Hoy hacen falta sanadores. Hacen falta hombres y mujeres que cuiden de los dolientes. Hacen falta hombres y mujeres que se acerquen a los que sufren, que calmen con sus manos, que consuelen con su palabra, que curen con su ciencia. Hoy hacen falta sanadores: estudiosos incansables, profesionales compasivos, observadores atentos, generosos en el esfuerzo y austeros en la demanda. Hoy necesitamos hombres y mujeres de ciencia, que se detengan sin temor frente al mal, que lo estudien, que lo analicen, que lo diagnostiquen y propongan remedio. Hoy hacen falta hombres y mujeres sin horario para la enfermedad, sin temor al contagio, sin miedo a la sangre. Hoy hacen falta hombres y mujeres que se enfrenten cada día al final inevitable, que puedan mirar de cara a la muerte y mantener la confianza en que esta no será la última palabra. Hoy necesitamos sanadores a quienes mirar a los ojos en nuestras horas de angustia y encontrar en sus pupilas al hermano que refleja el rostro del padre eterno.
Hoy necesitamos hombres y mujeres que miren al corazón… y que tengan un corazón en la mirada.
Francisco Igea
pastoralsj
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