Thursday, July 12, 2007

La participación fue clave en el éxito de Aparecida, afirma Card. Errázuriz

Una relación acerca del trabajo de la Presidencia del CELAM durante el cuatrienio presentó el Arzobispo de Santiago de Chile en la 31ª Asamblea Ordinaria.

Los estatutos del CELAM establecen que las Asambleas del CELAM reciban un informe de las actividades del Consejo episcopal, que les permita evaluar sus servicios y programar el trabajo futuro. En este sentido ofrecemos algunos aspectos del informe presentado por el Presidente saliente, Cardenal Francisco Javier Errázuriz a la asamblea ordinaria del CELAM.

El Cardenal Errázuriz señaló que el tema más importante, que centró casi todas las reflexiones y determinaciones de la Presidencia durante los últimos dos años, fue la preparación y la celebración de la V Conferencia General de nuestro Episcopado. Indicó además que se realizaron unas veinte reuniones de Presidencia, lo que dio un promedio un poco mayor a los períodos previos. También se refirió a las frecuentes reuniones del Presidente con el Secretario General y el Secretario Adjunto para aplicar las líneas de acción aprobadas por la Presidencia, resolver asuntos prácticos y preparar las reuniones de la Presidencia o de otras instancias.

El clima del trabajo en las reuniones de la Presidencia fue un don de Dios, ya que se trabajó con gusto y activamente, sin tensiones ni mutismos, con ánimo de integrar aportaciones y de servir. Siguiendo con su informe, el Cardenal dijo que en este período continuaron, con mucho provecho mutuo, las reuniones anuales con las Presidencias de las Conferencias Episcopales de Estados Unidos y de Canadá. “Ellas profundizan la comunión que creció con la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para América. El intercambio de reflexiones e informaciones profundiza la visión pastoral de las Iglesias del Norte para acoger a los millones de “latinos” que las constituyen y para darles la atención pastoral que esperan, despierta nuestra admiración por las Conferencias Episcopales de Estados Unidos y Canadá, que intervienen ante sus gobiernos para que ellos miren con solidaridad hacia el sur y aprueben políticas positivas a favor de los inmigrantes, y enriquece nuestra propia visión pastoral, al conocer los efectos del avances del secularismo, sus causas y la reacción pastoral de las Iglesias hermanas que enfrentan esa situación”. Después de referirse al espíritu de comunión y colaboración que existe entre el CELAM y los organismos de la Santa Sede, y agradecer los esfuerzos del poco personal con que cuenta el secretariado general, el resto del informe del ex Presidente del CELAM se centro en los preparativos y desarrollo de la V Conferencia General.

El Cardenal Errázuriz indicó como una de las claves del éxito de Aparecida el que la preparación de la Conferencia fue ampliamente participativa, mediante la oración, la reflexión y la aplicación de su temario a la vida. “Sobre todo las comunidades de laicos valoraron mucho la consulta que hicieron los obispos, y la voluntad de recibir y acoger las contribuciones de su participación en la V Conferencia General. Por eso muchos fieles acompañaron el día a día de nuestra oración y de nuestro trabajo en Aparecida mediante el portal electrónico de la Conferencia y a través de diversos canales de televisión. Nuestra página web fue visitada por unas 100.000 personas cada día, y fueron innumerables los católicos que desde sus casas rezaban laudes con nosotros cada mañana, y que seguían las intervenciones y nuestras Eucaristías. El trabajo de nuestros comunicadores fue eficiente y muy bien llevado”.

“Pero la comunión y participación tuvieron además otra dimensión gozosa” – continuó diciendo el Cardenal Errázuirz”. “Los laicos, los sacerdotes diocesanos, los diáconos permanentes, los religiosos y las religiosas que fueron invitados a Aparecida tuvieron una profunda experiencia de sus pastores como hermanos y amigos, sin que ello eclipsara en absoluto su misión de padres y pastores en el nombre del Buen Pastor”.

