Sunday, July 14, 2013

Comentario al Evangelio por José María Maruri S.J. "ANDA Y HAZ..." OBRAS SON AMORES Y NO BUENAS RAZONES


"ANDA Y HAZ..." OBRAS SON AMORES Y NO BUENAS RAZONES

Por José María Maruri, SJ


1.- Os figuráis la cara de una madre de familia numerosa a la que un hijo sabiondo la preguntara: “¿Mamá, quiénes son mis hermanos?” Y la madre se preguntaría: “¿Es que este hijo está ciego? ¿No ve los rasgos parecidos de todos? ¿No los está viendo sentados todos los días alrededor de la misma mesa? ¿Es que no lo dice el corazón y la sangre?”

Pues aquella frase, “y quien es mi prójimo”, del letrado que quería aparecer justo, raspó las cuerdas más íntimas del Corazón de Dios

-- Dios que ha creado a todos los hombres en apretado racimo de fraternidad...

-- Dios que llueve sobre justos y pecadores...

-- Dios que hace salir el sobre buenos y malos

-- Dios que se hace llamar Padre Nuestro y nos sienta a todos alrededor de una misma mesa familiar

* * Ese Dios nos está diciendo que a gritos que todos somos igualmente hijos ante sus ojos

* * Que esa frontera de “justos y pecadores”, “buenos y malos” la hemos creado nosotros

* *Que el “Nuestro” que Él nos ha enseñado tiene su equivalencia en un “Todos”

* *Que ese nuestro no se parece en nada a ese nuestro canijo y escuchimizado que nos hemos fabricado nosotros cuando hablamos de “ese es de los nuestros” o “no es de los nuestros”

* * Que el “Nuestro” de Dios no excluye a nadie. Y que el que nos hemos hecho nosotros excluye a los que no nos caen bien. A los que piensan distinto. A los que no nos son simpáticos. A los que no huelen bien... Por cosas tan nimias excluimos de nuestro corazón a un hermano.


2.- Jesús evita dar una definición de “prójimo”, porque siempre quedaría alguien excluido. Lo que parece decirnos es que lo que está equivocado es el punto de partida. Al hablar de “mi prójimo” partimos de “nosotros”, cuando lo importante en esta escena es “el que cayó en manos de los bandidos.

No podemos poner nuestro punto de vista. Tenemos que ponernos en el punto de vista del necesitado. Él es el importante.

¿Si yo fuera el que tiende la mano pidiendo ayuda, si yo fuera el herido no el enfermo, que esperaría de las personas que pasan a mi lado? ¿A quién consideraría yo mi prójimo?

Lo importante no es quien es mi prójimo, quien es ese “cercano” a quien tengo que ayudar, sino quien quisiera yo tener cercano en mi necesidad.


3.- Nos ha dicho la primera lectura que el mandamiento que Dios nos da no es algo difícil que está en el cielo. No es algo lejano. Es algo que brota de nuestro corazón. Si tenemos corazón humano, corazón de carne, sabremos escuchar la voz de la sangre, sabremos reconocer en el otro los rasgos comunes entre hermanos.

Ahí en el corazón tenemos la norma que nos ha de llevar a hacernos cercanos a los que nos necesitan. Es una cuestión de amor, de humanidad.


4.- “Anda haz tu lo mismo”. No te quedes en amores platónicos, en conmiseraciones etéreas. “Anda y haz”... obras son amores y no buenas razones.

--No pasemos de largo como los leguleyos y los moralistas, midiendo nuestra estricta obligación.

--No busquemos razones para ayudar, siempre encontraremos muchas más para no hacerlo.

--Sepamos que hay amor sino estamos dispuestos a perder nuestro tiempo y nuestro dinero.

Betania

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