RD/Afp).- Los integristas de la Fraternidad sacerdotal San Pío X ordenarán el lunes en Suiza, sede de su seminario principal, a ocho nuevos sacerdotes y a diez diáconos, según su tradición, pese a que el Vaticano considera que esa ceremonia es "ilegítima".
La Fraternidad Sacerdotal San Pío X, fundada en 1970 por el francés monseñor Marcel Lefebvre, fallecido en 1991, que rechazaba las decisiones del Concilio Vaticano II, celebra esta cerebmonia de ordenación cada año el 29 de junio. En esta ocasión, el contexto será un poco diferente pues el Papa propuso la apertura de discusiones con miras a una reconciliación.
La Fraternidad está al margen de la Iglesia católica de Roma desde que monseñor Lefebvre ordenó a cuatro obispos en 1988 sin acuerdo del Vaticano.
Los cuatro fueron excomulgados, pero el 21 de enero pasado el papa Benedicto XVI levantó la excomunión de los obispos ultraconservadores, entre éstos el británico Richard Williamson, que negó el Holocausto en una entrevista a un canal de televisión desde Argentina, desatando una ola de protestas dentro y fuera de la Iglesia católica.
Los obispos beneficiados por la decisión papal eran, además de Williamson, el suizo Bernard Fellay, sucesor de Lefebvre, el francés Bernard Tissier de Mallerais y el hispano-argentino Alfonso de Galaretta.
Días después, para aplacar los ánimos, Benedicto XVI pidió en una carta a los obispos de todo el mundo que acabaran con las críticas y que no favorecieran la división, y dijo que "mientras los asuntos referidos a la doctrina no sean aclarados, la Fraternidad no tiene ningún estatuto canónico en la Iglesia y sus ministros, aún si fueron liberados de la punición eclesiástica, no ejercen de forma legítima ningún ministerio en la Iglesia".
Monseñor Fellay agradeció al Papa por haber levantado las excomuniones pero precisó que admitía los concilios "hasta el Vaticano I" (1869-70) y que tenía "reservas" sobre el Concilio Vaticano II (1962-65) que defiende el diálogo interreligioso y la libertad religiosa.
Ambas partes admitieron el principio de discusiones teológicas aunque todavía no comenzaron. El Vaticano debería publicar un motu proprio (decreto papal) confiando la organización de ese diálogo a la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Tras las excomuniones, fue la comisión Ecclesia Dei la encargada de hacer que los integristas volvieran a la égida de la Iglesia.
La jubilación de su responsable, el cardenal colombiano Dario Castrillón Hoyos, que el 4 de julio cumplirá 80 años, el límite de edad, podría significar el fin de dicha comisión, creada en 1988 por el entonces papa Juan Pablo II para reabsorber el cisma lefebvrista.
Fue el cardenal colombiano quien propuso al Papa el levantamiento de la excomunión de los obispos en cuestión.
El Vaticano indicó que los 15 cardenales de la Congregación para la Doctrina de la Fe comenzaron a trabajar para definir el marco de las discusiones.
El diálogo parece bastante difícil entre Roma, que respeta el Concilio Vaticano II y los integristas que rechazan el ecumenismo, la apertura al mundo y la colegiatura en el seno de la Iglesia católica.
Los integristas reivindican la misa en latín, que justamente hace casi dos años autorizó el papa Benedicto XVI.
Pese a la reacción del Vaticano, el lunes, la Fraternidad San Pío X ordenará a ocho nuevos sacerdotes (siete franceses y un belga) y a diez diáconos (nueve franceses y un suizo) en Econe (Suiza), como lo hace cada año el 29 de junio, en ocasión de la fiesta de San Pedro y San Pablo.
La semana pasada el Vaticano declaró "ilegítima" la ordenación de estos ocho sacerdotes integristas, tras la cual la Fraternidad contará con 510 sacerdotes con una media de edad de 40 años.
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