La Iglesia Católica islandesa es muy pequeña pero crece a grandes pasos
AIN, Madrid.- La Iglesia Católica islandesa es, con sus 10.000 creyentes, pequeña, pero presenta un desarrollo muy dinámico. El Obispo Pierre Bürcher de Reikiavik ha informado a la fundación católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada sobre la vida en la diáspora. Su diócesis abarca más de 100.000 kilómetros cuadrados.
Pierre Bürcher nunca se había tomado de forma tan literal la invitación de Jesús de remar mar adentro y alejarse así de la costa conocida. Llevaba trece años de Obispo Auxiliar en Lausana (Suiza), cuando el Papa Benedicto XVI lo nombró en octubre de 2007 Obispo de Reikiavik. “Nunca antes había estado en Islandia”, confiesa, sonriente, este suizo de 67 años de edad. “Fue toda una sorpresa. Realmente, Dios me hizo remar mar adentro”.
Para él, Islandia es un país de contrastes, pero no solo por el hecho de albergar glaciares y volcanes, o porque en invierno los días duren cuatro horas, mientras que en verano apenas oscurece: la Iglesia Católica es igual de variada. “Tenemos muchas nacionalidades; es una auténtica Iglesia universal”, asegura Mons. Bürcher. Pese a que los católicos representan tan solo una pequeña minoría de un 3% (10.000 creyentes) de entre un total de 320.000 habitantes, la Iglesia es realmente dinámica. Así, en diez años se ha triplicado el número de católicos, y el porcentaje de católicos de la población total es el más alto de los países nórdicos. Además, se celebran diez veces más bautizos que entierros, y cada año son bautizados en la Vigilia Pascual entre cinco y veinte adultos. Finalmente, el número de católicos también aumenta gracias a los inmigrantes, sobre todo, los polacos y filipinos.
No obstante, la vida en la diáspora no es fácil. En Islandia solo hay 17 sacerdotes, y todos menos uno son extranjeros. Además, los católicos viven muy dispersos y, en algunas zonas, los pocos niños católicos solo pueden recibir clases de Religión a través de Internet. Cuando Mons. Bürcher emprende el viaje para confirmar a los jóvenes del país, tiene que tomar el avión, porque las distancias son grandes y las carreteras, difíciles: “Las carreteras no son autovías, y sobre todo en invierno, son peligrosas a causa del hielo. Pero también en verano sopla un fuerte viento que ocasiona accidentes con coches ligeros, a los que desplaza del camino”.
Islandia se ha visto duramente golpeada por la crisis económica: antes, la isla era uno de los países más ricos de la Tierra donde, además, no había desempleo. En cambio, la gente que hace pocos años compraba grandes casas o coches hoy ya no puede pagar los créditos y está endeudada. “Cuando, hace algunos años, las religiosas de la orden de las Misioneras de la Caridad quisieron abrir un comedor para pobres, las autoridades les dijeron que no era necesario, pues no había pobres. Pese a ello, las religiosas de la orden fundada por la Madre Teresa de Calcuta alquilaron un pequeño local al que acudían a diario una veintena de personas para desayunar. Ahora, a raíz de la crisis económica, son hasta setenta las personas que se benefician de esta oferta. Cuentan con muchos voluntarios para este maravilloso apostolado y testimonio de fe”, explica el Obispo. “La experiencia demuestra que el amor es contagioso. Un panadero de la vecindad antes daba el pan del día anterior a un campesino para sus animales; ahora les entrega el pan a las religiosas, porque, según él mismo dice, “ya no puedo dar el pan a los animales”. Pese a todos los problemas surgidos a raíz de la crisis económica, el Obispo observa algunos avances positivos: “Mucha gente está retornando a los verdaderos valores: la sencillez, la familia, el contacto con la naturaleza,... todo esto está cobrando ahora más importancia”.
La Iglesia Católica de Islandia necesita apoyo. Así, por ejemplo, la fundación católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada ha subvencionado laedición del Misal en islandés, y este mismo año, Mons. Bürcher ha podido entregar personalmente un ejemplar al Papa Francisco. La Fundación también ha contribuido a la edición en islandés de la Biblia del Niño Dios habla a sus hijos y el pequeño catecismo Yo creo. Además, Ayuda a la Iglesia Necesitada ha contribuido a la adquisición de vehículos para la pastoralpara sacerdotes y religiosas y a la reconversión de edificios para religiosas. Mons. Bürcher señala: “Cuando aún vivía en Suiza, yo mismo pensaba que la Iglesia Católica islandesa no necesitaba ayuda, pero me habían informado mal. En realidad, no podríamos sobrevivir como Iglesia sin apoyo del extranjero. Por ello, le estamos muy agradecidos a Ayuda a la Iglesia Necesitada”.
Comedor de las Misioneras de la Caridad
Ayuda a la Iglesia Necesitada
No comments:
Post a Comment