Thursday, January 08, 2015

Contemplando y compartiendo la Palabra por Hna. Esther Santana Vega O.P.



I. Contemplamos la Palabra

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4,7-10:

“Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación para nuestros pecados”.

Sal 71,1-2.3-4ab.7-8 R/. Que todos los pueblos de la tierra se postren ante ti, Señor

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R/.

Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre. R/.

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R/.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 6,34-44:

“En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma. Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle: Estamos en despoblado, y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer. Él les replicó: Dadles vosotros de comer. Ellos le preguntaron: ¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer? Él les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Id a ver. Cuando lo averiguaron le dijeron: Cinco, y dos peces.
Él les mandó que hicieran recostarse a la gente sobre la hierba en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de ciento y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces. Los que comieron eran cinco mil hombres”.

II. Compartimos la Palabra

  • 1ª Lectura

La carta de Juan nos describe un programa de vida sencillo de decir y difícil de practicar: amémonos los unos a los otros, porque todos somos nacidos de Dios y Dios es amor. Una vez más, en estos últimos días de la Navidad y primeros del año, se refleja como en un espejo, el modelo del amor de Dios, para que lo imitemos. Nunca mejor que en la Navidad se nos puede recordar el amor de Dios que nos ha enviado a su Hijo querido. Y se nos avisa: «quien no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor».
Si todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios, y, a su vez, el que no ama no ha conocido a Dios, entonces resulta que el amor queda constituido en el medio, que nos acerca y nos adentra en el mundo del «conocimiento de Dios». En la mentalidad bíblica, y en el evangelio, «conocer» no es algo que pertenezca exclusiva ni principalmente al mundo de la cabeza, de la razón, de la mera inteligencia especulativa. Juan lo dice claramente: conoce a Dios quien lo ama. El que ama conoce a Dios. Por tanto el ejercicio de conocimiento de Dios tiene su base en el encuentro experiencial.
¿Creemos de veras en el amor de Dios? ¿Nos dejamos rodear por él, le dejamos que cambie nuestra existencia? ¿Hemos aprendido la lección que él ha querido enseñarnos a través del amor fraterno? Lo que creemos y lo que hemos celebrado no se puede quedar en la teoría: Recordemos en estos días Dios se hace de carne, real, tangible por tanto toda la experiencia del conocimiento y encuentro con Dios nos compromete en nuestra manera de vivir.
  • Evangelio

Con este pasaje inaugura Marcos una nueva sección de su Evangelio. No se trata ya de los primeros pasos apostólicos del rabino Jesús, ni de sus victorias sobre la enfermedad y los demonios, sino de una sección particular, unificada en torno al tema del pan: dos multiplicaciones de panes (Mc 6, 30-44; 8, 1-10), discusiones sobre el sentido de las abluciones antes de comer el pan y sobre la falsa levadura (Mc 7, 1-23; 8, 11-20), discusión con una pagana a propósito de las migajas de pan que solicita, etc. (Mc 7, 24-20). Por eso se suele llamar a esta parte del Evangelio de Marcos la "sección de los panes".
Jesús siente compasión de la gente, se siente tocado por su situación y esto le lleva a “implicarse y complicarse” con ellos. Comienza a enseñarles, pero no sólo se preocupa por su alimento espiritual, sino que también se responsabiliza de ellos, pidiendo a los discípulos “dadles de comer”, eso es llevar su compromiso con ellos hasta el final.
Nutrir, alimentar a la persona en todas las dimensiones de su vida. “No sólo de pan vive el hombre” dirá Jesús en el momento de ser tentado, él es consciente de la doble necesidad para vivir, necesitamos alimentarnos para poder vivir, pero también necesitamos ser instruidos, acompañados y guiados. Esta comida que Jesús ofrece, preludio de la eucaristía, tiene la particularidad de ser una comida compartida, donde cada uno no está preocupado de satisfacer su apetito, sino que Jesús invita a saciarnos y a alimentarnos, pero juntos y compartiendo, nos necesitamos unos a otros.
Si compartimos lo que tenemos, no sólo habrá para todos, sino que incluso sobrará, porque sólo utilizaremos aquello que necesitamos. Orientado a hacer tomar conciencia de que el alimento preparado por Cristo está destinado a otros muchos invitados que no han tomado parte en este banquete. Teniendo la confianza en el Maestro, en aquel que saciará nuestra hambre, no tendremos que atesorar, porque habrá para todos.
Para mí este texto se hace realidad cotidiana, cada vez que en la mesa apenas hay comida para todos pero sin embargo, de repente con un gesto natural de cada uno de los comensales, cada uno se va sirviendo aquello que necesita. Y de repente el milagro del compartir se nos hace tan real, tan sencillo y tan humano. El evangelio se nos va mostrando en lo pequeño y sencillo de la vida.
Me surge la pregunta…¿Cómo vivo este compartir, este no atesorar sino tener en cuenta al que está a mi lado y utilizar solo lo que necesito?

Hna. Esther Santana Vega O.P. 
Congregación Romana de Santo Domingo 
Orden de Predicadores

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