«Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.»
Mt 5, 8
Y es que, aunque parezca que el mundo se para en exámenes, o ante mis urgencias, el mundo sigue. Siguen las inquietudes y las risas. Sigue el amor y su búsqueda. Siguen estando mis padres, mis hermanos, mis amigos… También ellos me necesitan. Sigue la vida de tantas personas que construyen, desde su entrega, o gritan, desde sus heridas. Sigue la fe, buscando que el evangelio sea real. Sigue todo.
Quizás, en este tiempo, toca vivirlo de otra manera. Pero sin olvidarlo. Sigues Tú, Señor, acogiendo y enviando, recordándome que, sobre todo, y hasta en este tiempo de exámenes, el Amor es lo importante.
¿Qué es lo que nunca querría olvidar?
¿Cuáles son los verdaderos “dramas” de nuestro mundo?
pastoralsj
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