Durante varios años Trabajo País se ha comprometido con la construcción de mediaguas y con la reconstrucción de capillas, plazas, etc a lo largo del país. Este año se sumó una nueva zona en Concepción, la Isla Santa María, si bien era un lugar de difícil acceso en comparación a las otras zonas, se convirtió rápidamente en un lugar donde todos querían ir, ¿Paisaje, novedad, aventura?
Algunos de los jóvenes comuneros respondieron que no sabían por qué la Isla, otros indicaron que querían saber qué se sentiría trabajar no en un campo, sino que en una “Isla”, en total hubo 35 jóvenes dispuestos a entregar sus manos por Cristo en la construcción y reconstrucción en tres grandes y ambiciosos proyectos que se realizaron.
Uno de los proyectos que se realizó en la isla y sin duda el más ambicioso, por el tiempo que se requería para terminarlo, fue la nivelación y cambio de piso en la capilla existente, sumado a la habilitación de un dormitorio y la reconstrucción del baño de la misma. Para lograrlo se formó una comunidad con estudiantes de arquitectura, construcción, física, entre otros, más la gran ayuda que prestó el postulante al diaconado Edmundo Espejo, quien hace años había construido la extensión de la capilla y otros voluntarios que dejaron sus manos para que la casa de Dios fuera digna del creador. Sin duda un arduo trabajo en equipo, que dejó y dejará un templo donde los pocos católicos que quedan en la Isla se puedan reunir en torno a la oración.
El segundo proyecto y no menos importante, fue el hermoseamiento de la Plaza de San Pedro existente en la isla, un trabajo de paisajismo que llevó a cabo otra comunidad y donde se pudo comprobar el amor de Dios con nosotros. En un principio los comuneros no veían cambios, lo que fue mejorando día a día con un trabajo ordenado, para tener como fin un lugar de encuentro para los isleños, con una vista privilegiada de las maravillas de la creación.
En tercer lugar, hubo un proyecto que se realizó en el interior del colegio, se trata de juegos infantiles hechos de polines y de las tablas que se sacaron del piso de la capilla, puesto que todos los materiales se reciclaron y utilizaron nuevamente. Además del lijado y pintado de los juegos ya existentes. Los niños que pudieron ver los juegos antes de que se regresara al continente, disfrutaron del trabajo realizado por los jóvenes de Trabajo País.
Si Cristo no hubiera acompañado estos trabajos a cada instante, quizás los resultados no serían lo mismo. Para ello habían jefes de formación, que se preocupaban de las oraciones en la mañana, en la noche, de las misas y de las formaciones antes de salir a construir. Una de las labores que debemos mencionar es la que efectuó Patricia Sepúlveda, la manipuladora de alimentos. Entregó todo lo que tenía, no sólo en la cocina, sino que fue un apoyo para los comuneros cada día.
Sin duda 7 días de trabajo intenso que no se olvidarán tan fácilmente, se ha formado una nueva escuela, esperamos que se pueda seguir en esta labor que hace Trabajo País, que no sólo es construir, sino que también es reconstruir el alma de Chile.
No hubo nadie triste, no hubo problemas, y si los hubo se dejaron atrás gracias a la oración que es el motor del cristiano. Trabajo País busca colaborar, como constructores de esperanza, en el desarrollo de un Chile más unido, más justo y más solidario, es decir, un país más cristiano. Y estos objetivos centrales se cumplieron a cabalidad en la Isla Santa María, apoyados en Cristo en todo momento.
Fuente: Armando Gilli Silva
Arzobispado de la SSMA. Concepción
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