Francisco y Benedicto consagran el Vaticano a San Miguel
El obispo de Roma, ante la presencia de su predecesor, inauguró una estatua de San Miguel en los Jardines Vaticanos. Y puso a la Ciudad del Vaticano bajo la protección de San José y del Arcángel
GIANNI VALENTECIUDAD DEL VATICANO
Debía ser “simplemente” la inauguración de una estatua en los jardines vaticanos, casi “simplemente” un paseo devoto. La escultura en bronce que representa a San Miguel Arcángel, obra del artista Antonio Lomuscio, fue colocada cerca del palacio del Gobernatorado. Pero Papa Francisco nada puede darse por descontado, y la misma rutina de la cotidianidad vaticana (Santa Marta docet) se convierte en el espacio en el que se desencadenan, todos los días, sorpresas cotidianas.
Sorpresa número uno: esta mañana, antes de las nueve, en el evento inaugural ante una pequeña multitud de unas cien personas, al lado del actual obispo de Roma estaba su predecesor Benedicto XVI. Joseph Ratzinger fue invitado personalmente por Papa Francisco y el primero respondió muy agradecido a la propuesta. El Papa emérito recibió el saludo caluroso y afectuoso de las personas que estaban presentes (que le dedicaron un aplauso) e intercambió el gesto prodigando sonrisas. Hoy, que fue presentada al mundo ”Lumen Fidei”, la encíclica “a cuatro manos” firmada por Francisco pero de enorme contenido “ratzingeriano”, el Papa Bergoglio llamó al Papa emérito para que participara en un momento público “ordinario”; de esta manera se descongestionan todos los psicodramas sobre los “dos Papas” que han representado diferentes grupos de analistas. Esos para quienes el pueblo “no habría entendido” la situación, permaneciendo en la confusión absoluta.
En realidad, el Pueblo de Dios parece acoger sin problemas todo lo que está sucediendo en la Iglesia de Cristo. Incluso en la amistad afectuosa entre Francisco y benedicto XVI, el “sensus fidei” obtiene un reflejo de la luz de gracia que alimenta y mantiene con vida a la iglesia. Francisco no tiene ninguna incomodidad debido a la presencia del Benedicto XVI en el Vaticano. Está muy contento de que reciba visitas y de que no viva segregado. Para el Papa Bergoglio, Ratzinger es como el “abuelito” del Vaticano. Y basta escuchar las homilías matutinas del actual obispo de Roma (llenas de recuerdos de la “abuela Rosa”, que le enseñó muchas cosas al pequeño Jorge Mario sobre las oraciones cristianas) para descifrar sin problemas la situación. Así, el Papa reinante despeja cualquier elucubración de los que quisieran hacer del Papa emérito un vivo sepultado, encerrado en una jaula dorada. Bergoglio considera que la intención de su predecesor (pasar los últimos años de su vida en el silencio y en la oración dentro del “recinto de San Pedro”) sitúa claramente a Ratzinger en el corazón latiente de la vida de la iglesia. Según Francisco (que lo dijo durante el Ángleus del domingo pasado), Ratzinger ha dado “un ejemplo maravilloso de lo que significa seguir la voluntad de Jesús en la consciencia”. “El ejemplo de nuestro Padre -repitió- nos hace bien, nos hace bien a cada uno de nosotros seguirlo”. Incluso por este motivo quiso que hoy estuviera a su lado, en un gesto lleno de sugerencias y elocuencia.
La inauguración de la estatua en bronce situada en los Jardines Vaticanos se transformó en una verdadera consagración de todo el Estado de la Ciudad del Vaticano a San José y a San Miguel, a quienes el Gobernatorado había pedido como protectores. Así, Francisco y Benedicto confiaron al cuidado eficaz del padre adoptivo de Jesús y al Arcángel (en eterna lucha contra el demonio) todo el conjunto de generosidad y miserias, dedicación y oportunismos, entusiasmo evangélico y corrupción que convive en los Muros Leoninos. Incluidas las maniobras de poca monta de los circuitos curiales en los que aumentan considerablemente as resistencias y el nerviosismo. Las “operaciones” cocinadas en la sombra y luego puestas en marcha a través de caneles y agentes “confiables”, según los clichés típicos de las luchas de poder clericales que tanto daño han provocado recientemente: “Quejarse y despotricar es su fuerte. Gruñen, bisbillean, farfurrulan. Están de mal humor y, lo que es todavía peor, alimentan sus rencores” (Charles Péguy).
Vatican insider
Ante la presencia de Benedicto XVI
El Papa abrazó con afecto a Benedicto y permanecieron juntos durante toda
la ceremonia
(RV).- El Santo Padre Francisco comenzó sus actividades públicas esta mañana inaugurando la estatua de San Miguel Arcángel, protector de la Iglesia Universal y patrono del Estado de la Ciudad del Vaticano en la plaza del Gobernatorato. La escultura, que será colocada en un área de los Jardines Vaticanos cerca del Palacio del Gobernatorato, es una obra monumental comisionada por el Presidente emérito de este dicasterio, el Cardenal Giovanni Lajolo, para celebrar al Arcángel Miguel, defensor principal de la fe y custodio universal de la Iglesia.
Su autor es el artista Giuseppe Antonio Lomuscio, ganador del Concurso Internacional convocado por el mismo Gobernatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano, según el juicio autorizado de una Comisión de expertos presidida por el Director de los Museos Vaticanos, el Prof. Antonio Paolucci.
Este monumento, que supera los cinco metros de altura, se configura en un grupo escultórico realizado en bronce con la técnica de la fundición a la cera perdida. El basamento ha sido realizado en travertino romano, ideado también por el artista y caracterizado por la presencia de bajorrelieves en bronce.
Como explicó nuestro Director General, el P. Federico Lombardi, el Santo Padre además de inaugurar este nuevo monumento procedió a la consagración del Estado de la Ciudad del Vaticano a San José y a San Miguel Arcángel. Poco antes del inicio de esta ceremonia llegó el Papa emérito, Benedicto XVI, invitado por el Papa Francisco, quien fue saludado con gran afecto por los presentes y por el personal del Gobernatorato.
Inmediatamente llegó el Papa Francisco quien abrazó con afecto a Benedicto XVI y permanecieron juntos durante toda la ceremonia. Después de un breve saludo del Cardenal Giuseppe Bertello, Presidente del Gobernatorato, y de la intervención del Cardenal Presidente emérito, Giovanni Lajolo, quien ilustró el significado del nuevo monumento y de la fontana dedicada a San José, que fue inaugurada anteriormente, el Santo Padre dirigió unas palabras y sucesivamente rezó dos oraciones de consagración impartiendo, en fin, la bendición apostólica a toda la asamblea.
Entre los presentes se destacan, además de los artistas autores del nuevo monumento (Giuseppe Antonio Lomuscio) y de la fontana (Franco Murer), los benefactores que han sostenido esta realización junto a otros invitados y al personal del Gobernatorato.
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