Corrado Lanino es uno de los responsables de la seguridad informática de la Santa Sede
Gana fuerza la hipótesis de que Vallejo Balda haya sido un "víctima útil" para el escándalo
(Jesús Bastante).- La Gendarmería vaticana investiga a Corrado Lanino, experto informático y marido de Francesca Chaouqui, por su posible implicación en el escándalo de filtración de documentos por el que la italiana y el sacerdote español Lucio Vallejo Balda, han sido detenidos e interrogados.
Lanino trabajaba hasta el comienzo del escándalo para la Fundación Santa Lucía de Roma, un organismo dependiente de la Santa Sede, siendo máximo responsable deltercer nivel de seguridad del sistema de comunicaciones vaticanas, conocido como "arcángel Gabriel". El nivel pirateado es el segundo, o "arcángel Rafael", mientras que el máximo nivel -que no se ha tocado- es el "arcángel Miguel".
Ambos, Chaouqui y Lanino, saltaron a la luz pública cuando, hace algo más de un año, posaron en las redes sociales -y en la revista Panorama- a raíz del nombramiento de la italiana como miembro del Cosea, el organismo encargado de la reforma económica vaticana, donde trabajó codo con codo con Vallejo Balda, de quien se hizo íntima, convirtiéndose en imprescindible.
El nombre de la "broker" fue relacionado con el del periodista Gianluiggi Nuzzi, autor de "Su Santidad", el libro que destapó el escándalo Vatileaks y autor de uno de los dos volúmenes, "Via Crucis" (el otro es Emiliano Fittipaldi, con "Avarizia"). En algunos ámbitos vaticanos gana fuerza la hipótesis de que Vallejo Balda haya sido una "víctima útil" para la grabación y filtración de algunos documentos, en especial los referentes directamente al Papa Francisco (cualquiera de los dos tendría acceso a los documentos del organismo económico), y la propia investigación reconoce que el religioso español no tenía conocimientos informáticos suficientes para ningún tipo de "hackeo".
Lo que parece claro es que, tras el descubrimiento de la trama, Vallejo Balda habría implicado directamente a la Chaouqui y que ésta, al no ser personal vaticano -no puede ser arrestada ni juzgada sin una "extradición" por parte de Italia-, decidió volcar toda la responsabilidad en el sacerdote, negando cualquier relación. Más aún: acusándole directamente y afirmando que "intenté pararle".
La colaboración "a posteriori" demostrada por Chaouqui, que ayer mismo fue llamada a declarar de nuevo, sigue los mismos pasos que durante la investigación del caso "Vatileaks": nadie dudó entonces de que el mayordomo Paolo Gabriele fue un cabeza de turco, pero fue al único al que las autoridades vaticanas pudieron juzgar. Cuestión distinta son las motivaciones que llevaron a Vallejo Balda a actuar así, que se conocerán conforme avance la investigación, dilucidando si sólo actuó por despecho, fue engañado o, simplemente, intentó "ayudar" al Papa.
Sea como fuere, lo cierto es que los adelantos de los libros que serán publicados mañana reflejan la lucha del Papa Francisco por luchar contra la corrupción y el despilfarro. En uno de los textos, publicado por Nuzzi, se ve cómo Bergoglio aboga por no pagar si no existen presupuestos previos ni autorización. "Si algo se hace sin presupuesto previo y sin autorización, no se paga (...) ¡Claridad! Esto se hace en las empresas más modestas y tenemos que hacerlo también nosotros", señala el Papa.
En otro momento, el Pontífice urge a estudiar cuidadosamente todos los contratos, pues esconden "muchas trampas", y subraya que "nuestros proveedores deben ser empresas que garanticen la honradez y que propongan el justo precio de mercado para los productos y los servicios. Algunos no garantizan esto".
Por su parte, Fittipaldi revela datos desconocidos sobre los presupuestos en el Vaticano. Así, la Santa Sede tendría propiedades por valor de 4.000 millones de euros, que en su mayor parte no producen beneficios, mientras que Radio Vaticana pierde 26 milloens de euros al año, por otros 5 de L'Osservatore.
En "Avarizia", Fittipaldi desvela una larga conversación con un monseñor vaticano -que hoy todos identifican con Balda- en la que se critica con dureza a George Pell, a quien se llama "sociópata" y que habría gastado medio millón de euros en seis meses. "Debe saber -afirma el texto- que la Santa Sede vendemos gasolina, los cigarrillos y ropa sin impuestos, recaudando 60 millones de dólares al año ".
También se critican los gastos del ático de Bertone y el de otros jerarcas vaticanos, como Domenico Calcagno o Carlo María Viganò, así como la desviación de fondos de la Fundación Bambino Gesú. También, que el Vaticano ha invertido en corporaciones como Exxon o Dow Chemical. Y la lista de documentos sigue, mientras la Gendarmería vaticana continúa investigando.
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