Sunday, December 02, 2012

Benedicto XVI: No nos dejemos encontrar distraídos por Dios



"En medio del desorden del mundo o en los desiertos de la indiferencia y del materialismo los cristianos acogen de Dios la salvación y la testimonian con un modo diverso de vivir". Así reflexiona Benedicto XVI en este primer domingo, inicio de un nuevo año litúrgico. Antes del rezo del Ángelus, el Papa recordó que la palabra "adviento" significa "venida" o "presencia" y que "en el lenguaje cristiano se refiere a la venida de Dios". Un misterio, por lo tanto, "que envuelve por entero el cosmos y la historia, pero que conoce dos momentos culminantes". La primera es la encarnación y la segunda es el regreso glorioso al final de los tiempos. De aquí la invitación a ser vigilantes, a vivir con sobriedad y ...



Papa: "Exhorto a los legisladores y a los gobernantes a que protejan a las personas con discapacidad"

Recuerda que, en Adviento, "los cristianos acogen de Dios la salvación"


"Que el Dios que viene no nos encuentre cerrados o distraídos"


El papa Benedicto XVI exhortó hoy a los gobernantes de todo el planeta a que defiendan los derechos y garanticen la plena inclusión social de las personas con discapacidad física y psíquica.
Tras el habitual rezo del Ángelus dominical desde la plaza de San Pedro de la Ciudad del Vaticano, el pontífice quiso acordarse de los minusválidos, aprovechando que mañana se celebra el Día Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad.
"Toda persona, aun con sus límites físicos y psíquicos, incluso graves, siempre tiene unvalor inestimable y como tal tiene que ser considerada", afirmó Benedicto XVI en un domingo nublado en el Vaticano.
"Animo a las comunidades eclesiásticas a estar atentas y ser acogedoras con estos hermanos y hermanas -añadió-. Exhorto a los legisladores y a los gobernantes a que protejan a las personas con discapacidad y a que promuevan su plena participación en la vida de la sociedad".
El pontífice dedicó sus palabras introductorias del rezo del Ángelus al tiempo delAdviento, situado en el calendario católico durante las cuatro semanas anteriores a la Navidad y cuyo primer domingo se celebra hoy.
"La palabra adviento significa 'venida' o 'presencia'. En el mundo antiguo indicaba la visita del rey o del emperador a una provincia; en el lenguaje cristiano está referida a la venida de Dios, a su presencia en el mundo", dijo Benedicto XVI.
"En medio de los desórdenes del mundo, o de los desiertos de la indiferencia y el materialismo, los cristianos acogen de Dios la salvación y la testimonian con un modo distinto de vivir, como una ciudad sobre un monte", agregó el obispo de Roma, quien especificó que ese modo de vivir es con "sobriedad y rezo".
Ya en castellano, el papa saludó "cordialmente" a los peregrinos de lengua española desplazados hasta la Plaza de San Pedro del Vaticano o que siguieron en directo el rezo del Ángelus desde cualquier medio de comunicación.
"Abrimos hoy el Adviento, que nos trae a la memoria la doble venida de Jesús: la primera, que se reveló en la realidad de la carne, y la segunda, que se manifestará al final de los tiempos", afirmó en castellano.
"Que al comenzar este tiempo -como se ora en la liturgia- el Señor avive en nosotros el deseo de salir a su encuentro, acompañados por las buenas obras y así un día merezcamos poseer el reino eterno. Que la Virgen María, que esperó a su divino hijo con inefable amor de madre, nos acompañe y guíe para alcanzar nuestros anhelos", continuó.
El papa recordó además que este domingo en la India se proclama beato aDevasahayam Pillai, un fiel secular indio que vivió en el siglo XVIII y que se convirtió del hinduismo al catolicismo. (RD/Agencias)

Texto del saludo del Papa en español
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana. Abrimos hoy el Adviento, que nos trae a la memoria la doble venida de Jesús, la primera que se reveló en la realidad de la carne y la segunda que se manifestará al final de los tiempos. Que al comenzar este tiempo - como se ora en la liturgia- el Señor avive en nosotros el deseo de salir a su encuentro, acompañados por las buenas obras, y así un día merezcamos poseer el reino eterno. Que la Virgen María, que esperó a su Divino Hijo con inefable amor de Madre, nos acompañe y guíe para alcanzar estos anhelos. Muchas gracias.
Texto de la catequesis del Papa
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy la Iglesia inicia un nuevo Año litúrgico, un camino que viene ulteriormente enriquecido por el Año de la fe, a 50 años de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II. El primer Tiempo de este itinerario es el Adviento, formado, en el Rito Romano, por las cuatro semanas que preceden el Nacimiento del Señor, es decir el misterio de la encarnación. La palabra «adviento» significa «venida» o «presencia». En el mundo antiguo indicaba la visita del rey o del emperador a una provincia; en el lenguaje cristiano se refiere a la venida de Dios, a su presencia en el mundo; un misterio que envuelve por entero el cosmos y la historia, pero que conoce dos momentos culminantes: la primera y la segunda venida de Jesucristo. La primera es en la Encarnación; la segunda es el regreso glorioso al final de los tiempos. 
Estos dos momentos, que cronológicamente son distantes -y no nos es dado saber cuanto-, en profundidad se tocan, porque con su muerte y resurrección Jesús ha realizado ya aquella transformación del hombre y del cosmos que es la meta final de la creación. Sin embargo antes del final, es necesario que el Evangelio sea proclamado a todos (cfr 1 Cor 15,25; sal 110,1). Este diseño de salvación de Dios, con el anuncio del Evangelio, que está siempre en acto, requiere continuamente la libre adhesión y colaboración del hombre; y la Iglesia, que es como la Novia, la esposa prometida del Cordero de Dios crucificado y resucitado (cfr Ap 21,9), vive extendida en la memoria de su Señor y en espera de su regreso glorioso. Una espera hecha de esperanza vigilante y laboriosa.
A esto nos llama hoy la Palabra de Dios, trazando la línea de conducta a seguir para estar preparados a la venida del Señor. En el Evangelio de Lucas, Jesús dice a sus discípulos: «Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez ... Estad en vela orando en todo tiempo» (Lc 21,34.36). Por lo tanto, sobriedad y oración. Y el apóstol Pablo añade la invitación a «progresar y sobreabundar en el amor» de unos con otros, y para con todos para que se consoliden los corazones con santidad irreprochable ante Dios (cfr 1 Ts 3,12-13). 
En medio del desorden del mundo, o en los desiertos de la indiferencia y del materialismo, los cristianos acogen de Dios la salvación y la testimonian con un modo diverso de vivir, como una ciudad colocada sobre un monte. «En Aquellos días - anuncia el profeta Jeremías - estará a salvo Jerusalén, y la llamarán "El Señor es nuestra justicia"» (33,16). La comunidad de los creyentes es signo del amor de Dios, de su justicia que ya está presente en la historia pero que no está todavía plenamente realizada, y por lo tanto es siempre esperada, invocada, buscada con paciencia y valor.
La Virgen María encarna perfectamente el espíritu del Adviento, hecho de la escucha de Dios, de deseo profundo de cumplir con su voluntad, de gozoso servicio hacia el prójimo. Dejémonos guiar por ella, para que el Dios que viene no nos encuentre cerrados o distraídos, sino que pueda, en cada uno de nosotros, extender un poco de su reino de amor, de justicia y de paz.
RD 

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