Todo estaba listo para que Bergoglio cambiara habitación en la Casa Santa Marta, pero prefirió volver a la que le habían dado entre los cardenales
El Papa Francisco ya demostró, con diferentes gestos no solo simbólicos, la sencillez y esencialidad que le caracterizan, desde los primeros momentos de su Pontificado.
Cuando fue elegido Papa prefirió permanecer en la habitación 207 de la “residencia” de los conclavistas, la Casa Santa Marta, en lugar de ocupar la habitación 201, un pequeño departamento muy cómodo con estudio, una salita y una habitación: la “suite” pontificia.
Bergoglio se negó a ocupar este espacio y prefirió volver a la habitación que le habían dado después de un sorteo entre los 115 cardenales electores presentes en el Cónclave para la distribución de las habitaciones.
Pero hay una novedad en la “residencia” de los conclavistas. En el pasillo, delante de la habitación 207, se instaló una pequeña oficina para ocuparse de toda la documentación necesaria para los procedimientos formales y para recoger y distribuir el correo que llega (telegramas de felicitaciones, cartas de los fieles...). Una verdadera avalancha de correo.
Ningún privilegio y la mayor discreción, a pesar de haber sido elegido sucesor de Pedro.
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