, yo he aprendido mucho de él, hemos discutido mucho los puntos problemáticos de la Teología de la Liberación.

¿Los tiempos están maduros para la beatificación de Monseñor Romero?

La Congregación para las Causas de los Santos tiene la responsabilidad pero toca a nosotros dar el “nihil obstat” (visto bueno) porque nada en este obispo está en contra de la ortodoxia. Hemos leído, estudiado todos sus escritos, sus libros y homilías, estamos convencidos de manera unánime que no existe objeción alguna en la doctrina. Este es el juicio de nuestra congregación, el resto debe continuar en los Santos.
Vatican Insider

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