Por eso señaló que el espíritu de comunión con el Santo Padre y con sus colaboradores más cercanos marcó toda la preparación y la celebración. De allí que la gratitud se dirige, en primer lugar, a los dos Sumos Pontífices que acompañaron y orientaron el trabajo preparatorio y la misma celebración de la V Conferencia General. Con su interés, su aprecio, su sabiduría, sus oportunas decisiones y su magisterio nos estimularon a realizar el trabajo encomendado, dijo el Cardenal Errázuriz. En diferentes relatos del tiempo preparatorios se hace mención explícita de cada una de sus intervenciones.

En su informe el Cardenal recordó algunas de esas intervenciones: la respuesta decisiva de Su Santidad Juan Pablo II a la petición de celebrar una V Conferencia General del episcopado, con las memorables palabras, ya citadas: “Mantenete la vostra forma!”. La decisión de Su Santidad Benedicto XVI, confiando en el apoyo que Dios le daría, de inaugurar la Asamblea “junto al santuario mariano de Aparecida en Brasil”, y la profundidad que dio a la misión de la Iglesia al servicio de la sociedad, al resolver que estamos llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos “en Él” tengan vida, es decir, vida nueva en Cristo. Agregaron un nuevo motivo de profunda gratitud sus homilías y discursos durante las diversas etapas de su peregrinación a Aparecida, particularmente el discurso inaugural de la Asamblea, en el cual unió magistralmente su enseñanza, llena de verdad evangélica, con la cual confirmaba e iluminaba nuestra fe, con su trato cordial, colmado de cercana fraternidad y de esperanza. Asimismo le agradeció de corazón el tríptico que dejó, y que ayudó a seguir día a día los caminos del discípulo enviado a ser misionero, y ofreció de esta manera una imagen que puede ser de gran utilidad en la misión continental.

Siguiendo con su informe a la asamblea, el Cardenal Errazúriz dijo que hacer memoria de Aparecida es peregrinar en silencio, con mucho asombro, a su impresionante santuario, admirar la labor pastoral y la acogida de la Arquidiócesis y de su Arzobispo, el ardor pastoral de los padres redentoristas, como también de los agentes pastorales que se han consagrado al servicio del amor de la Sma. Virgen a su pueblo y de la confianza que éste deposita en ella; es maravillarse del espíritu alegre y servicial de los voluntarios, y de la fe, el amor y la esperanza, los gestos y el canto de los incontables peregrinos del “povo de Deus”.

Hacer memoria de Aparecida es también sumergirse nuevamente en el canto del coro del santuario, recordar la piedad de los seminaristas, y sobre todo la belleza de las significativas celebraciones litúrgicas y del rezo comunitario de las vísperas, el valioso libro de las celebraciones litúrgicas, obra de dom Geraldo Lyrio Rocha y del equipo litúrgico, y las inspiradas homilías, que profundizaban el valor del encargo que habíamos recibido de Dios y la esperanza de su Pueblo. Aparecida fue una hora de gracias de nuestra propia vocación de discípulos de Jesucristo. Para finalizar, el Cardenal señaló que Aparecida es significativa también lo fue por la riqueza de las orientaciones pastorales que se formularon, después de recoger las mejores experiencias de nuestras iglesias particulares y de hacer un profundo discernimiento de la voz del tiempo, para encontrar la voz de Dios. Así surgió ese acorde fundamental de nuestras reflexiones: ante los grandes desafíos y las grandes amenazas, los grandes sueños y las grandes dificultades, no reaccionaremos con temor ni con agresividad, sino con “la alegría de ser cristianos”, con un corazón lleno de gratitud por los dones de Dios, a partir de la presencia de Cristo entre nosotros, Evangelio vivo del Padre, Esperanza y Vida de nuestros pueblos, del amor entrañable a la Sma. Virgen en nuestros países, y del sustrato católico de nuestra cultura.

Fuente: CELAM La Habana, 12/07/2007

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